El Mensaje de Acuario
EL MENSAJE DE ACUARIO
Samael Aun Weor
SEGUNDA EDICIÓN
BOGOTA – COLOMBIA
ENERO DE 1969
PROLOGO
La ciencia gnóstica estudia el organismo humano en todos sus aspectos, físico, vital, astral, mental, voluntad del alma y el espíritu. Además nos indica que con nuestra propia simiente fortalecemos esos cuerpos que son totalmente desconocidos para la ciencia materialista. Nuestro cuerpo físico es conocido en lenguaje oculto y en los diez Sephirotes con el nombre de MALCHUTH y a él se refiere la letra IOD que se escribe como una pequeña coma en los textos sagrados como la Biblia, el pentagrama esotérico y otros.
En estos estudios usando únicamente nuestro cuerpo físico como medio experimental de inmediato nos damos cuenta que existen leyes de la naturaleza que nos permiten aprovecharla y por consiguiente obtenemos beneficios incalculables porque la vida nos retribuye según como sepamos usar sus leyes, entonces la esfinge del misterio nos ayuda para saber comprenderla y usarla. “SE RECOGE DE LO MISMO QUE SE SIEMBRA”. “SE BENEFICIA MÁS EL QUE MEJOR SIRVE”. “EL QUE DA RECIBE y ENTRE MÁS DA MÁS RECIBE”. Son leyes inmutables.
En esta obra vamos a estudiar al Sephirote MALCHUTH o CUERPO FÍSICO a través de la ciencia SEXUAL comprobada por la sabiduría bíblica.
Si el discípulo quiere progresar en la senda de las purificaciones debe leer las obras del Maestro SAMAEL AUN WEOR y ponerlas en práctica, que no se complique su vida oyendo a unos y otros porque cada cual es cada cual y el modo de ver y sentir de cada persona es diferente, aquí tenemos que simplificarnos, no complicarnos.
La castidad es indispensable, la FORNICACIÓN es del MUNDO DE AFUERA. EL MUNDO NO QUIERE TRATO CON QUIENES SE APARTEN DE ÉL. A nuestros rituales pueden asistir los estudiantes aceptados, hombres o mujeres, caídos o levantados en sus reglas, etc., lo que no deben es ritualizar sin el hombre ni la Isis.
Es conveniente que el lector lea y relea el capítulo 15 de Levítico dedicado al tremendo vicio de la FORNICACIÓN, y así evitar perder su simiente por los consejos del mundo.
Tened mucho cuidado con los que se dicen videntes y divulgan lo que ven, ellos generalmente terminan separándose de la gnosis para luego buscar secuaces y vivir de ellos. Esos juraron guardar silencio y no supieron guardarlo.
Cuando la pareja es casta y transmuta sus energías sexuales subiéndolas por la espina dorsal hasta el corazón, son vigilados por un Ángel de luz con la flamígera (antorcha} en su diestra para lanzar del paraíso a los que quebrantan el mandato o mandamiento, eso se cumplió ayer, hoy y siempre.
Las poluciones son debilidades que hay que corregir, generalmente obedecen a la falta de castidad en pensamiento, palabra u obra, a la falta de resistencia ante la Insinuación de la mujer externa o interna, de todo ello hay que cuidarse si queremos ir hacia adelante. Cuando hay enfermedad se cura con plantas que conocen nuestros botánicos.
A los novatos de esta ciencia los asustan nuestros detractores diciéndoles que el maestro SAMAEL AUN WEOR está muy enfermo o que ya murió y majaderías por el estilo y que DOCTRINARIAMENTE NO PUEDEN COMBATIRLO, al lector solo le indicamos leer y poner en práctica las obras que ÉL ha lanzado y no gastar su tiempo oyendo lo que dicen esos tontos.
Al casto el cielo lo ayuda si tiene suficiente capacidad para encararse al mal, no se deje Ud. asustar por los naturales obstáculos de la senda, hágase fuerte vea que el débil no hace sino debilidades.
Los libros negros que hablan sobre el sexo se venden libremente tanto en librerías como en puestos de libreros, Son libros ASQUEANTES QUE INDICAN LA FORNICACIÓN EN TODOS LOS COLORES y MATICES, los que no aceptan por nada, ni por nadie son los QUE HABLAN MAL DE LA FORNICACIÓN como los nuestros. Encontramos mucha confusión por parte de los lectores de las obras en no saber como se describen los círculos de cierre, éstos van de izquierda a derecha como giran las manecillas del reloj. Cuando se hace a una planta en el suelo se hace de derecha a izquierda para que sea de izquierda derecha de la planta.
Lo bueno siempre tendrá enemigo y lo malo seguidores, lo falso lo aceptan con agrado y la verdad ni con testigos.
El bien es constructivo, el mal es destructivo y las gentes buscan la menos resistencia. TU ERES EL ARTÍFICE DE TU DESTINO, HAZLO CON LAS FUERZAS DEL BIEN Y CAMBIARAS LA VIDA, CONÓCETE A TI MISMO Y CONOCERÁS EL UNIVERSO.
S.S.S.
JULIO MEDINA VIZCAÍNO
PREFACIO DEL AUTOR
En nombre de la verdad, nosotros los HERMANOS DEL TEMPLO, damos gracias infinitas al Hermano Manuel S. Sánchez y en general a toda la Hermandad del SANTUARIO de BARQUISIMETO por haber impreso esta obra. Este SANTUARIO se LLAMARA DESDE AHORA, SANTUARIO MAITREYA, por sus servicios prestados al CRISTO CÓSMICO y a LA GRAN HUMANIDAD DOLIENTE, EL SANTUARIO MAITREYA esta cumpliendo una gigantesca misión universal.
Damos también gracias al Hermano RAMÓN FLOREZ DERMA por su trabajo técnico-bíblico y en general a todos aquellos que en una u otra forma se preocuparon por el triunfo de esta obra.
Llamamos a todas las religiones, escuelas, sectas, órdenes, logias, etc., para formar el Ejército de Salvación Mundial.
Invitamos a todas las personas de buena voluntad a engrosar las filas del A.G.L.A. No estamos contra nadie ni contra la religión o escuela de nadie. Consideramos a todas las religiones, escuelas y sectas, como perlas preciosas engarzadas en el hilo de oro de la DIVINIDAD. NO ATACAMOS A NADIE, NO ODIAMOS A NADIE, NO COMBATIMOS A NADIE.
ACLARAMOS LA DOCTRINA SECRETA DE NUESTRO ADORABLE SALVADOR. Amamos intensamente a la pobre humanidad doliente. Advertimos a la humanidad de la tierra, la hora apocalíptica en que nos hallamos. Descorremos el velo de El Apocalipsis.
Este es un libro terriblemente divino. Con este libro tendrán los seres humanos que definirse por ÁNGELES O DEMONIOS, ÁGUILAS O REPTILES.
Los tiempos del fin han llegado y estamos en ellos. Aquellos que suponen los tiempos del fin para un porvenir remotísimo están equivocadísimos. Los hechos hablan por sí solos. Los pavorosos cataclismos que azotaron a Chile recientemente y que causaron tremendos daños al Japón; los terribles terremotos ocurridos en distintos lugares del mundo; las enfermedades desconocidas que están apareciendo ahora y que la ciencia médica no puede curar; los odios a muerte; Las bombas atómicas, etc., están demostrándonos en forma evidente que los tiempos del fin ya llegaron.
EL MOVIMIENTO GNÓSTICO MUNDIAL, LA ACCIÓN LIBERTADORA AMERICANA DEL SUR, Y EL SIVANANDA ARYAVARTA ASHRAMA, ESTÁN EN PIE, LUCHANDO POR LA NUEVA ERA ACUARIA. EL TRIÁNGULO ALAS, GNOSIS, SIVANANDA ARYAVARTA ASHRAMA, luchan por la nueva era.
La hora tremenda ha llegado y no podemos permanecer indiferentes.
Pronto estallará la guerra atómica y habrá en todos los rincones de la tierra cosas terribles. La hora apocalíptica ha llegado. ¡Ay!, ¡Ay!, ¡Ay!, de los moradores de la tierra.
Agosto 17 de 1960.
CIUDAD DE MÉXICO
INTRODUCCIÓN
Enseñanzas secretas del Divino Rabí de Galilea
El cuatro de febrero del año mil novecientos sesenta y dos, entre las dos y tres de la tarde se iniciará la Nueva Era Acuaria.
Muchas escuelas están esperando la Nueva Era. Este libro es el Mensaje de la Nueva Era Acuaria. Sorprenderá a muchos estudiantes esoteristas el anuncio de cataclismos espantosos para la Era Acuaria.
Ciertamente el yo, el mí mismo, el ego reencarnante quiere comodidades, anhela una era de seguridades, una era que le ofrezca lo que no le estorbe. Una era sensual, cómoda, sin guerras, odios ni problemas.
Es urgente saber que la vida ha iniciado su retorno hacia la Gran Luz. Esto significa catástrofe. La tierra pasará por un proceso de desintegración y reintegración planetaria. Acuario trae terribles cataclismos.
Todo lo que está escrito en el Apocalipsis es para los tiempos del fin. Tenemos que informar a la humanidad que los tiempos del fin ya llegaron.
El Apocalipsis es el Mensaje de la Nueva Era. Nosotros hemos estudiado los versículos apocalípticos en los mundos superiores.
En este libro declaramos el resultado de nuestras investigaciones.
Mucho se ha hablado y escrito sobre el Apocalipsis. Empero todo lo que se ha hecho es especular intelectualmente y repetir lo que supuestas autoridades han afirmado. Eso es todo.
El presente trabajo es el resultado de tremendas investigaciones esotéricas realizadas pacientemente por nosotros, en los mundos superiores.
Hemos hallado el Apocalipsis dividido en tres partes: La Primera la hemos titulado “EL HIJO DEL HOMBRE”; la Segunda lleva por título “EL LIBRO SELLADO”; y la Tercera ha quedado titulada “LA NUEVA JERUSALEM”.
La primera parte Enseña la senda del filo de la navaja. La segunda versa sobre los tiempos del fin. La tercera nos informa la tierra futura.
Este es un libro de cristificación práctica. Este es un libro de esoterismo trascendental y absolutamente practico.
En este libro no teorizamos. Esta es una obra ciento por ciento práctica. Muchos estudiantes anhelan cristificarse pero no saben por dónde empezar. Desconocen la clave, el secreto.
En este libro le regalamos al estudiante la clave, el secreto, la llave. Aquí la tenéis sedientos amantes de la Verdad. Ahora, practicad.
No estáis solos. Nosotros os amamos profundamente y cuando estéis hollando la senda del filo de la navaja, estaréis asistidos por nosotros los hermanos del templo.
El A.G.L.A (Acción Gnóstica Libertadora de Amerindia), está constituido por el triángulo Alas-Gnosis-Sivananda Aryavarta Ashrama.
Son tres poderosos movimientos unidos que propagan por el mundo entero el esoterismo gnóstico de nuestro Adorable Salvador del mundo.
Todos aquellos que después de leer este libro quieran ingresar al A.G.L.A, deben escribirnos. Ninguna carta quedará sin respuesta.
El A.G.L.A cuenta con millones de personas en el Occidente y el Oriente. El A.G.L.A es el Ejército de Salvación Mundial.
El Jefe Supremo del A.G.L.A es el Cristo Jesús.
Sabed, hermanos gnósticos, que Jesús el Cristo está vivo.
El Cristo-Jesús resucitó al tercer día con su cuerpo de carne y hueso, y todavía vive con ese cuerpo de carne y hueso en el Shambala.
El país secreto del Shambala se halla en el Tibet oriental. Allí el Maestro tiene su Templo. Con él viven muchos otros maestros que también resucitaron y conservan sus cuerpos desde edades antiquísimas.
El Maestro Adorable, JESÚS EL CRISTO, ha estado muy activo y ha trabajado intensamente ayudando a la pobre humanidad doliente, Él es el Jefe del Movimiento Gnóstico. Él es el Supremo Jerarca del A.G.L.A.
Aunque parezca increíble, el Adorable Salvador del mundo, estuvo trabajando como enfermero en los campos de batalla, durante la primera y segunda guerra mundial.
Vamos a transcribir el conmovedor relato de Don Mario Rosso de Luna, el insigne escritor teosófico. Este relato lo encontramos en «El Libro que Mata a la Muerte o Libro De los Jinas», obra formidable de Don Mario. Veamos:
Extrañas narraciones llegaban a nosotros en las trincheras. A lo largo de la línea de trescientas millas que hay desde Suiza hasta el mar, corrían ciertos rumores, cuyo origen y veracidad ignorábamos nosotros. Iban y venían con rapidez, y recuerdo el momento en que mi compañero Jorge Casay, dirigiéndome una mirada extraña con sus ojos azules, me preguntó si yo había visto al amigo de los heridos, y entonces me refirió lo que sabía respecto al particular. Me dijo que, después de muchos violentos combates, se había visto un hombre vestido de blanco inclinándose sobre los heridos. Las balas lo cercaban, las granadas caían a su alrededor, pero nada tenia poder para tocarle. Él era un héroe superior a todos los héroes, o algo más grande todavía. Esté misterioso personaje, a quien los franceses llaman “el camarada vestido de blanco”, parecía estar en todas partes a la vez: en Nancy, en la, Argona, en Soissons, en Iprés; en dondequiera, que hubiese hombres hablando de él con voz apagada. Algunos, sin embargo, sonreían diciendo que las trincheras hacían efecto en los nervios de los hombres. Yo, que con frecuencia era descuidado en mi conversación, exclamaba que para creer tenía que ver, y que necesitaba la ayuda de un cuchillo germánico que me hiciera, caer en tierra, herido. Al día siguiente los acontecimientos se sucedieron con gran viveza en este pedazo del frente. Nuestros grandes cañones rugieron desde el amanecer hasta la noche, y comenzaron de nuevo a la mañana. Al medio día recibimos orden de tomar las trincheras de nuestro frente. Estas se hallaban a doscientas yardas de nosotros y no bien habíamos partido, comprendimos que nuestros gruesos cañones habían fallado en la preparación. Se necesitaba un corazón de acero para marchar adelante pero ningún hombre vaciló. Habíamos avanzado ciento cincuenta yardas cuando comprendimos que íbamos mal. Nuestro capitán nos ordenó ponernos a cubierto, entonces precisamente fui herido en ambas piernas. Por misericordia divina caí dentro de un hoyo. Supongo que me desvanecí, porque cuando abrí los ojos me encontré solo. Mi dolor era horrible; pero no me atrevía a moverme porque los alemanes no me viesen, pues estaba a cincuenta yardas de distancia, y no esperaba a que se apiadasen de mí. Sentí alegría cuando comenzó a anochecer. Había junto a mí algunos hombres que se habrían considerado en peligro en la oscuridad, si hubiesen pensado que un camarada estaba vivo todavía. Cayó la noche, y bien pronto oí unas pisadas no furtivas, sino firmes y reposadas, como si ni la oscuridad ni la muerte pudiesen alterar el sosiego de aquellos pies. Tan lejos estaba yo de sospechar quién fuese el que se acercaba, que aunque percibí la claridad de los blancos en la oscuridad, me figuré que era, algún labriego en camisa, y hasta se me ocurrió si sería una mujer demente. Mas de improviso, con un ligero estremecimiento, que no sé si fue de alegría o de terror, caí en la cuenta que se trataba del “camarada vestido de blanco”, y en aquel mismo instante los fusiles alemanes comenzaron a disparar. Las balas podían apenas errar tal blanco, pues él levantó sus brazos como en súplica, y luego los retrajo, permaneciendo al modo de una de esas cruces que tan frecuentemente se ven en las orillas de los caminos de Francia. Entonces habló; sus palabras parecían familiares; pero todo lo que yo recuerdo fue el principio: “Sí, tú has conocido”… Y el fin: “Pero ahora ellos están ocultos a tus ojos”…
Entonces se inclinó, me cogió en sus brazos (a, mí que soy el hombre más corpulento de mi Regimiento), y me transportó como a un niño. Supongo que me quedé dormido, porque cuando desperté, este sentimiento se había disipado. Yo era un hombre y deseaba saber lo que podía hacer por mi amigo para ayudarle y servirle. Él estaba mirando hacia el arroyo, y sus manos estaban juntas, como si orase; y entonces vi que él también estaba herido. Creí ver como una herida desgarrada en su mano, y conforme oraba, se formó una gota de sangre que cayó a tierra. Lancé un grito sin poderlo remediar, porque aquella herida me pareció más horrorosa que las que yo había visto en esta amarga guerra.
Estáis herido también (dije con timidez) Quizá me oyó, quizá lo adivinó en mi semblante; Pero contestó gentilmente: “Esa es una antigua herida, pero me ha molestado hace poco”. Y entonces noté con pena que la misma cruel marca aparecía en su pie. Os causará admiración el que yo no hubiese caído antes en la cuenta; yo mismo me admiré. Pero tan sólo cuando yo vi su pie, le conocí: “EL CRISTO VIVO”. Yo se lo había oído decir al Capellán unas semanas antes pero ahora comprendí que él había venido hacia mí (hacia mí, que le había distanciado de mi vida en la ardiente fiebre de mi juventud) Yo ansiaba hablarle y darle las gracias; pero me faltaban las palabras. Y entonces él se levantó y me dijo: “Quédate aquí hoy junto al agua; yo vendré por ti mañana; tengo alguna labor para que hagas por mí”. En un momento se marchó; y mientras lo espero, escribo esto para no perder la memoria de ello. Me siento débil y solo, y mi dolor aumenta; pero tengo su promesa; yo sé que él ha de venir mañana por mí.
Hasta aquí el relato de un soldado, trascrito por Don Mario Rosso de Luna en «El Libro que Mata a la Muerte». Este hecho concreto está demostrando hasta la saciedad que Jesús vive todavía con el mismo cuerpo físico que usó en la Tierra Santa.
Aquí en este libro hemos entregado la clave de la resurrección.
Hemos rasgado el velo del Santuario. Hemos entregado a la pobre humanidad doliente la doctrina secreta del Adorable, con siete sellos en el Apocalipsis.
El Mensaje de Acuario es un Libro de Poderes terriblemente divinos.
Aquí están todos los secretos, aquí están todas las claves de la cristificación.
Aquí está escrita la Doctrina que el Adorable Enseñó en secreto a sus humildes discípulos.
El Adorable permanecerá con nosotros hasta la consumación de los siglos.
Esta es su Doctrina. Aquí la tenéis. Estudiadla y practicadla.
PAZ INVERENCIAL
SAMAEL AUN WEOR
BUDHA MAITREYA KALKI AVATARA DE LA NUEVA ERA ACUARIA
PRIMERA PARTE
EL HIJO DEL HOMBRE
“NOS AUTEM GLORIARI OPORTET IN CRUCE DOMINI NOSTRI JESU-CHRISTI”
CAPÍTULO I
EL HIJO DEL HOMBRE
“Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guarda las cosas en ella escritas: porque el tiempo está cerca” (Apocalipsis 1:3).
Hijo del Hombre: Revélanos lo oculto. Cada sinfonía deliciosa del cosmos inefable, cada nota, cada melodía escondida tiernamente entre el encanto purísimo de las fragantes rosas exquisitas de los jardines del nirvana, es la viva encarnación de tu palabra.
¡Los tiempos del fin han llegado! “He aquí que viene con las nubes (el Bienamado) y realmente todo ojo le verá y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán sobre él. Así sea. Amén” (Ap. 1: 7).
¡Ya viene el Adorable!, El que tanto ha sangrado por nosotros… ¡Ya se acerca el Bendito!, viene como una madre que angustiada busca a sus hijitos…
Escuchad hombres y dioses: en el misterio de cada onda profunda, se acerca el Adorable… Aquél que nos hace reyes y sacerdotes para Dios y su Padre. La brisa vespertina nos trae orquestaciones a veces tan dulces como el arrullo de una madre. A veces tan severas como el rayo que terrible centellea entre la tempestad catastrófica del furioso océano apocalíptico.
En la profundidad inefable y deliciosa del Santuario, habla el Bienamado con voz de Paraíso, y dice cosas sublimes: “Yo Soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso” (Ap. 1: 8).
Un rayo terrible relampaguea entre el terciopelo azul de la noche estrellada… ¡Es el Hijo del Hombre! Del rayo divino dimana el íntimo. Resuena el coro de los santos, cantan tiernamente las vírgenes del nirvana. Ellas se conmueven cuando el rayo penetra en el alma de algún hombre santo.
El rayo inefable entra en el alma y se transforma en ella. Él se transforma en ella y ella en él. Lo divino se humaniza y lo humano se diviniza. ¡Estas son las nupcias eternas del alma y del cordero pascual!
De estas bodas de Alkimia de esta mezcla de amor y paz, resulta eso que llamamos el Hijo del Hombre. Él es el resplandeciente y luminoso Yo Soy. Nuestro resplandeciente Dragón de Sabiduría. Él es el rico tesoro que nos trajo el Adorable.
Él es el Hombre-Sol, Ormuz, Osiris. Vishnú, Chur, El Cordero; el hombre del tiempo y del río cantado por Daniel.
El es Alfa y Omega, el primero y el postrero, que es y que era y que ha de venir. Él es el Amado Eterno. El Anciano de los Días.
El Señor de toda adoración, quiere morar en el fondo de cada alma. Él es el óleo de la mirra y el collado del incienso. Él es el Adorable y el Adorador.
La expresión “yo soy” debe traducirse así: “soy el Ser”. Realmente el Bienamado es el Ser de nuestro Ser, que es y que era y que ha de venir. Tenemos un tabernáculo precioso (el cuerpo físico), un alma angustiada y un espíritu (el íntimo). Esta tríada humana emanó de aquel rayo terriblemente divino que hace resonar su campanada, entre el espacio infinito, cuando nosotros venimos al mundo.
Cada hombre tiene su rayo particular que resplandece, con toda la potencia de su gloria, en el mundo de los dioses inefables. Ese Rayo de la Aurora, es el Ser de nuestro Ser. Es el Cristo interno de cada hombre. Es la Corona Sephirótica de los cabalistas, la Corona de la Vida: “Sé fiel hasta la muerte (dice el Bendito), y yo te daré la Corona de la Vida” (Ap. 2: 10).
Al que sabe, la palabra da poder. Nadie la pronunció. Nadie la pronunciará sino aquél que lo tiene Encarnado.
Al banquete del cordero pascual asisten los convidados. En la mesa de los ángeles resplandecen de gloria aquellos que lo tienen encarnado. El rostro del Bienamado es como un relámpago.
Cristo es el Ejército de la Voz. Cristo es el Verbo. En el mundo del Adorable Eterno, no existen ni la personalidad ni la individualidad, ni el yo. En el Señor de Suprema Adoración todos somos uno. Cuando el Bienamado se transforma en el alma, cuando el alma se transforma en el Bienamado, entonces de esta mezcla inefable -divina y humana- nace eso que nosotros llamamos el Hijo del Hombre.
Aquel Gran Señor de la Luz, siendo el Hijo del Dios Vivo, se convierte en el Hijo del Hombre cuando se transforma en el alma humana. El Hombre-Sol es el último resultado de todas nuestras purificaciones y amarguras. El Hombre-Sol es divino y humano. El Hijo del Hombre es el último resultado del hombre; el hijo de nuestros sufrimientos; el solemne Misterio de la sustanciación.
Cristo es el Logos Solar (Unidad Múltiple Perfecta). Cristo es el Gran Aliento Eterno, profundo, insondable, emanado de entre las entrañas inefables del Absoluto.
Cristo es nuestro incesante hálito eterno, para sí mismo profundamente ignoto… Nuestro divino Augoides.
Cristo es aquel rayo purísimo, inefable y terriblemente divino que resplandeció como un relámpago en el rostro de Moisés… allá, entre el solemne Misterio del Monte Nebo.
Cristo no es la Mónada. Cristo no es el septenario teosófico. Cristo no es el Jivan-Atman. Cristo es el rayo que nos une al Absoluto. Cristo es el Sol Central.
En el Oriente Cristo es KwanYin (la Voz Melodiosa), Avalokistesvara, Vishnú.
Entre los egipcios Cristo es Osiris, y todo aquel que lo encarnaba era un Osirificado.
Cristo es el hilo átmico de los indostaníes.
El Hijo del Hombre resplandece con toda la potencia de su gloria, en el solemne banquete del Cordero Pascual.
CAPÍTULO II:
EL PRIMOGÉNITO DE LOS MUERTOS
Jesucristo es el testigo fiel y el primogénito de los muertos y príncipe de los reyes de la tierra, porque él venció a la muerte. “Él nos amó, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre sacratísima de Mártir Adorable” (Ap. 1: 5).
El Bendito tiene el maravilloso elixir de larga vida. El regalo de Cupido es una gracia del Altísimo. Los santos maestros de la Muralla Guardiana tienen el maravilloso elixir. Cuando un maestro de compasión renuncia a la dicha inefable del nirvana, por amor a la pobre humanidad doliente, tiene derecho a pedir el regalo de Cupido.
Este elixir de larga vida, es un gas que queda depositado en el fondo vital del organismo humano. Entonces el iniciado clama con gran voz, diciendo: ¡Oh muerte! ¡Huye delante de mis pasos hasta la consumación los siglos! ¡Tú serás mi esclava y yo seré tu señor!
Es sublime la gloria de los grandes misterios y van pasando por nuestro jardín interno y delicado, las sublimes imágenes de todos los Osirificados, entre una luz difusa de oro y de violeta.
Las pruebas funerales del arcano 13 se desenvuelven como una ópera profunda en los grandes misterios arcaicos.
De entre las viejas sepulturas de los antiguos tiempos se levantaron los austeros hierofantes de los grandes misterios.
En la noche aterradora de los siglos, las viejas óperas del arcano 13 resonaban con sus inefables melodías entre las cavernas subterráneas de la tierra.
Conservar el cuerpo joven durante millones de años, y no morir jamás, fue siempre el mayor anhelo de los grandes maestros de la Alkimia.
Nosotros decimos: Mejor es la ancianidad eterna. Un anciano venerable, con el regalo de Cupido está siempre liberado del peligro de caer.
Aquellos que reciben el elixir de larga vida mueren, pero no mueren. El Señor de toda compasión recibió el maravilloso elixir de larga vida; y su cuerpo fue embalsamado para la muerte.
Al tercer día, el Maestro de Suprema Compasión llegóse ante el santo sepulcro, y clamó con gran voz invocando a su cuerpo. Junto con Él estaban los ángeles de la muerte y las santas mujeres.
Ehecatl, Señor del Movimiento, entrando en el santo sepulcro dijo con voz de paraíso: ¡Jesús: levántate con tu cuerpo de entre tu tumba! Ehecatl, ángel del movimiento cósmico, indujo en el cuerpo de Jesús, actividad y movimiento.
Al levantarse el cuerpo, penetró dentro de los mundos suprasensibles. El cuerpo físico de Jesús se sumergió dentro de los mundos internos. Allí lo aguardaban en cuerpo astral, las santas mujeres trayendo drogas aromáticas. Ellas trataron el cuerpo de Jesús con esas drogas. Obedeció el cuerpo órdenes supremas y penetró dentro del cuerpo astral del Maestro por el tope superior de la cabeza sideral.
Así resucitó el Adorable de entre los muertos. El cuerpo abandonó el santo sepulcro y se sumergió dentro de los mundos internos.
Después de la resurrección, Jesús se les apareció a los discípulos de Emaús y cenó con ellos (Lucas 24: 30, 31). Jesús se les apareció también a sus once apóstoles que se hallaban reunidos y les demostró con hechos la tremenda realidad de su resurrección (Juan 20: 19, 20). Las sagradas escrituras dan testimonio de las distintas apariciones del Divino Maestro después de su resurrección.
El cuerpo del Maestro quedó sumergido dentro de los mundos suprasensibles. El cuerpo del Divino Rabí de Galilea entró en estado de “Jinas”. Jesús murió pero no murió. Actualmente vive el maestro en el Shambala del Tibet Oriental. Allí vive con el mismo cuerpo con que resucitó. Junto con él moran en el Shambala otros santos maestros que lograron la resurrección inefable.
El Gran Maestro Zanoni logró la resurrección y se conservó joven durante millones de años. Desgraciadamente perdió la cabeza en la guillotina durante la revolución francesa. Se cayó por haber tomado mujer. Se enamoró de una joven artista de Nápoles. Ese fue su error.
Un Gran Maestro tártaro, cuyo cuerpo tiene actualmente millones de años de existencia, nos dijo textualmente lo siguiente: “Verdadero Maestro, sólo es aquél que ya ha tragado tierra. Uno, antes de tragar tierra, realmente no es más que un tonto”.
El Divino Rabí de Galilea es el primogénito de los muertos. Porque además de haber resucitado de entre los muertos, es el Jefe de las Almas.
El Conde de San Germán posee actualmente el mismo cuerpo físico con el cual se le conoció durante los siglos XVII y XVIII en las regias Cortes de Europa.
Después de la resurrección, el cuerpo físico queda en estado de “Jinas”, es decir, sumergido dentro de los mundos suprasensibles. Sin embargo, puede entrar en el mundo físico cada vez que el Maestro así lo quiera.
En estas condiciones tan exaltadas, los Maestros de Perfección sólo viven para guiar la corriente de vida de los innumerables siglos.
Condenados por si mismos a vivir durante millones de años guiando la corriente de los siglos, esos santos inefables son los silenciosos vigilantes de la Muralla Guardiana. Ese muro protector ha sido levantado con la sangre de esos Santos del Bendito. Ese muro protege a la humanidad desde la aurora de la creación.
El sendero secreto está lleno de tormentos infinitos. La senda secreta nos lleva directamente al Absoluto, donde resplandece la Luz Increada.
Jesucristo, el primogénito de los muertos, vive actualmente en el Shambala. Ese país secreto se halla en estado de “Jinas”. Ahí tiene el Bendito Adorable su Sagrado Templo.
Resplandece el firmamento oriental con todo el amor del Maestro. Las tímidas florecillas del sendero, que el Santo de los Santos huella sin dañarlas, se estremecen deliciosamente con la perfumada brisa.
El fuego flamígero, las aguas puras de vida, la tierra de suave perfume, el aire impetuoso del Shambala tibetano, están embriagados con la gloria de aquel Adorable que es, y que era y que ha de venir.
El Mahavatara Babaji, quien conserva su cuerpo desde hace varios millones de años, prometió enseñar públicamente la ciencia que nos permite inmortalizar el cuerpo de carne y hueso. Aquí en este libro se entrega esta ciencia. Ha quedado cumplida la promesa del inmortal Babaji.
CAPÍTULO III:
LAS SIETE IGLESIAS
“Y me volví a ver la voz que hablaba conmigo (el Verbo que hablaba al Apóstol), y vuelto, vi siete candeleros de oro (los siete chacras de la médula espinal, las siete iglesias). Y en medio de los siete candeleros, uno semejante al Hijo del Hombre (un Verbo Enseñaba al Apóstol) vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por los pechos con una cinta de oro. Y su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana, blanca como la nieve; y sus ojos como llamas de fuego. Y sus pies semejantes a latón fino, ardientes como en un horno; y su voz como ruido de muchas aguas (el Verbo, el Logos, suena). Y tenía en su diestra siete estrellas (en el Macrocosmos los siete Espíritus ante el Trono; en el Microcosmos los siete ángeles atómicos que gobiernan los siete chacras o iglesias de la médula espinal). Y de su boca salía una espada aguda de dos filos (la espada flamígera). Y su rostro era como el Sol cuando resplandece en su fuerza. Y cuando yo le vi caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí diciéndome: no temas. Yo Soy el primero y el último (nuestro resplandeciente Dragón de Sabiduría es el primero y el último)” (Ap. 1: 12-17).
El Bienamado vive y ha sido muerto y he aquí que vive por los siglos de los siglos. “Él tiene las llaves del infierno y de la muerte” (Ap. 1: 18).
Cuando salimos del Edem nos divorciamos de ese Verbo que vive entre las ignotas profundidades de nuestro ser. El Bienamado murió por nosotros, pero he aquí que vive eternamente.
El Bienamado es Hiram asesinado por tres traidores. Es Jesús condenado a muerte por Judas, Caifás y Pilatos. Esos tres traidores constituyen eso que nosotros llamamos el yo, el ego y el mí mismo (Satán). Sebal, el primer traidor de Hiram, es Satán en el cuerpo astral del ser humano. Hortelut, el segundo traidor de Hiram, es Satán en la mente. Stokin, el tercer traidor de Hiram, es el Satán en el alma voluntad.
He aquí al yo en sus tres niveles fundamentales de la conciencia. Este es el príncipe de este mundo, el Dragón negro de tres cabezas que debemos decapitar y disolver.
Estos son los tres rebeldes que llevamos dentro. El demonio del deseo, el demonio de la mente, y el demonio de la mala voluntad. Estos son los tres asesinos del Verbo, “pero he aquí que él vive por todos los siglos de los siglos, Amén”.
Él tiene las llaves de nuestros propios infiernos atómicos. “Él tiene las llaves del infierno y de la muerte”.
Necesitamos resucitar al Hijo del Hombre dentro de nosotros mismos.
Existen las siete iglesias en el microcosmos-hombre y en el macrocosmos.
El Apocalipsis es el libro del hombre y del universo. Las siete iglesias de nuestra médula espinal resplandecen de felicidad con el fuego sagrado del Espíritu Santo.
Las siete iglesias de nuestra médula espinal son las puertas que nos dan acceso a las siete catedrales gloriosas de los mundos superiores.
Nosotros nos sentimos llenos de mucho temor y temblor místico, cuando vemos la majestuosa catedral de Sardis entre relámpagos, truenos, terremotos, tempestades y grande granizo.
El chacra laríngeo es la puerta que nos da acceso a la gran catedral de Sardis.
La iglesia sublime y terriblemente divina de Laodicea es toda de oro puro. Su cúpula y sus muros son todos labrados en el más puro oro del Espíritu.
El loto de los mil pétalos, la corona resplandeciente de los santos, nos da acceso a la gloriosa catedral de Laodicea, templo que realmente existe en los mundos superiores.
En las siete iglesias de los mundos internos estudiamos los Rituales de la Vida y de la Muerte mientras llega el Oficiante (el Verbo).
Las siete iglesias de la médula espinal están unidas a los siete chacras o plexos nerviosos del sistema nervioso gran simpático por medio de ciertos nervios muy finos.
Las siete iglesias penden como flores de loto del famoso Nadi Chitra. Dentro del canal medular existe el canal de Susumná. Dentro del canal de Susumná está aquel canal al cual llamamos Nadi Chitra. Las siete iglesias penden hermosas y divinas de este precioso canal medular.
La médula espinal es el candelero. A la derecha y a la izquierda están las dos olivas del templo, las dos ramas de olivas que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro. Ese aceite de oro, es el “Ens Seminis”.
“Estos dos hijos de aceite son los que están adelante del Señor de toda la tierra” (Zac. 4: 14). Estos son los dos testigos (Ida y Pingalá). Este es el par de nervios simpáticos que se enroscan como dos serpientes en la médula espinal. Por ellos sube el aceite de oro puro, hasta el cáliz (cerebro).
Cuando la serpiente de metal despierta, entra en el “canalis centralis” de la médula espinal y va subiendo muy lenta y difícilmente por entre aquel canal medular llamado en la India Brahma Nadi.
Las siete iglesias resplandecen con el fuego abrasador del Espíritu Santo. Conforme el fuego sagrado va subiendo, las siete iglesias devienen abiertas, y se tornan hacia arriba. Conforme las siete iglesias se abren, despiertan entonces los chacras o plexos simpáticos.
El candelero tiene siete lámparas que son las siete iglesias, y siete canales para las lámparas que están encima de él. Estos siete canales corresponden a los siete grados de poder del fuego.
Todos estos chacras, discos, ruedas magnéticas son los sentidos del cuerpo astral.
Nuestra alma está envuelta en el cuerpo astral. El cuerpo astral tiene su anatomía, fisiología y patología ultra sensibles.
Los sentidos del cuerpo astral y las glándulas endocrinas se hallan en íntima correspondencia: donde quiera haya un plexo nervioso, allí hay un chacra del cuerpo astral.
Dentro del cuerpo astral está la mente, la voluntad, la conciencia, el espíritu, etc.
Con el despertar de las siete iglesias, el cuerpo astral se llena de gloria y de belleza.
Así es como nos transfiguramos y glorificamos totalmente.
CAPÍTULO IV:
LA SERPIENTE DE METAL
Entre la mujer y la serpiente existe enemistad desde que salimos del Edem. La serpiente engañó a Eva, y desde ese instante comienza el conflicto. Jehová dijo a la serpiente: “Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; Sobre tu pecho andarás y polvo comerás todos los días de tu vida. Y enemistad pondré entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; Ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañal” (Génesis 3: 14, 15).
El mundo se llenó de lágrimas desde que la serpiente fue maldita; la mujer hiere a la serpiente en la cabeza, y la serpiente se venga de la mujer hiriéndola en el calcañal. Entonces nacemos llorando y morimos llorando.
Moisés en el desierto levantó la serpiente de metal sobre la vara. Esa serpiente se convirtió en la vara misma. La lucha es terrible: “cerebro contra sexo, sexo contra cerebro y corazón contra corazón”. Tenemos que domar y levantar la serpiente de metal sobre la vara tal como lo hizo Moisés en el desierto.
Tenemos que descender a la novena esfera (el sexo) para trabajar con el fuego y el agua, origen de mundos, bestias, hombres y dioses. Toda auténtica iniciación blanca comienza por allí. En la unión del Phalo y el Útero se halla la clave de todo poder. Levantad bien vuestra copa y cuidad de verter ni siquiera una sola gota del vino sagrado. Matad el deseo. Matad hasta la sombra misma del deseo. Hay que celebrar las bodas de Canaán y transmutar el agua en vino. Cuando el hombre es casto puede levantar la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes por el canal central de la médula espinal. El fuego Pentecostal tiene poder para abrir las siete iglesias. Cuando los átomos solares hacen contacto con los átomos lunares, en el hueso coxígeo cerca del Triveni, entonces adviene el fuego sagrado de Pentecostés. La serpiente ígnea se levanta desde el fondo sagrado del arca. Esa arca del testamento son los órganos sexuales.
En el Sanctum Sanctorum del templo de Salomón, el arca resplandecía como un relámpago terriblemente divino. A los lados derecho e izquierdo del arca de la ciencia había dos querubines que se tocaban con sus alas. Esos dos querubines sacratísimos se hallaban en la actitud del hombre y de la mujer durante la cópula.
Dentro del arca se encontraban la vara de Aarón (símbolo del Phalo), la copa o Gomor conteniendo el maná del desierto (símbolo del útero) y las Tablas de la Ley, sin las cuales es imposible el desarrollo de la terrible serpiente de metal.
Esa divina serpiente se llama Kundalini. Devi Kundalini sólo despierta con los encantos inefables del amor. Lo importante es no gastar el vino sagrado. En la cámara del vino sólo la voluntad nos puede salvar. El Kundalini sube lentamente por el canal medular. Las siete iglesias están en el canal medular. El Kundalini abre las siete iglesias.
La preciosa luz blanca inmaculada y divina que irradian los ángeles tiene su origen en el candelero de su médula espinal.
La médula espinal es el Sagrado Candelero del Templo.
El Candelero de Oro Macizo del Templo de Salomón tenía siete brazos. Este candelabro es la médula espinal con sus siete iglesias.
A la derecha e izquierda del candelero están las dos olivas del templo, “Los dos hijos de aceite”.
Cuando trabajamos con el arcano A.Z.F., entonces el agua y el fuego de la novena esfera suben por entre estos dos canales simpáticos (Idá y Pingalá) hasta el cáliz (cerebro).
El santo mártir Miguel de Molinos, dijo: “La más sutil saeta que nos tira la naturaleza, es inducirnos a lo ilícito (fornicación) con pretexto de necesario y provechoso. ¡Oh, cuántas almas se han dejado llevar y han perdido el espíritu por este dorado engaño! No gustará jamás del silencioso Maná. QUOD NEMO NOCET NISI QUI ACCIPIT”.
“Si no vences perfectamente (al yo animal) hasta morir en ti mismo; porque el que no procura morir a sus pasiones no está bien dispuesto para recibir el don de entendimiento, sin cuya infusión es imposible que entre en la introversión y se mude en el Espíritu, y así los que están fuera, viven sin Él”.
“Resígnate y niégate en todo, que aunque la verdadera negación de sí mismo es áspera a los principios, es fácil en medio y al fin es suavísima. Conocerás que estás muy lejos de la perfección, si no hallas a Dios en todas las cosas. El puro, perfecto y esencial amor, sabrás que consiste en la cruz, en la voluntaria negación y resignación, en la perfecta humildad, pobreza de espíritu y desprecio de ti mismo”.
“En el tiempo de la rigurosa tentación, desamparo y desolación, importa entrarte y estarte en lo íntimo de tu centro, para que sólo mires y contemples a Dios, que tiene su trono y quietud en el fondo de tu alma. La impaciencia y amargura de corazón experimentarás que nacen del fondo del amor sensible, vacío y poco mortificado. Conócese el verdadero amor y sus efectos, cuando el alma se humilla profundamente y quiere verdaderamente ser mortificada y menospreciada”.
Si tú quieres encender tu candelabro de siete brazos recuerda que esta es la senda del filo de la navaja. Esta senda está llena de peligros por dentro y por fuera.
CAPÍTULO V:
LA MEDITACIÓN INTERNA
En la escuela del sufismo encontramos descritos los siete grados de éxtasis por los cuales el místico alcanza el estado perfecto del alma.
El sufismo es la escuela del éxtasis. Allí se revela la estación del nivel con el secreto, porque es el estado interior de la vida en Dios.
En la senda de la paz interior debemos hacer la voluntad del Padre así en los cielos como en la tierra. Esta conformidad con el yugo suave nos lleva por el camino angosto, estrecho y difícil que conduce a la luz.
Todo aquel que trabaje en el magisterio del fuego, debe aprender a meditar en las siete iglesias.
El místico debe concentrarse profundamente en el Cordero inmolado. El místico debe orar suplicándole al Adorable que le despierte el chacra, disco, rueda o facultad anhelada.
Después de hecha la súplica, debe el místico buscar su refugio en la nada. La mente debe quedar silenciosa y quieta.
Cuando la mente está en silencio, cuando la mente está quieta, entonces viene la iluminación, el éxtasis.
El sueño combinado con la meditación produce éxtasis.
Dios busca a la nada para llenarla.
El éxtasis tiene siete grados de poder: el primero es el fuego que nos instruye y Enseña.
El segundo es la unción gnóstica, la cual es un suave licor solar que difundiéndose por toda el alma, la Enseña, corrobora y dispone para encarnar la verdad.
El tercero es la exaltación mística del discípulo humilde y sincero.
El cuarto es la iluminación.
El quinto es la dicha interna de la divina dulzura emanada de la preciosa fuente del Espíritu Santo.
Este gozo es para aquellos que tienen “conciencia continua”.
El sexto es la decapitación del yo.
El séptimo es la iniciación venusta, la encarnación del Hijo del Hombre dentro de nosotros mismos.
Existen otros grados de contemplación y éxtasis, como son: raptos, licuefacción, deliquio, júbilo, ósculo, abrazo, transformación, etc.
Cuando nuestra mente se sumerge en “la nada”, el Cordero entra en el alma para cenar con ella. Esa nada es el medio para que el Bienamado obre dentro de tu alma, despertando centros y haciendo maravillas. Por esa nada viene el divino esposo para desposarse con su alma, en el tálamo nupcial del paraíso.
Por este camino volvemos a la inocencia del paraíso. El alma sumergida en esa nada, pasará con éxito los espirituales martirios y los interiores tormentos. Dios busca a la nada para llenarla.
La meditación interna produce cambios en nuestros cuerpos internos. Entonces viene el despertar de la conciencia. Todos los seres humanos viven en los mundos suprasensibles con la conciencia dormida. La meditación provoca el solemne despertar de la conciencia.
Ese despertar es como un relámpago en la noche. El despertar de la conciencia viene durante el sueño normal de nuestro cuerpo físico. Cuando el cuerpo duerme nosotros nos movemos en nuestros vehículos internos.
Cuando el cuerpo duerme, el alma viaja por los mundos superiores. Con el despertar de la conciencia, dejamos de soñar. Entonces vivimos en los mundos internos en un estado de vigilia intensificada. Eso es lo que se llama “conciencia continua”.
Aquel que ha despertado la conciencia vive despierto en los mundos superiores.
En los mundos suprasensibles sentimos la beatitud mística de la luz inefable…
Allí el pasado y el futuro se hermanan dentro del eterno ahora. No hay mayor placer que aquel de sentirse el alma desprendida.
Entonces saboreamos el néctar divino de lo eternal y llenos de alegría nos entramos por las puertas de los templos entre las inefables melodías de los Grandes, Misterios.
CAPÍTULO VI:
LA IGLESIA DE EFESO
La iglesia de Efeso se halla situada exactamente entre los órganos sexuales y el ano. Esta es la iglesia coxígea. Dentro de esta iglesia la serpiente sagrada duerme encerrada entre su silente quietud, aguardando el instante supremo de ser despertada. La serpiente maravillosa despierta entre los encantos milagrosos del amor. La “Flauta Encantada” de Mozart nos recuerda los profundos misterios de la serpiente sagrada.
La iglesia de Efeso es una flor de Loto místico. Esta flor tiene cuatro pétalos y todo aquel que medita profundamente en la iglesia de Efeso, penetra en las regiones subterráneas de la tierra. Entonces los gnomos o pigmeos nos Enseñan sus misterios. El Tatwa Prithvi resplandece de gloria en la iglesia de Efeso.
Los misterios de Lingam-Yoni se hallan ocultos en la iglesia de Efeso.
“Escribe al Ángel de la iglesia en Efeso (el Verbo comunica al Ángel Atómico de la iglesia de Efeso): El que tiene las 7 estrellas en su diestra (el Hijo del Hombre), el cual anda en medio de los siete candeleros de oro (el candelabro de siete brazos), dice estas cosas (las virtudes que se necesitan para abrir la iglesia de Efeso) Yo sé tus obras, y tu trabajo y paciencia (la paciencia es la condición que se necesita para abrir esta iglesia); y que tú no puedes sufrir los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y los has hallado mentirosos (porque son fornicarios). Y has sufrido (con sufrimiento y paciencia abrimos la iglesia de Efeso) Y has tenido paciencia y has trabajado por mi nombre, y no has desfallecido. Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor (el primer amor es el Amado Eterno, el Dios Interno, el Inefable). Cuando el Alma abandona al Bienamado sufre entonces lo indecible. Recuerda por tanto de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras (crear sin fornicar); Pues si no, vendré presto a ti y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieses arrepentido (cuando el hombre derrama el vino sagrado del templo comete sacrilegio). Entonces la serpiente de fuego baja una o más vértebras según la magnitud de la falta. Así el candelero es quitado de su lugar, y el dolor del remordimiento afligirá tu corazón). Mas tienes esto, que aborreces los hechos de los Nicolaítas; los cuales yo también aborrezco” (Ap. 2: 1-5).
Cuando el sacerdote derrama el vino sagrado del altar, la bendita Diosa Madre del mundo se cubre el rostro con su velo y llora amargamente. Entonces el Bienamado se crucifica en su cruz y toda la naturaleza se estremece llena de terror.
El vino sagrado es el semen de Benjamín. Ese semen contenido en el cáliz de Benjamín, el amado hijo de Jacob, es una mezcla de vino y agua.
Cuando el sacerdote derrama el vino del templo, la serpiente encantada desciende hacia los infiernos atómicos del hombre y se convierte en la cola de Satán.
En los antiguos tiempos hubo gigantes sobre la tierra que cometieron ese sacrilegio.
Las ciudades de Cartago, Tiro y Sidón también fueron asoladas por ese crimen. Los cananeos cometieron también ese sacrilegio.
Los misterios de Vulcano fueron traicionados y el hombre se hundió en el abismo.
“Esos son los hechos de los Nicolaítas los cuales yo también aborrezco” (Ap. 2: 6).
CAPÍTULO VII:
LA IGLESIA DE ESMIRNA
La iglesia de Esmirna es el chacra prostático. Apas es el Tatwa de este chacra. “Todos vosotros seréis dioses si salís de Egipto y atravesáis el Mar Rojo”.
Canta el divino varón, canta la mujer inefable. Cantan los dos, varón y varona. Cantan los dos la ópera sublime de los siglos. Esa ópera de luz comienza en el Edem y termina en el Edem. La voz del sublime varón es heroica, es terrible como el rayo que centellea, como el trueno omnipotente. La voz de ella es tan dulce y melodiosa como la “Flauta Encantada” de Mozart, o como la voz milagrosa de una sirena del gran océano. Este dúo conmovedor, este connubio amoroso del Verbo hace fecundas las aguas de la vida.
Cuando la serpiente de fuego, alienta sobre las aguas del Edem, se abre la iglesia de Esmirna entre el augusto tronar del pensamiento.
Arrodillémonos para contemplar el loto milagroso de seis pétalos. El loto del Nilo. El chacra prostático sobre el cual se posan las nereidas del gran océano.
Orad y meditad en el chacra prostático. Cuando el Bienamado despierta este chacra, nos convertimos en reyes elementales de las aguas.
Este chacra nos da conciencia consciente sobre la naturaleza de todos los seres que habitan los mundos internos.
El que bebe de las aguas puras de vida, nunca jamás volverá a tener sed. Las aguas purísimas del Edem, son el espejo divino del amor.
El cisne de inviolable blancura se posa sobre la flor del loto. Entre los arrullos conmovedores de la naturaleza, despierta el cisne del amor.
“Y escribe al ángel (atómico) de la iglesia en Esmirna: El primero y postrero, que fue muerto y vivió (en todo aquel que recibe la iniciación venusta) dice estas cosas, Yo sé tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (tribulación y pobreza son condiciones fundamentales para abrir la iglesia de Esmirna); pero tú eres rico (espiritualmente), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, mas son sinagoga de Satanás. No tengas ningún temor de las cosas que has de padecer. He aquí, el diablo ha de enviar algunos de vosotros a la cárcel (del dolor), para que seáis probados, y tendréis tribulación de diez días (es decir, tendréis tribulación mientras estéis sometidos a la rueda de la reencarnación y el karma). Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la Corona de la Vida” (Ap. 2: 8-10).
Quien recibe la Corona de la Vida se libera de la rueda de la reencarnación y el karma. La Corona de la Vida es triuna. Tiene tres aspectos: Primero, el Anciano de los Días. Segundo, El Hijo Adorable. Tercero, El Espíritu Santo, muy sabio.
La Corona de la Vida es el Hombre-Sol, el Rey Sol tan festejado por el emperador Juliano. La Corona de la Vida es nuestro incesante hálito eterno para sí mismo profundamente ignoto, el rayo particular de cada hombre, el Cristo. La Corona de la Vida es Kether, Chokmah y Binah (Padre, Hijo, y Espíritu Santo).
Aquel que es fiel hasta la muerte, recibe la Corona de la Vida.
En el banquete del Cordero resplandecen como soles de amor, los rostros inefables de todos aquellos santos que lo han encarnado. El blanco mantel inmaculado está teñido con la sangre real del Cordero inmolado.
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere no recibirá daño de la muerte segunda” (Ap. 2: 11).
El que no venciere, se divorciará del Bienamado y se hundirá en el abismo. Aquellos que entran en el abismo pasarán por la muerte segunda. Los demonios del abismo se van desintegrando lentamente a través de muchas eternidades. Esas almas se pierden. El que venciere no recibirá daño de la muerte segunda.
“Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la Corona de la Vida” (Ap. 2: 10).
Al que sabe, la palabra da poder; nadie la pronunció, nadie la pronunciará, sino aquel que lo tiene encarnado.
Cuando recibimos la Corona de la Vida, el Verbo se hace carne en cada uno de nosotros.
Todo santo que alcanza la iniciación venusta recibe la Corona de la Vida.
Nuestro amantísimo Salvador Jesucristo, alcanzó la iniciación venusta en el Jordán.
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Juan 1: 14).
“La Luz vino a las tinieblas; pero las tinieblas no la conocieron” (Juan 3: 19).
Él es el Salvador, porque nos trajo la Corona de la Vida y dio su sangre por nosotros.
Necesitamos llegar a la suprema aniquilación del yo, para recibir la Corona de la Vida.
Necesitarnos resucitar al Cordero dentro de nosotros mismos. Necesitamos las pascuas de resurrección.
CAPÍTULO VIII:
LA IGLESIA DE PÉRGAMO
El vientre bendito de la Diosa Madre del mundo, es el Edem. Nosotros salimos del Edem por la puerta del sexo, y sólo por esa puerta podremos entrar al Edem. En el huerto del Edem hay dos árboles milenarios: el árbol de la ciencia del bien y del mal y el árbol de la vida.
“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría y tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Y fueron abiertos los ojos de entrambos y conocieron que estaban desnudos: entonces cogieron hojas de higuera y se hicieron delantales” (Génesis 3: 6, 7).
Han pasado dieciocho millones de años y todavía estamos desnudos. Si queremos regresar al Edem debemos vestirnos de reyes y sacerdotes de la naturaleza, según el orden de Melquisedec, Rey del Fuego.
La iglesia de Pérgamo es la iglesia del fuego. Este chacra es una preciosa flor de Loto, con diez hermosísimos pétalos, saturados de felicidad. Este chacra está situado en la región del ombligo, y controla el hígado, el estómago, etc. El color de este chacra es como el de las nubes cargadas de rayos, centellas y fuego vivo. Dentro de este chacra existe un espacio triangular. En ese espacio inefable se halla la región del fuego. La región del Agni-Tatwa.
Meditando en este chacra podremos caminar por entre el fuego sin quemarnos. El que desarrolle este chacra no temerá al fuego y podrá permanecer horas enteras dentro del fuego, sin recibir ningún daño.
“Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-negro, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo. Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Y él dijo: He aquí que yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante al hijo de los dioses. Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-negro, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-negro salieron de en medio del fuego. Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aún el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían” (Daniel 3: 23-27).
Cuando meditamos en este chacra penetramos en el Edem. Allí encontramos a los seres humanos todavía desnudos. Sólo los hermanos del templo estamos vestidos con las vestiduras del fuego. Desarrollando este chacra nos convertimos en reyes del fuego. Cuando la serpiente sagrada sube y llega a la altura del ombligo, se abre la iglesia de Pérgamo. Meditando internamente en este precioso loto del vientre, se nos confiere el poder de gobernar el fuego.
Avivad la llama del espíritu con el néctar divino del amor.
El fuego quema las escorias del mal. Arroja del santuario de tu alma, a los demonios del deseo.
Tu alma debe ser tan pura como la gota del rocío que vibrando de amor, se sumerge deliciosamente entre los pétalos fragantes de las rosas. Protege a tu alma contra las acechanzas del yo, mata no sólo el deseo, sino hasta las sombras mismas del árbol del deseo.
Recuerda que el semen Cristónico es la materia prima de la Gran Obra; limpia tu alma de todo deseo. Sé casto. Si tú estás seguro de haber aniquilado todo deseo, analízate a fondo; busca y rebusca en el fondo profundo de tu alma. Puede suceder que el yo te esté traicionando en otros niveles de conciencia.
Subyuga tus sentidos; controla tu mente. Mata todo deseo de vida. No desees nada.
“Y escribe al Ángel (atómico) de la iglesia de Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos (el Hijo del Hombre), dice estas cosas: Yo sé tus obras, y dónde moras, donde está la silla de Satanás (en la región del ombligo está la silla de Satán; sin embargo, el ángel atómico de Pérgamo es fiel) Pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe aún en los días en que fue Antipas mi testigo fiel, el cual ha sido muerto entre vosotros donde Satanás mora” (Ap. 2: 12, 13).
Realmente Antipas fue un hombre que existió. Ese hombre, fue un santo mártir que murió asesinado cuando predicaba la palabra del señor. Aquel lugar donde Antipas fue asesinado, realmente era morada de Satán. Era una sinagoga de Satanás. Este hecho fue histórico.
En el chacra del ombligo existe un átomo nuclear tenebroso. El yo se halla íntimamente relacionado con ese átomo. Esa es la silla de Satán.
“Pero tengo unas pocas cosas contra ti: Porque tú tienes ahí los que tienen la doctrina de Balaam, el cual Enseñaba a Balac a poner escándalo delante de los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación (Todas estas vulgares pasiones son de Satán. En la región del ombligo está la silla de Satán. En el campo del estómago, está la glotonería, la embriaguez, etc.). Así también tú tienes a los que retienen la doctrina de los Nicolaítas, lo cual yo aborrezco” (Ap. 2: 14, 15).
Sólo la santidad y castidad absoluta, nos convierten en ángeles. Los Nicolaítas derraman el vino sagrado del templó. Gastan el aceite de la lámpara y quedan en tinieblas. Los Nicolaítas derraman la materia prima de la Gran Obra en prácticas de Alkimia sexual. Ese es el Tantrismo negro.
“Arrepiéntete, porque de otra manera vendré a ti presto, y pelearé contra ellos, con la espada de mi boca” (Ap. 2: 16).
Esto ya está sucediendo, debemos saber que desde el año 1950, un verbo está peleando contra ellos con la espada flamígera. Los Nicolaítas se están hundiendo en el abismo. Los Nicolaítas se convirtieron en demonios terriblemente perversos.
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido (el maná de la sabiduría Crística), y le daré una piedrecita blanca (la piedra filosofal, el sexo), y en la piedrecita un nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe” (Ap. 2: 17).
Ese nombre nuevo, es el nombre de nuestro Dios Interno, el nombre del Hijo del Hombre.
Las virtudes que se necesitan para abrir la iglesia de Pérgamo, son: castidad, lealtad, fe y obediencia al Padre.
El iniciado no puede ser glotón, ni borracho ni fornicario. Los Nicolaítas fornicando desarrollan tenebrosos poderes mágicos.
El iniciado debe ser templado, fiel, casto, humilde y obediente.
CAPÍTULO IX:
LA IGLESIA DE TIATIRA
Cuando el fuego serpentino llega a la altura del corazón, se abre la iglesia de Tiatira. La oración y la meditación interna desarrollan y desenvuelven el chacra del corazón tranquilo. En el corazón existen siete centros sagrados que corresponden a los siete grados de poder del fuego. El corazón es el santuario del amor.
Cuídate del amor sensual. No mezcles con el éxtasis sagrado algún amor egoísta. El amor es tan puro como el lucero de la mañana. El amor es universal. El amor es impersonal, inefable, desinteresado.
Sed caritativos. Cuando nosotros criticamos la religión de otros, pecamos contra la caridad cristiana. Cultivad el respeto y la veneración. Respetad las creencias ajenas. Respetad la religión de tu prójimo. No trates de obligar a otros a que piensen como tú. No critiques. Recuerda que cada cabeza es un mundo. No peques más contra la caridad del Cristo.
La humanidad se divide y subdivide en grupos. Cada grupo necesita su sistema especial de Enseñanza. Cada grupo necesita su escuela, su religión, su secta.
Esos son los Mandamientos del Bendito.
Cuando criticamos a otros, violamos la ley del corazón tranquilo.
Si tú eres capaz de dar hasta la última gota de tu sangre por amor a la pobre humanidad doliente, eres entonces uno de los nuestros.
Aquel que quiera llegar hasta el altar de la iniciación, debe convertirse en un Cordero inmolado sobre el altar del supremo sacrificio.
Es necesario amar a los que nos odian, besar la mano adorable del que nos azota, limpiar las sandalias del que nos humilla.
Si un pobre mendigo te invita a su mesa, come con él, porque ese pobre mendigo es nuestro hermano. Si un leproso parte un pan y te ofrece un pedazo, recíbelo y cómelo, porque ese pobre leproso es vuestro hermano, no lo desprecies.
Sed siempre el último. No aspires a ser el primero. Siéntate en los últimos puestos; no ocupes jamás el primer puesto. Recuerda que tú no eres más que un pobre pecador. No presumas de perfecto porque perfecto sólo es tu Padre que está en secreto. Tu Dios interno está lleno de gloria; pero tú no eres sino un pobre gusano que se arrastra por el lodo. Tú no eres perfecto.
No guardes resentimientos con tu prójimo, recuerda que tu prójimo tampoco es perfecto. No seas rencoroso ni vengativo. Amad, perdonad, besad con amor la mano del verdugo que te azota. Es necesario que tu yo se aniquile para que aquel Gran Señor de la Luz entre en tu alma.
Vístete de luz, hermano. Escuchad los diez místicos sonidos del corazón tranquilo. El primero es como la voz del Hijo del Hombre, fecundando a las aguas del Génesis para que brote la vida. El segundo es el sonido CHIN-BHINI. El tercero es el supremo sonido de la gran campana cósmica, que dimana del rayo interno de cada hombre. El cuarto es el estruendo interno de la tierra, cuyas solemnes vibraciones se repiten dentro del cuerpo de cada hombre. El quinto es como el delicioso sonido del laúd. El sexto es el címbalo de los dioses inefables resonando entre el cáliz de cada flor bendita. El séptimo sonido es el de la flauta encantada cuyas virginales melodías nos llevan a la suprema dicha de los jardines del nirvana. El octavo sonido es el del bombo. El noveno el de la exótica variación de un doble tambor. El décimo es el de los siete truenos que repiten sus voces.
Cuando llegamos a la hora nona, crucificados en la cruz del Gólgota, exclamamos con gran voz diciendo: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23: 46). El supremo instante de la hora nona adviene entre relámpagos terribles, y palabras y voces y truenos (los siete truenos repiten las voces del Eterno).
La séptima palabra sólo la saben pronunciar aquellos que pasaron por la muerte suprema del yo, del mí mismo, del ego.
La lucha con Satán fue terrible. La mujer siempre cierra el sepulcro de los iniciados con una gran piedra (la bendita piedra filosofal).
La lanza suprema del dolor atraviesa el corazón de los grandes iniciados y de su herida brota sangre y agua.
La materia prima de la Gran Obra, es el vino sagrado.
Meditando internamente en el loto del corazón escucharéis los diez místicos sonidos. Meditando en el loto del corazón controlaremos el Tatwa Vayú, y se nos conferirá poder sobre los vientos y huracanes. El loto del corazón tiene quince pétalos que resplandecen con el fuego del Espíritu Santo.
Dentro del chacra del corazón existe un espacio hexagonal del color inefable del azabache. Allí resuenan como una sinfonía de Beethoven los diez místicos sonidos de la iglesia de Tiatira. Los grandes ritmos del Mahavan y del Chotavan sostienen al universo firme en su marcha. Los ritmos del fuego son el fundamento de las exquisitas armonías del diapasón cósmico. Si tú, durante el éxtasis visitas el nirvana, debes cumplir con el sagrado deber de cantar allí de acuerdo con los ritmos del fuego. Así nos ayudas con tu verbo. El universo se sostiene por el Verbo.
Si quieres aprender a viajar conscientemente por los mundos internos, debes desarrollar el chacra del corazón. Si quieres llegar hasta el Cristo matad el deseo. Sed como el limón. Si quieres aprender a poner tu cuerpo en estado de “Jinas” debes desarrollar el chacra del corazón… Por el sistema de la meditación interna, podemos desarrollar el chacra del corazón tranquilo.
“Y escribe el Ángel (atómico) de la iglesia de Tiatira: El Hijo de Dios, que tiene sus ojos como llama de fuego, y sus pies semejantes al latón fino dice estas cosas. Yo he conocido tus obras, y caridad y servicio y fe, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras” (Ap. 2: 18, 19).
Caridad, servicio, fe y paciencia. Estas son las virtudes que se necesitan para abrir la iglesia de Tiatira.
“Mas tengo unas pocas cosas contra ti. Porque permites aquella mujer Jezabel, que se dice profetisa, Enseñar a mis siervos a fornicar y a comer cosas ofrecidas a los ídolos” (Ap. 2: 20).
Jezabel simboliza a la mujer ramera vestida de púrpura y escarlata, es la mente intelectual que nos Enseña a fornicar y a comer cosas ofrecidas a los ídolos. Jezabel es política, periodismo, diplomacia, ciencia materialista, intelectualismo de toda especie, etc. En los antiguos tiempos, Jezabel Enseñó a los hombres a comer en los templos de magia negra, comidas ofrecidas a los ídolos. Jezabel significa intelectualismo, banqueteos, borracheras, orgías, glotonería, fornicación, adulterio, ciencia materialista, etc. Los símbolos de Jezabel son el pavo o guajolote y el cerdo.
“Y le he dado tiempo para que se arrepienta de la fornicación; y no se ha arrepentido. He aquí, yo la echo en cama y a los que adulteran con ella, en muy grande tribulación si no se arrepintieran de sus obras” (Ap. 2: 21, 22).
Jezabel es la mente satánica que no ha querido arrepentirse de sus malas obras. Los tiempos del fin ya llegaron y Jezabel y todos aquellos que adulteran con ella serán echados en lecho de dolor. Con Jezabel adulteran los moradores de la tierra y los potentados del oro y de la plata, y los buitres de la guerra, y los intelectuales que aborrecen al Eterno.
“Y mataré a sus hijos con muerte (los hijos de Jezabel son los moradores de la tierra, los intelectuales y los mercaderes de lino fino y de oro y de plata, y de seda y de grana, y de toda madera preciosa, y de cobre y de hierro y de mármol). Y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña los riñones y los corazones: y daré a cada uno de vosotros según sus obras” (Ap. 2: 23).
Cuando los chacras renales resplandecen con inmaculada blancura como la flor de loto, es porque hemos llegado a la castidad suprema.
Cuando los chacras renales están teñidos con color de sangre y de pasión. Hay de nosotros; porque somos fornicarios, y el verbo nos arroja con su espada, al abismo. ¡Ay de los moradores de la tierra!
El verbo escudriña los riñones y los corazones y da a cada uno de nosotros según sus obras. El que quiera abrir la iglesia de Tiatira debe tener mente de niño. Los que adulteran con Jezabel (que se dice profetisa), no pueden conocer la sabiduría del corazón tranquilo.
El sendero secreto del corazón es sabiduría y amor. La sabiduría del sello del corazón es para los niños, es decir, para aquellos que no adulteran con Jezabel (que se dice profetisa). Si quieres abrir la iglesia de Tiatira, debes reconquistar la infancia perdida. Jezabel es Satán; Jezabel es el yo, el mí mismo, el ego que llevamos dentro.
“Pero yo digo a vosotros, y a los demás que estáis en Tiatira, cualquiera que no tiene esta doctrina y que no ha conocido las profundidades de Satanás como dicen: yo no enviaré sobre vosotros otra carga. Empero la que tenéis, tenedla hasta que yo venga. Y al que hubiere vencido, y hubiere guardado mis obras hasta el fin, yo le daré potestad sobre las gentes; Y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantados como vaso de alfarero, como también yo he recibido de mi Padre. Y le daré la Estrella de la Mañana. El que tiene oído oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Ap. 2: 24-29).
Cuando decapitamos y disolvemos el yo, el mí mismo, entonces recibimos la iniciación venusta. Aquél que recibe la iniciación venusta, encarna a su estrella. Es urgente saber que la estrella crucificada en la cruz, es el Cristo de los Abraxas.
La estrella es el Hijo del Hombre, la verdad. Nadie puede buscar la verdad. La verdad no puede ser conocida por el yo. Nadie puede buscar la verdad. Nadie puede buscar lo que no conoce. Jezabel (que se dice profetisa), no puede conocer la verdad. La verdad no puede ser estudiada, leída o reconocida por la mente. La verdad es absolutamente distinta a todo aquello que puede ser leído, estudiado o reconocido por la mente. La verdad adviene a nosotros cuando hemos decapitado y disuelto al yo.
Las distintas verdades de las gentes no son sino proyecciones de la mente. Los tiempos del fin ya llegaron, y todos aquellos que adulteran con Jezabel (que se dice profetisa), serán quebrantados como vaso de alfarero.
Cuando un devoto entra en la cámara del espíritu puro, siente un delicioso terror. Esa cámara sagrada está iluminada por una luz inmaculada y divina, que da vida y no hace sombra en el camino de nadie. Todo aquel que haya llegado a las alturas de la contemplación y de la iluminación, verá en esta cámara del espíritu puro, el cuadro viviente del acontecimiento del Gólgota. Ningún genio de la tierra hubiera podido pintar tanta belleza. Aquel cuadro tiene vida propia. Sangran los estigmas del Adorable, y su sangre tiñe de rojo la tierra del Gólgota. Sus amantísimas sienes atravesadas por las crueles espinas de la corona del martirio, sangran dolorosamente, y de su costado herido por la lanza de Longinos, mana sangre y agua. Aquel cuadro tiene vida en abundancia. El sol se oculta entre su lecho de púrpura. A los pies del Calvario están los cráneos de los ajusticiados, y la sombra de la muerte. No temas, fiel devoto, mirad: La sombra de la muerte se levanta. No temas. Véncela.
Recuerda que el Señor venció a la muerte. “Huye delante de mis pasos hasta la consumación de los siglos, tú serás mi esclava, y yo seré tu Señor”.
Ella ha huido, pero mirad lo que hay en el centro del santuario: Ese es el administrador. ¡Míralo! Es un gigantesco espectro vestido al estilo de los príncipes de la Edad Media.
Es el príncipe de este mundo, altivo y perverso. Es tu propio yo.
Decapítalo con tu espada flamígera, y luego disuélvelo con rigurosas purificaciones.
Así llegaréis a la iniciación venusta.
Entonces encarnaréis la Verdad.
El Verbo se hará carne en ti.
Encarnaréis al Hijo del Hombre y recibiréis la Estrella de la Mañana.
CAPÍTULO X:
LA IGLESIA DE SARDIS
Cuando el fuego serpentino que asciende victorioso, llega a la altura de la glándula tiroides, se abre la iglesia de Sardis.
El chacra laríngeo tiene dieciséis hermosos pétalos que resplandecen llenos de gloria con el fuego sagrado de Pentecostés.
Este hermoso chacra parece una misteriosa luna llena, resplandeciendo como un poema inefable entre las melodías conmovedoras del éter infinito. Meditando profundamente en este chacra, se despertarán sus ocultos y terribles poderes. Con el desarrollo del chacra laríngeo podremos conservar el cuerpo hasta durante las grandes noches cósmicas, sin que el Pralaya pueda desintegrarlo. Con el desarrollo del chacra laríngeo logramos el sintetismo conceptual. Los grandes maestros del nirvana no razonan.
El sintetismo conceptual y la intuición reemplazarán al proceso del razonamiento. El deseo y los razonamientos son del yo. Realmente, Satán es el razonador. Con el desarrollo del chacra laríngeo comprendemos el esoterismo de los libros sagrados. El Tatwa Akasha, es el Tatwa del chacra laríngeo. Con el desarrollo del chacra laríngeo conoceremos lo pasado, lo presente y lo futuro de todo lo que existe en el universo. Con el desarrollo del chacra laríngeo despertará el oído sagrado y podremos escuchar las palabras del paraíso y las sinfonías inefables de los templos. Con el desarrollo del chacra laríngeo recibimos el poder de la comprensión. La comprensión y la intuición reemplazarán a la razón.
La mente comprensiva no juzga ni traduce. El yo juzga y traduce todo lo que ve al lenguaje de sus prejuicios, recuerdos, errores y maldades.
“No juzgaréis para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados y con la medida con que medís, os volverán a medir” (Mateo 7: 1, 2). Vivid en estado de alerta percepción. Ved, oíd y comprended. No juzguéis para que no seáis juzgados. Comprended todo. No convirtáis a Satán en traductor de todo aquello que veis y escucháis.
Reconquistad la inocencia del Edem. Tú, que meditas en la iglesia de Sardis, escucha las palabras inefables del nirvana. ¿Habéis asistido alguna vez al banquete de los Nirvanis?
¡Mira! ¡Qué seres tan divinos! Estos santos maestros visten con túnicas de diamante. La túnica de Dharmasatyas. Sobre la mesa del banquete hay tres vasos conteniendo tres bálsamos purísimos. El primero es el bálsamo rojo del fuego. El segundo es el bálsamo verde del agua pura que da vida eterna. El tercero es el bálsamo blanco inmaculado y puro del espíritu.
Bebe de esos tres vasos, y nunca jamás volverás a tener sed.
¡Ah!… Cuando tus palabras sean puras y bellas como las voces del paraíso. ¡Ah! Cuando cada frase vuestra sea amor, belleza, armonía… Entonces tu laringe creadora será como las notas divinas y encantadoras de un piano del nirvana. Como la melodía de un templo, como el verbo de esos santos maestros que asisten al banquete del Cordero inmolado.
Nunca hables palabras vanas. Nunca digas palabras inmodestas.
La garganta es un útero donde se gesta la palabra. Los dioses crean con el poder del verbo. El Kundalini es creador con el verbo. El Kundalini es creador en la laringe. El órgano sexual de los dioses es la laringe creadora.
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Éste era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin Él nada de lo que es hecho, fue hecho” (Juan 1: 1-3). El Ejército de la Voz es el Cristo.
Cuando amaneció la vida, los dioses nos Enseñaron las divinas leyes cantando en su lenguaje de oro.
Cuando el corazón del sistema solar comenzó a palpitar después de la noche profunda, el Ejército de la Voz fecundó el caos para que brotara la vida.
Los siete Señores Sublimes cantaron los ritmos del fuego. En cada uno de los siete templos oficiaron los dioses y sus Isis. Cada uno de los siete y sus Isis cantaron los rituales del fuego. En cada una de las siete iglesias un sacerdote, una Isis y un coro de ángeles (hombre, mujer, coro) (varón, varona, coro).
El connubio sexual de la palabra creadora fecundó a las aguas del caos para que brotara la vida. Así nació el universo. El fuego sexual del Verbo fecundó a las aguas del Génesis.
En el principio el universo fue sutil, puro e inefable. Después de sucesivas condensaciones, el universo adquirió su actual estado denso, grosero, material.
“Y escribe al ángel (atómico) de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice estas cosas: yo conozco tus obras, que tienes nombre (de tu Dios Interno), que vives, y estás muerto (porque no lo has encarnado) Sé vigilante y confirma las otras cosas que están para morir (confirma la muerte de tu yo). Porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios” (Ap. 3: 1, 2).
Recuerda que todas las obras del yo, son malas. Resuélvete a morir. Quítale al yo, su alimento, y él se desintegrará. El alimento del yo, son los defectos. No justifiques tus defectos. No los condenes, compréndelos. Cuando hacemos conciencia consciente de nuestros propios defectos, éstos se desintegran. El yo, sin alimento, muere. Primero hay que decapitar a Satán, y luego disolverlo. Tú lo sabes.
“Acuérdate, pues, de lo que has recibido y has oído, y guárdalo, y arrepiéntete. Y si no velares vendré a ti como ladrón, y no sabrán en qué hora vendré a ti” (Ap. 3:3). Recuerda que los tiempos del fin ya llegaron, estamos en ellos. De un instante a otro, vendrá el gran cataclismo del fuego. Tú lo sabes. El Señor vendrá como ladrón en la noche cuando menos se aguarde.
“Mas tienes unas pocas personas en Sardis que no han Ensuciado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignos. El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles (todo aquel que lo encarne, es un vencedor). El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Ap. 3: 4-6). Recordad que el vino sagrado es el Ens Seminis. Tú lo sabes.
Todo el poder del Verbo se halla encerrado en el Ens Seminis. La inserción del Phalo vertical en el Cteis horizontal forma el stauros de los gnósticos. El Cteis es la casa del Phalo. La creación es la casa del Verbo. En el Cteis y Phalo bien unidos, se halla la clave secreta para despertar el fuego. Lo importante es evitar el orgasmo para impedir que la materia prima de la gran obra salga de su recipiente. Nuestra divisa es Thelema (voluntad). En el Ens Seminis está contenido todo el Ens virtutis del fuego sagrado. Sin embargo, como algunos clínicos afirman que esta operación científica puede perjudicarnos (Loedere) de diversas formas, nosotros decimos que esto no es así, puesto que el Ens Seminis se transmuta totalmente en luz y fuego. Sucede que dentro de nuestros órganos creadores existe una cocción lenta (DIGERERE) que reduce el Ens Seminis a sus principios energéticos primordiales. Los átomos solares y lunares del sistema seminal ascienden hasta el cerebro por entre sus dos canales simpáticos. Estos dos canales, son dos finos cordones que suben desde los testículos hasta el cerebro. En oriente estos canales son Idá y Pingalá. Estos son los dos testigos. Encended el fuego para que encarnéis el Verbo. Sin el fuego no podréis parlar el Verbo de Oro del primer instante.
Cuando los átomos solares y lunares hacen contacto en el coxis, entonces despierta la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes, y nos convertimos en llamas ardientes…
La inserción del Phalo vertical en el Cteis formal es la clave del fuego. Empero cuidado con derramar el vino sagrado del templo. Levantad vuestra copa; no derraméis el vino del altar. En el Ens Seminis existen los átomos de aquellos idiomas que parlamos en nuestras pasadas vidas. Cuando esas sustancias atómicas de la palabra suben a la laringe creadora, entonces volvemos a parlar esas lenguas. Sólo el Espíritu Santo puede darnos ese don de lenguas.
También existen en el Ens Seminis, átomos transformativos de altísimo voltaje. Esos átomos nos transforman totalmente.
En el Ens Seminis viven los átomos de la gramática cósmica. El Orto purísimo de la divina lengua, corre como un río de oro bajo la selva espesa del sol.
Cuando el Verbo se hace carne en nosotros, hemos llegado a la beatitud perfecta. El que venciere será vestido con vestiduras blancas porque es un Maestro del Día, un Maestro del Mahamvantara. “Su nombre estará escrito en el libro de la vida y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de los ángeles”.
Es necesario nacer de nuevo, para entrar en el Reino de los Cielos.
El Verbo nace siempre de inmaculadas concepciones. El Verbo es siempre hijo de vírgenes purísimas. La madre del Verbo es siempre una mujer. Jesús crucificado en su cruz sangrando y lleno de dolor dirigiéndose a su madre dijo: “Mujer, he ahí a tu hijo” (Juan 19: 26). Refiriéndose a Juan que estaba junto a María. “Después dice al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo (Juan) la recibió consigo” (Juan 19: 27).
Juan se descompone en las cinco vocales, así:
I. E. O. U. A. N. Con estas cinco vocales formamos los Mantram. Juan es el Verbo. La Gran Palabra.
“De cierto, de cierto te digo que el que no naciere del agua (semen) y del espíritu (fuego), no puede entrar en el Reino de Dios” (Juan 3: 5). Todos los 21 Versículos del capítulo 3 de San Juan, encierran el Gran Arcano.
El Arcano A.Z.F. es el Gran Arcano.
“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado” (Juan 3: 14). Aquél que lo encarne, lo levanta, lo resucita dentro de sí mismo.
“De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto testificamos, y no recibís nuestro testimonio” (Juan 3: 11). Nuestro Divino Salvador da testimonio de lo que Él vio y experimentó por sí mismo. Jesús es hijo del agua y del fuego. La madre del Verbo es siempre una mujer. “Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre que está en el cielo” (Juan 3: 13). Debemos disolver el yo. El yo no vino del cielo, no puede subir al cielo. Sólo el Hijo del Hombre sube al cielo porque descendió del cielo.
Todo vive por el Verbo. Todo se sostiene por el Verbo.
Las cinco vocales I. E. O. U. A., resuenan como un arpa milagrosa del cosmos infinito, en el fuego flamígero, en el aire impetuoso, en las olas embravecidas, y en la perfumada tierra.
La vocal “I” hace vibrar el chacra frontal. La vocal “E” hace vibrar el chacra laríngeo. La vocal “O” hace vibrar el chacra del corazón. La vocal “U” hace vibrar el chacra del plexo solar. La vocal “A” hace vibrar el chacra de los pulmones.
Una hora diaria de vocalización nos desarrolla y desenvuelve todos estos chacras, discos, o ruedas magnéticas del cuerpo astral. Deberá inhalarse por las fosas nasales el Prana, la vida, y luego exhalarlo por la boca vocalizando. Cada vocal tiene su gran poder. Hay que alargar y sostener el sonido de cada vocal, para despertar los chacras.
Cuando morábamos en el Edem, todos estos sonidos de las vocales vibraban dentro de nuestro organismo. Ahora debemos volver a despertar estos milagrosos sonidos de la naturaleza en todos los chacras del cuerpo astral. Allá en la Arcadia, en aquellos tiempos antiguos de la naturaleza, éramos hombres paradisíacos. Desgraciadamente la lira de Orfeo, cayó sobre el pavimento del templo, hecha pedazos.
Ahora debemos orar, meditar, transmutar y vocalizar para que el Ave Fénix resucite de entre sus propias cenizas.
CAPÍTULO XI:
LA IGLESIA DE FILADELFIA
Entre cada nota exquisita del piano, entre cada melodía del nirvana, resplandece llena de mística alegría la iglesia de Filadelfia. Cuando el fuego sagrado abre la iglesia de Filadelfia, despierta el chacra frontal. Este chacra se halla situado entre las dos cejas. El místico se llena de éxtasis al contemplar esta flor de loto en el plexo cavernoso.
Entre los sublimes encantos de la noche estrellada el loto inmaculado del entrecejo parece un poema de amor.
Esta preciosa flor de loto tiene su raíz en la glándula pituitaria. Resplandece el chacra frontal con los colores inmaculados de las noches románticas del plenilunio. Realmente el chacra frontal tiene muchos esplendores divinos; pero sus pétalos fundamentales son únicamente dos.
El desarrollo total y completo del chacra frontal significa suprema beatitud y liberación absoluta. El chacra frontal tiene ocho poderes mayores, y treinta y seis menores.
El chacra frontal nos hace clarividentes. El clarividente debe tener mente de niño. Cuando el clarividente permite que el yo sea el traductor de sus visiones, entonces se convierte en calumniador de la gente.
El clarividente debe ser tan sencillo y humilde como la tímida y perfumada florecilla de la noche estrellada.
El clarividente deberá ser como un jardín sellado con siete sellos.
El verdadero vidente nunca dice que es vidente. El verdadero vidente debe ser humilde y modesto.
El vidente debe aprender a ver en ausencia del yo. Ver sin traducir. Ver sin juzgar.
El chacra frontal se desarrolla con la profunda meditación interna.
“Y escribe al ángel (atómico) de la iglesia en Filadelfia: Estas cosas dice el santo, el verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre” (Ap. 3: 7). La llave de David es la llave del templo interno de cada hombre. Debemos edificar el templo sobre la peña viva. La llave del templo es la llave del Arca de la Ciencia. Esa llave es el Arcano A.Z.F. El Hijo del Hombre, abre, y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre.
No arrojéis piedras desde el interior del templo. No uséis la clarividencia para herir al prójimo, tened piedad para los que sufren, piedad para los que lloran. No los hieras, ámalos. No convirtáis el templo en cueva de mercaderes.
“Yo conozco tus obras: He aquí, he dado una puerta abierta, delante de ti (la puerta del chacra frontal), que ninguno puede cerrar; Porque tienes un poco de potencia, y has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. He aquí, yo doy de la sinagoga de Satanás, los que se dicen ser judíos, y no lo son, mas mienten. He aquí yo los constreñiré a que vengan y adoren delante de tus pies, y sepan que yo te he amado” (Ap. 3: 8, 9).
Judíos auténticos son únicamente los hijos del león de la tribu de Judá (los Cristificados).
Aquellos que dicen ser judíos (iluminados) y no lo son, mienten entonces.
Realmente esa gente pertenece a la sinagoga de Satanás. Esa gente no puede entrar al templo de Filadelfia.
Cuando el clarividente es mago negro, el chacra frontal está controlado entonces por esa mujer Jezabel (que se dice profetisa). El mago negro tiene clarividencia tenebrosa.
El chacra frontal del mago negro sólo funciona en el abismo. En los infiernos atómicos de la naturaleza, los tenebrosos asumen el aspecto de maestros amigos de los Maestros, para hacer cosas horribles.
Cuando los clarividentes de Jezabel se ponen en contacto con esos tenebrosos disfrazados, entonces de hecho se convierten en calumniadores del prójimo.
El verdadero clarividente iluminado no es capaz de calumniar al prójimo. El clarividente iluminado ve en ausencia del yo. El clarividente iluminado usa su facultad con suprema sabiduría para aconsejar y ayudar al prójimo.
Hay que decapitar a Jezabel. Hay que poner la clarividencia al servicio del Cordero Inmolado. Hay que profetizar con sabiduría.
“Porque has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la tentación que ha de venir en todo el mundo, para probar a los que moran en la tierra (ya estamos en la hora de la gran tentación). He aquí, yo vengo presto; retén lo que tienes (el fuego) para que ninguno tome tu corona (no te la dejes quitar de Satán)” (Ap. 3: 10, 11). No gastes el vino sagrado. Sé casto.
“Al que venciere, yo te haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera; Y escribiré sobre él, el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalem, la cual desciende del cielo de con mi Dios y mi nombre nuevo. El que tiene oído, oiga lo que el espíritu dice a las iglesias” (Ap. 3:12,13).
En el ascenso hacia los mundos superiores, despierta el sexto sentido, la divina clarividencia.
Y escribiré sobre él, en su frente, el nombre del Cordero, y el nombre de la nueva Jerusalem de arriba (los mundos superiores), donde somos recibidos con palmas y alabanzas y fiestas, cuando nos libertamos de los cuatro cuerpos de pecado.
Y la nueva Jerusalem desciende del cielo, de con mi Dios, ataviada como una esposa para recibir a su marido.
CAPÍTULO XII:
LA IGLESIA DE LAODICEA
Cuando la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes llega a la glándula pineal, situada en el cerebro, entonces se abre la iglesia de Laodicea.
La glándula pineal está situada en el tope superior del cerebro, y es la reina de las glándulas. Entre las glándulas pituitaria y pineal existe un canalillo sumamente sutil, ya desaparecido en los cadáveres. Por ese canalillo debe pasar el fuego hasta el entrecejo. Luego anda el fuego hasta la raíz de la nariz. Realmente allí hay un campo magnético especial donde mora el átomo del Padre. Cuando aspiramos a la Gran Luz, entonces inhalamos billonadas de átomos aspirantes que penetran por las fosas nasales hasta el campo magnético de la raíz de la nariz, donde está el átomo del Padre. Las glándulas sexuales y la glándula pineal se hallan correlacionadas íntimamente. De la potencia sexual depende la potencia de la glándula pineal.
En la glándula pineal está el átomo del Espíritu Santo. En la glándula pituitaria está el átomo del Hijo. En el campo magnético de la raíz de la nariz, reside el átomo del Padre. La glándula pineal tiene tan sólo cinco milímetros de diámetro y está rodeada de una fina arenilla. El loto de la glándula pineal tiene mil pétalos que resplandecen formando la corona de los santos. En la corona de los santos resplandece toda la gloria del zodiaco interno. En el microcosmos hombre, existe todo un zodíaco atómico que brilla y centellea. Esa es la aureola resplandeciente de la cabeza de los santos.
Tal como es arriba es abajo. El zodíaco de los cielos estrellados está gobernado por veinticuatro ancianos.
El zodíaco hombre está también gobernado por veinticuatro dioses atómicos que tienen sus tronos en el cerebro. El aura de los veinticuatro dioses atómicos centellea en la corona de los santos.
Allá arriba, en los cielos estrellados, los siete espíritus ante el trono del Cordero. Aquí abajo en el microcosmos hombre, los siete ángeles atómicos que gobiernan las siete iglesias de la médula espinal. “Tal como es arriba es abajo”.
La glándula pineal es la ventana de Brahma; el ojo de diamante; el ojo de la Polividencia. En este chacra reside la vista intuitiva; el ojo del espíritu. Este chacra esplendoroso y divino está asociado a la corona de espinas que hace sangrar las sienes de todos los Cristificados.
Con este chacra podemos estudiar la divina sabiduría del nirvana.
Este chacra nos permite ver y saber instantáneamente. Ver con el ojo de diamante significa transportarnos espiritualmente al lugar que estamos viendo. El que haya desarrollado el chacra coronario puede abandonar todos sus vehículos internos instantáneamente cada vez que así lo quiera. Cuando el íntimo funciona sin vehículos de ninguna especie en el mundo de la niebla de fuego, entonces alcanzamos el éxtasis perfecto. Cuando el fuego toca al átomo del Padre adviene la primera iniciación del fuego.
Las glándulas epífisis e hipófisis (pineal y pituitaria) tienen cada una su irradiación, su aura propia. Cuando estas dos auras glandulares se mezclan, entonces un chorro de luz sale por la puerta del chacra frontal.
Al llegar a estas alturas esotéricas, el iniciado recibe la “Iniciación”. El iniciado tiene que subir los siete grados de poder del fuego. En el chacra frontal de los grandes iniciados brilla resplandeciente con inmaculada blancura, la estrella pentagonal.
Unos resucitan en el fuego y otros en la luz. Primero resucitamos en el fuego, y luego en la luz. Conforme aspiramos a la luz, llegan al campo magnético de la nariz millones de átomos aspirantes que luego pasan al corazón. En el corazón reside el átomo “Nous”.
Ese átomo gobierna a todos los átomos del organismo. En el sistema seminal existe el átomo Maestro. Con la Alkimia sexual ese átomo sube al cerebro para Enseñarnos la sabiduría de la naturaleza.
Todo aquel que llegue a la quinta iniciación de misterios mayores se convierte en hermano mayor de la humanidad.
Antes que puedas llegar al Valle del Refugio, llamado Sendero del Conocimiento Puro, tendrás que sacrificarte por amor a la humanidad. El quinto sendero es supremo amor, suprema caridad y suprema obediencia al Padre.
Cuando la serpiente sagrada pasa por aquel centro cerebral donde está la fontanela frontal de los recién nacidos, entonces una parte del fuego se escapa vertiéndose en el mundo exterior. En esos instantes toda el aura resplandece con el fuego, y la blanca paloma inmaculada y divina del Espíritu Santo entra en nosotros. Todos los vehículos internos del iniciado deben ser crucificados y estigmatizados en el Gólgota del supremo sacrificio. En el cerebro está el Gólgota del Padre. Tenemos que subir hasta el Gólgota llevando la cruz a cuestas.
Los veinticuatro ancianos lanzan sus coronas a los pies del Cordero. Aquel que abre la iglesia de Laodicea debe arrojar su corona humildemente a los pies del Cordero.
Con la meditación interna se desarrolla y desenvuelve el loto resplandeciente de los mil pétalos.
Tú que arrojas tu corona a los pies del Cordero, recuerda que todo aquel que quiere llegar a la ciencia mística tiene que negarse y despegarse de cinco cosas: Primera, de las humanas Pasiones, distracciones y vicios de las multitudes. Segunda, de las cosas vanas y pasajeras del mundo. Tercera, de los mismos poderes ocultos; teniéndolos en abundancia, sed como quien no los tiene. Cuarta, despégate de ti mismo; convéncete de que, por muy exaltado y grandioso que sea tu Dios interno, tú no eres más que la sombra de tu Dios, una sombra pecadora que debe ser aniquilada. La quinta es resolverte a morir.
No aspires a inmortalizar tu yo. Resuélvete a morir totalmente porque no eres sino una pobre sombra pecadora. Entonces te perderás en tu Dios interno y sólo quedará morando dentro de tu alma Cristificada, el hijo del hombre. Tú que has abierto las siete iglesias, recuerda que los poderes ocultos son muy divinos, pero peligrosos.
Si no disolvemos al yo, sucede que el yo, armado de todos estos poderes quiere hacer algo, y desea ser grande y poderoso. Aquellos iniciados que se apegan a los poderes mágicos se salen de la humildad y de la nada y caen en el abismo de perdición.
Si quieres encarnar al Cordero, recuerda a cada instante tu propia miseria. Esa nada y el reconocimiento de tu propio pecado y miseria, es el medio para que tu Dios que está a la espera, obre dentro de ti mismo maravillas y prodigios.
Ayunad, orad, vestios de saco y cilicios y haced mucha penitencia. Nunca contéis vuestras visiones sagradas a nadie. Recordad que Jezabel (que se dice profetisa), goza hablando a las gentes de todas sus visiones.
Tú que arrojas tu corona a los pies del Cordero, aprende a callar.
Jamás hables de las iniciaciones del Bienamado. Esas cosas íntimas de la iniciación son muy sagradas.
El Bienamado puede estar lleno de iniciaciones y poderes; pero tú no eres más que una pobre sombra pecadora. Es urgente que llegues a la aniquilación del yo.
Nunca digas yo tengo tantas iniciaciones; Fulano tiene tantas iniciaciones, porque el “yo” tuyo jamás ha recibido ninguna iniciación. Las iniciaciones son muy sagradas.
Sólo el íntimo es el único que recibe iniciaciones y grados y fiestas. Las iniciaciones son para el íntimo. Tú no eres más que una sombra que debe ser aniquilada.
“Y escribe al Ángel (atómico) de la iglesia de Laodicea. He aquí dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios. Yo conozco tus obras, que ni eres frió, ni caliente. ¡Ojalá fueses frío, o caliente! Mas porque eres tibio, y no frío, ni caliente, te vomitaré de mi boca” (Ap. 3: 14-16).
¡Ay de los tibios! Realmente los tibios no podrán entrar en el sendero secreto. Los tibios son parásitos de la naturaleza. Muchas veces un gran pecador está más cerca de la redención, que un devoto tibio. A los tibios “los vomitaré de mi boca”.
Realmente el tibio dice: “Yo soy rico (yo estoy lleno de ciencia, etc.), y no tengo necesidad de ninguna cosa; y no conoces que tú eres un cuitado y miserable y pobre y ciego y desnudo. Yo te amonesto que de mí compres oro afinado en fuego (mediante el fuego sexual debemos transmutar el plomo de la personalidad en el oro purísimo del Espíritu Divino); Para que seas hecho rico (espiritualmente), y seas vestido de vestiduras blancas, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio para que veas” (Ap. 3: 17, 18).
El colirio de la castidad es la materia prima de la Gran Obra, ese santo colirio nos abre el ojo de la Polividencia. De la potencia sexual depende la potencia de la glándula pineal.
“Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso (vigilante) y arrepiéntete. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oyera mi voz y abriera la puerta (la glándula pineal es la puerta del alma) entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Ap. 3: 19, 20). El Cordero entra en nosotros por la puerta de la glándula pineal.
Al entrar el Cordero dentro del alma. Él se transforma en ella y ella en Él. Entonces resucitamos al Hijo del Hombre dentro de nosotros mismos.
“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mí trono; así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su Trono” (Ap. 3: 21). El alma mezclada con el Cordero, es el Hijo del Hombre que se sienta en su trono. El Hijo del Hombre es un vencedor. Él venció a Satán. Él tiene derecho a sentarse en el Trono del Padre, porque el Hijo es Uno con el Padre, y el Padre Uno con el Hijo. “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Ap. 3: 22).
El Cordero debe entrar dentro del espíritu (íntimo) y dentro del alma, y dentro del cuerpo del hombre.
Tú que arrojas tu corona a los pies del Cordero recuerda que debes edificar tu templo sobre la piedra viva, para que el Cordero entre a cenar contigo.
El Templo de la Sabiduría tiene siete columnas de fuego vivo.
Si quieres la iniciación, escríbela sobre una vara.
Sólo con INRI, podrás llegar hasta el Gólgota del Padre.
CAPÍTULO XIII:
LOS ESTADOS DE JINAS
“Tal como es arriba es abajo”. Lo infinitamente pequeño es análogo a lo infinitamente grande. Un átomo es todo un sistema solar en miniatura.
Existe la Jerusalem Celestial en el macrocosmos. Existe la Jerusalem Celestial en el microcosmos-hombre.
Habrá un cielo nuevo y una tierra nueva. Es la futura Jerusalem Celestial del macrocosmos.
Cuando un hombre se Cristifica se convierte en la nueva Jerusalem Celestial del microcosmos. “Tal como es arriba es abajo”. Esa es la ley.
La Nueva Jerusalem -tanto en el macrocosmos como en el microcosmos- desciende de los mundos superiores; y está llena de poderes terriblemente divinos.
La Nueva Jerusalem -tanto en el futuro planeta tierra, como en el planeta hombre- está iluminada por el Cordero Inmolado.
El planeta purificado del futuro, más los cuerpos internos del planeta, son la Jerusalem Celestial del futuro en el macrocosmos.
El cuerpo Crístificado del hombre, más sus cuerpos internos Cristificados constituyen la Jerusalem Celestial del microcosmos hombre.
Todo lo que sucede en el planeta tierra, se repite en el planeta hombre. Todo lo que sucede en la Jerusalem Celestial del macrocosmos, se repite en la Jerusalem Celestial del micro-cosmos-hombre. “Tal como es arriba es abajo”.
En la Jerusalem Celestial del Planeta Tierra del futuro, sólo morarán las almas Cristificadas. En la Jerusalem Celestial del cuerpo humano sólo mora el alma Cristificada del iniciado.
El cuerpo humano de un Crístificado es la Jerusalem Celestial del microcosmos. Ese cuerpo Crístico está lleno de terribles poderes.
Los ocho poderes mayores del místico, son los siguientes:
Primero: “Anima”. Poder para reducir el tamaño de su cuerpo físico hasta alcanzar el tamaño de un átomo.
Segundo: “Mahima”. Poder para agigantarse hasta tocar el sol y la luna con sus manos.
Tercero: “Laghima”. Poder para volver el cuerpo tan liviano como una pluma. Con este poder podemos flotar con el cuerpo por los aires.
Cuarto: “Gharima”. Poder para aumentar el peso del cuerpo a voluntad, hasta pesar como una montaña.
Quinto: “Prapti”. Profecía, clarividencia oído sagrado, psicometría, telepatía, intuición, poder para entender el lenguaje de los animales, como Apolonio de Tiana, como Francisco de Asís, que también podía conversar con los animales del bosque.
Sexto: “Prakanya”. Poder que le permite al místico sumergirse en el agua y hasta vivir debajo de las aguas sin recibir ningún daño.
El Gran Gurú Deva Sivananda nos cuenta el caso del Swami Tilinga de Benarés (India) que acostumbraba vivir seis meses del año debajo de las aguas del Ganges.
Séptimo: “Vasitwan”. Poder con el cual el místico puede dominar los animales más feroces. Poder para pronunciar palabras que entumecen y encantan a las serpientes venenosas.
Octavo: “Ishatwan”. Poder que le permite a los santos resucitar a los muertos. El que ha llegado a estas alturas, es un liberado, un Señor de los vivos y de los muertos.
Todos aquellos que ya están caminando la senda de cristificación, deben desarrollar estos ocho poderes. Estos poderes de la Jerusalem Celestial se logran y se conquistan con la meditación interna (a condición de una castidad absoluta).
El cuerpo humano convertido en la Jerusalem Celestial, es un cuerpo Crístico maravilloso.
PRÁCTICA
1. Acuéstese el místico en su lecho tranquilamente.
2. Pídale al Cordero Interno la asistencia de un Ángel especialista en los estados de Jinas.
3. Suplicad al Ángel y al Cordero Inmolado que os lleven con el cuerpo físico, a los mundos superiores.
4. Nosotros los Hermanos del Templo, os aconsejamos invocar al Ángel Harpócrates que es especialista en los estados de Jinas. Rogad al cordero. Suplicadle que os envíe a Harpócrates.
5. Retirad de vuestra mente todos los pensamientos (poned la mente en blanco). Es necesario que lleguéis a tener la mente quieta y tranquila.
6. Provocad el sueño. Adormeceos sin pensar en nada.
7. Levantaos de vuestro lecho y salid de vuestra recámara conservando el sueño como un tesoro precioso.
Si la práctica ha sido bien hecha, vuestro cuerpo entrará en estado de Jinas, es decir, se sumergirá dentro de los mundos suprasensibles.
Un cuerpo en estado de Jinas puede flotar en los aires (Laghima), o sumergirse en las aguas (Prakanya), o pasar por entre el fuego sin quemarse, o reducirse al tamaño de un átomo (Anima), o agrandarse hasta tocar el sol y la luna con las manos (Mahima).
Un cuerpo sumergido dentro de los mundos suprasensibles está sometido a las leyes de esos mundos. Entonces es plástico, elástico, puede cambiar de forma, disminuir de peso (Laghima), o aumentar de peso (Gharima) a voluntad.
El yogui de Benarés, que se sumergía seis meses debajo de las aguas, podía hacerlo porque primero ponía su cuerpo en estado de Jinas.
Algunos devotos que estuvieron haciendo las prácticas de meditación para entrar en estado de Jinas, se sintieron de pronto como muy gordos, tuvieron la sensación de estarse inflando como globos. Si esos devotos se hubieran levantado de su cama en esos precisos instantes, entonces hubieran tenido la dicha de entrar en estado de Jinas.
Cuando Jesús caminó sobre las aguas del Mar de Galilea, iba con su cuerpo en estado de Jinas.
Pedro pudo librarse de los grillos, y salir de su prisión, gracias a un ángel que lo ayudó a poner su cuerpo en estado de Jinas.
La Jerusalem Celestial del microcosmos-hombre, está llena de formidables poderes divinos.
Con la meditación interna lograréis desarrollar los ocho grandes poderes místicos y os convertiréis en modelos vivientes de la futura Jerusalem Celestial.
Se necesita mucha paciencia y muchos años de práctica para educar, desarrollar y vigorizar los ocho grandes poderes místicos.
En estas prácticas de Jinas, los devotos deben ser pacientes. Hay que perseverar días, meses y años, hasta educar, desarrollar y vigorizar totalmente los ocho grandes poderes místicos. En estado de Jinas obramos sobre la naturaleza con los poderes de las siete iglesias.
Se necesita fe, tenacidad, paciencia, castidad, caridad y supremo amor por la humanidad. Estas virtudes son indispensables. Así lograréis desarrollar los ocho poderes místicos de vuestra propia Jerusalem Celestial. Esos ocho místicos poderes pertenecen a las siete iglesias.
Aquellos que se cansan, los inconstantes, aquellos que adulteran con Jezabel (que se dice Profetisa), jamás lograrán los ocho místicos poderes de los santos.
En estado de Jinas ejercemos el sacerdocio perfecto de las siete iglesias. Todo hombre que se Cristifica, se convierte en un vivo exponente, en un vivo ejemplar de la futura Jerusalem.
Todos los vehículos internos del hombre, cuando ya están Cristificados y estigmatizados, resplandecen con la gloria del Cordero. Realmente ese es el Santo Tabernáculo de Dios con los hombres. El Señor mora en su Santo Tabernáculo. Esa es la Jerusalem Celestial dotada de poderes terriblemente divinos. Y la Jerusalem Celestial no tiene necesidad de sol ni de luna para que resplandezca en ella, porque la claridad inmaculada del Eterno la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.
El santo ocho es el signo del infinito. En la médula espinal se enroscan los dos testigos del Apocalipsis formando el santo ocho. De ese santo ocho brotan todos los místicos poderes de la Jerusalem Celestial del microcosmos hombre. Ahora comprenderán los devotos por qué hablamos de ocho místicos poderes inefables.
“El muro de la ciudad tiene 144 codos, medida de hombre, la cual es de ángel” (Ap. 21: 17). 1 + 4 + 4 = 9. Hay que bajar a la novena esfera (el sexo) a trabajar con el agua y el fuego, origen de mundos, bestias, hombres y dioses. Toda auténtica iniciación blanca comienza por allí.
El Hijo del Hombre nace del agua y del fuego. “Y el que hablaba conmigo tenía una medida de una caña de oro, para medir la ciudad, y sus puertas y sus muros” (Ap. 21: 15). Esa caña de oro es la médula espinal. Por allí suben los siete grados del poder del fuego. Empuñad vuestra caña para que ejerzáis el sacerdocio de los santos.
Vosotros podéis convertiros en ciudadanos anticipados de la futura Jerusalem.
Así como antes de salir el sol, raya la aurora en el Oriente, alegrando a los pájaros, que comienzan entonces a llenar el bosque con la dulzura de sus conmovedores cantos; así también antes de la futura Jerusalem inefable, raya la aurora del Eterno con algunos vivos ejemplos de lo que habrá de ser la Nueva Jerusalem.
Desarrollad vuestros poderes internos. No codicies los poderes. No desees poderes, Cultivad las flores del loto con amor desinteresado. Cultivad vuestro precioso jardín interno y delicado, así como el pobre jardinero cultiva su jardín.
Cuando tus flores de loto resplandezcan, recuerda que todos tus poderes no son sino míseras bujías de sebo brillando como luciérnagas ante el sol resplandeciente de tu Cordero Inmolado.
Tú no eres el Maestro; tú eres tan sólo la sombra pecadora de aquel que jamás ha pecado. Recuerda que sólo tu Cordero Interno es el Maestro.
Recuerda que aunque tu Dios Interno es un jerarca del fuego, tú, pobre gusano, eres únicamente un hombre, y como tal se te juzgará siempre.
Tu Cordero Interno puede ser un Dios planetario; pero tú, pobre gusano del lodo, recuerda, y no lo olvides que tú tan sólo eres la sombra de tu Dios. ¡Pobre sombra pecadora!
No digas yo soy el Dios tal, o yo soy el Maestro tal, porque tú no eres sino una sombra que debe resolverse a morir decapitada para no servir de obstáculo a tu Dios Interno. Es necesario que llegues a la suprema humildad.
SEGUNDA PARTE
EL LIBRO SELLADO
“IN IMNOBUS DEBEMOS SUBJICERE VOLUNTATEM NOSTRAM VOLUNTATIS DIVINAE”
CAPÍTULO XIV:
EL TRONO EN EL CIELO
“Después de estas cosas miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo (la puerta de la glándula pineal); y la primera voz que oí, era como de trompeta que hablaba conmigo, diciendo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de ser después de éstas. Y luego yo fui en espíritu: y he aquí, un trono que estaba puesto en el cielo, y sobre el trono estaba uno sentado (el Cordero). Y el que estaba sentado, era al parecer semejante a una piedra de jaspe y sardio (el Hijo del Hombre es hijo de la piedra viva, y todos los Maestros son hijos de las piedras preciosas del Templo. La piedra cúbica de Jesod, es el sexo). Y un arco celeste había alrededor del trono, semejante en el aspecto a la esmeralda (la aureola de la Sabiduría; el Hijo del Hombre es el Espíritu de Sabiduría). Y alrededor del trono había veinticuatro sillas, y vi sobre las sillas veinticuatro ancianos sentados (los veinticuatro ancianos que gobiernan el zodíaco), vestidos de ropas blancas; y tenían sobre sus cabezas coronas de oro. Y del trono salían relámpagos y truenos y voces: y siete lámparas de fuego estaban ardiendo delante del trono, las cuales son los siete espíritus de Dios” (Ap. 4: 1-5).
Los veinticuatro ancianos existen en el macrocosmos y en el micro-cosmos: Arriba y abajo. En el firmamento del cielo, y en el firmamento atómico del hombre.
Los siete espíritus ante el trono existen arriba y abajo, en el firmamento del cielo y en el firmamento atómico del hombre. Tal como es arriba es abajo.
Así como hay un zodíaco en los cielos, así también en la tierra hay un zodíaco viviente. Ese zodíaco es el hombre.
“Y delante del trono del Cordero (tanto en el cielo, como en el hombre), había como un mar de vidrio semejante al cristal (el Ens Seminis). Y en medio del trono, y alrededor del trono (que está arriba y abajo, en el universo y en el hombre) cuatro animales llenos de ojos delante y detrás (los cuatro animales que simbolizan toda la ciencia del Gran Arcano” (Ap. 4: 6).
“Y el primer animal era semejante a un león (el fuego sagrado); y el segundo animal, semejante a un becerro (la sal, es decir, la materia); y el tercer animal tenía la cara como de hombre (el mercurio de la filosofía secreta, el Ens Seminis); y el cuarto animal, semejante a un águila volando (el águila volando representa el aire)” (A p. 4: 7).
El fuego filosofal debe buscarse en el Ens Seminis.
Ese fuego en sus principios no es más que una exhalación seca y terrestre, unida a los vapores seminales. Cuando el sacerdote aprende a retirarse del altar sin gastar ni una sola gota del vino sagrado, entonces esa exhalación seca y terrestre se trasmuta en el rayo terrible del Kundalini. Al llegar a estas alturas recibimos la espada flamígera.
El Ens Seminis, fecundado por el fuego se convierte en maestro y regenerador del hombre. El fuego se alimenta con el aire vital, Prana o vida universal. Realmente, el fuego a base de tanto inhalarse y exhalarse durante el éxtasis supremo del amor, llega a convertirse en el rayo terrible, que subiendo por el canal medular abre las siete iglesias.
Tenemos que decapitar al yo, con la espada flamígera de la justicia cósmica.
“Y los cuatro animales (de la alquimia sexual), tenían cada uno por sí seis alas alrededor, y de dentro estaban llenos de ojos; y no tenían reposo de día ni de noche, diciendo: Santo, santo, santo, el Señor Dios Todopoderoso, que era, y que es, y que ha de venir” (Ap. 4: 8).
Este es el terrible arcano 6 del tarot. Recordad que cuando Moisés golpea con su vara la piedra filosofal, brota el manantial de agua pura de vida.
El hombre es el sacerdote y la mujer es el altar. El vino sagrado es el Ens Seminis, el agua pura de vida.
Recordad la serpiente de cobre de Moisés entrelazada en el Tau, es decir, en el Lingam generador. Recordad, buen devoto, la doble cola de la serpiente que forma las patas del gallo solar de los Abraxas. Todo el trabajo de la Gran Obra consiste en desprenderse de los anillos encantados de la serpiente seductora; domarla, vencerla, ponerle el pie sobre la cabeza y levantarla por el canal medular, para abrir las siete iglesias.
El arcano 6, es la lucha entre el espíritu y la bestia animal. El número seis representa la lucha entre Dios y el diablo. El antagonismo entre el amor y la pasión animal. Las seis alas de los cuatro animales están llenas de ojos que nos vigilan arriba y abajo, en el cielo y en el abismo.
“¡Ay de ti, Oh Guerrero, Oh luchador, si tu servidor se hunde!”
No derrames el vino sagrado de tu templo.
“Y cuando aquellos animales daban gloria y honra y alabanza al que estaba sentado en el trono (dentro del hombre y dentro del universo), al que vive para siempre jamás (el Cordero); los veinticuatro ancianos (en el macrocosmos y en el microcosmos), se postraban delante del que estaba sentado en el trono, y adoraban al que vive para siempre jamás, y echaban sus coronas delante del trono, diciendo: Señor digno eres de recibir gloria y honra y virtud, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad tienen ser y fueron creadas” (Ap. 4: 9-11).
Los veinticuatro ancianos del zodiaco del cielo, arrojan sus coronas a los pies del Cordero. Este acontecimiento se repite en el zodíaco hombre. Los veinticuatro ancianos atómicos del cerebro, arrojan sus coronas a los pies del Cordero. “Tal como es arriba es abajo”. Todo lo que sucede en lo infinitamente grande, se repite en lo infinitamente pequeño.
El Cordero es unidad múltiple, perfecta. Hay tantos corderos en el cielo, como hombres en la tierra. Realmente cada hombre tiene su Cordero.
El Cordero no es el septenario teosófico. El Cordero es el rayo Logoico de donde dimana todo el septenario teosófico.
Cuando el íntimo abre las siete iglesias debe arrojar su corona a los pies del Cordero. El íntimo es el Espíritu, la Mónada, el Ser.
El Íntimo no es el Cordero. El íntimo emanó del Cordero.
Cuando el iniciado pronuncia la séptima palabra terrible del Gólgota, entrega su espíritu al Cordero y exclama: “Padre mío: En tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23: 6).
CAPÍTULO XV:
EL LIBRO SELLADO
Esta noche los Hermanos del Templo hemos sufrido mucho por esa pobre humanidad que tanto adoramos. El cielo esta noche se ha vestido con negros y densos nubarrones.
Aleonadas nubes que el relámpago ilumina. Rayos, truenos, tempestades, lluvias y muy grande granizo.
Esta noche todos nosotros nos entramos por las puertas del templo, llenos de muy grande tribulación. Hemos sufrido mucho por la gran huérfana que tanto amamos. ¡Pobre humanidad! ¡Pobres madres! ¡Pobres ancianos!
Algunos hermanos nos hemos acostado en lechos de profundo dolor.
En el templo se representa un drama apocalíptico.
Los hermanos somos espectadores y actores simultáneamente de este drama sagrado. Los sacerdotes ataron dos cosas: un niño y un libro. Sobre el pecho del niño apocalíptico resplandece el libro sellado. Las cuerdas de fino y cruel cáñamo envuelven el delicado y tierno cuerpo del hermoso niño de angustias y dolores. Las crueles ataduras pasan por sobre el libro sellado. El libro está sobre el inmaculado pecho del niño. Ese niño es nuestro hijo muy amado. Suplicamos, lloramos, pedimos misericordia, y entonces es libertado el niño de angustias y el libro sellado con siete sellos.
Ahora abrimos el libro y con él profetizamos a una mujer vestida de púrpura y escarlata. Esa es la gran ramera cuyo número es 666, y con ella han fornicado todos los reyes de la tierra. La mujer nos escucha y dice: “Yo no sabía que ustedes podían profetizarme con ese libro” Nosotros entonces dijimos: “Venimos a profetizar y a Enseñar con este libro”. Así hablamos a la mujer vestida de púrpura y escarlata; y mientras hablamos con ella, cruzan por nuestra imaginación las imágenes de cinco montes. Esas son las cinco Razas que han habido. Cada raza termina con un gran cataclismo. Pronto terminará nuestra quinta raza.
“Y vi en la mano derecha del que estaba sentado sobre el trono un libro escrito de dentro y de fuera, sellado con siete sellos” (Ap. 5: 1).
“Y vi un fuerte ángel predicando en alta voz: ¿Quién es digno de abrir el libro, y de desatar sus sellos?. Y ninguno podía, ni en el cielo ni en la tierra, ni debajo de la tierra, abrir el libro, ni mirarlo” (Ap. 5: 3). Realmente ese libro sólo puede abrirlo el Cordero Encarnado.
“Y yo lloraba mucho, porque no había sido hallado ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni mirarlo” (Ap. 5: 4).
“Y uno de los ancianos me dice: No llores. He aquí el león de la tribu de Judá (el Verbo iniciador de la Nueva Era Acuaria), la raíz de David, que ha vencido a la bestia (dentro de sí mismo), para abrir el libro y desatar sus siete sellos” (Ap. 5: 5). Eso lo ignora la humanidad, la Gran Ramera.
“Y miré, y he aquí en medio del Trono y de los cuatro animales y en medio de los Ancianos estaba un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios enviados en toda la tierra (para trabajar de acuerdo con la Ley)” (Ap. 5: 6).
“Y él vino, y tomó el libro de la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono” (Ap. 5: 7).
“Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro animales y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero, teniendo cada uno arpas y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos. Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro, y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y nos has redimido para Dios con tu sangre, de todo linaje y lengua y pueblo y nación” (Ap. 5: 8, 9). Realmente sólo el Cordero puede abrir el libro sellado.
“Y nos ha hecho para nuestro Dios (Interno) reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” (Ap. 5: 10). Realmente nuestro Dios Interno es el rey y el sacerdote.
“Y miré, y oí voz de muchos ángeles alrededor del trono (que está en los cielos y dentro del corazón del hombre), y de los animales y de los ancianos; y la multitud de ellos era millones de millones, que decían en alta voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder y riquezas, y sabiduría, y fortaleza, y honra y gloria y alabanza. Y oí a toda criatura que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y que está en el mar, y todas las cosas que en ellos están, diciendo: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la bendición, la honra, y la gloria, y el poder, para siempre jamás” (Ap. 5: 11-13).
“Y los cuatro animales (de la alquimia sexual) decían: Amén. Y los Veinticuatro Ancianos cayeron sobre sus rostros y adoraron al que vive para siempre jamás” (Ap. 5: 14).
Realmente el Cordero Interno de cada hombre, es absolutamente perfecto y digno de toda honra. Los hombres no somos sino pobres sombras de Pecado. Algunas gentes dicen: “Yo creo en el yo quiero; así como en el yo puedo y en el yo hago”. A esto llaman dizque ser positivo. La realidad es que estas personas están afirmando a Satán. El Cordero no es el yo. El Cordero no es ningún yo superior, ni mucho menos ningún yo inferior. Cuando el Cordero dice “YO SOY”, tradúzcase así: “ÉL ES”, puesto que Él es el que está hablando, y no es hombre. El Cordero está desprovisto del yo, y de todo sello de individualidad, y de todo vestigio de personalidad.
Si tu Dios Interno es el dios de algún sol, el dios de alguna constelación, sed todavía más humilde porque tú no eres sino un pobre Bodhisattva, un pobre hombre más o menos imperfecto. No cometas el sacrilegio de decir: yo soy el dios tal, o el gran Maestro fulano de tal, porque tú no eres el Maestro. Tú no eres el Cordero. Tú sólo eres únicamente una sombra pecadora de aquel que jamás ha pecado. El yo está compuesto por los átomos del enemigo secreto. El yo quiere resaltar, subir, hacerse sentir, trepar al tope de la escalera, etc. Tú, reconoce tu miseria; adora y alaba al Cordero, desvanécete, refúgiate en la nada porque eres nadie. Así, por ese camino de suprema humildad, regresarás a la inocencia del Edem. Entonces tu alma se perderá en el Cordero. La chispa volverá a la llama de donde salió. Tú eres la chispa, el Cordero es la llama.
Y por esos días, cuando ya tu alma haya vuelto al Cordero, multiplica tu vigilancia; recuerda que el yo retorna como la mala hierba. Sólo el Cordero es digno de toda alabanza, y honra, y gloria.
No te dividas entre dos “yoes”, uno superior y otro inferior. Sólo existe un solo yo. El llamado yo superior no es sino un refinado concepto del Satán. Un sofisma del yo.
No desees nada, mata todo deseo de vida. Recuerda que el yo se alimenta de todo deseo. Besad los pies del leproso. Enjugad las lágrimas de tus peores enemigos, no hieras a nadie con la palabra. No busques refugio.
Resuélvete a morir en todos los planos de la conciencia cósmica. Entrega tus bienes a los pobres; dad la última gota de sangre por la pobre humanidad doliente; renuncia a toda felicidad y entonces el Cordero inmolado entrará en tu alma. Él hará en tu alma su morada.
Algunos filósofos afirman que el Cristo trajo la doctrina del “yo” porque dijo: “yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14: 6). Ciertamente el Cordero dijo: “YO SOY”. Sólo el Cordero puede decir “YO SOY”. Eso lo dijo el Cordero; pero esto no lo podemos decir nosotros (pobres sombras de pecado). Porque nosotros no somos el Cordero. Realmente la traducción exacta y axiomática de ese “YO SOY”, pronunciada por el Cordero, es la siguiente: “ÉL ES el camino, la verdad y la vida”. Él lo dijo, porque lo dijo “ÉL ES”. Nosotros no lo dijimos, lo dijo ÉL, ÉL, ÉL.
Él vive en las profundidades ignotas de nuestro ser. “ÉL ES” el camino, la verdad y la vida. Él trasciende todo concepto del yo, toda individualidad, y cualquier vestigio de personalidad.
Realmente el Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder y riquezas, y, sabiduría, y fortaleza, y honra, y gloria, y alabanza. Él es el único digno de abrir el libro y desatar sus sellos.
El Cordero es nuestro divino Augoides. Lo único verdaderamente grande y divino, es el Cordero Inmolado.
CAPÍTULO XVI:
LOS SIETE SELLOS
“Y miré cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro animales (del Gran Arcano) diciendo como con voz de trueno: Ven y ve” (Ap. 6: 1).
“Y miré, y he aquí un caballo blanco (la raza blanca); y el que estaba sentado encima de él, tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió victorioso, para que también venciese” (Ap. 6: 2). La raza blanca venció al Japón, y tiene muchas ilustraciones contra el Japón.
“Y cuando él abrió el segundo sello, oí al segundo animal (del Gran Arcano), que decía: Ven y ve. Y salid otro caballo, bermejo (la raza roja atlante de la cual descienden los piel rojas de los Estados Unidos de Norte América). Y al que estaba sentado sobre él (el Tío Sam), fue dado poder dé quitar la paz de la tierra, y que se maten los unos a los otros, y fuele dada una grande espada” (Ap. 6: 3, 4).
Actualmente aquel caballo bermejo, de hirsuta crin alborotada y plateados cascos, come tranquilo en los establos de Augias.
El brioso corcel piel roja, ágil y ligero, nos recuerda la aguerrida raza atlante, cuyos últimos vástagos nobles y fuertes fueron destruidos por el yanqui.
Los rubios ciudadanos de los Estados Unidos del Norte, llevan en sus venas la sangre roja de los viejos guerreros cuyo tronco real nació en el continente atlante.
Por este año 1958 (siglo XX) el caballo rojo come tranquilo, y los ciudadanos de los Estados Unidos se preparan para la guerra atómica.
Pronto estallará la tempestad en los Estados Unidos. El huracán aullará horriblemente en los Estados Unidos. El cielo se llenará de negros nubarrones, y habrá muchos lamentos, lágrimas y muy grande tribulación.
“Y cuando él abrió el tercer sello, oí al tercer animal (del Gran Arcano), que decía: Ven y ve. Y miré y he aquí un caballo negro (la raza negra, y toda raza morena, como indostaníes, africanos, etc.; este caballo representa también el trabajo honrado) Y el que estaba sentado encima de él (la raza negra, o morena, árabe, indostana, etc.), tenía un peso en su mano (la esclavitud)” (Ap. 6: 5).
“Y oí una voz en medio de los cuatro animales que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; y no hagas daño al vino ni al aceite” (Ap. 6: 6).
He aquí el trabajo, el duro bregar por el pan de cada día. Y los iniciados quieren paz y dicen: “No hagas daño al vino sagrado ni al aceite de oro puro que alimenta el fuego del candelero”.
Trabajad en paz; luchad por la paz; “amaos los unos a los otros como yo os he amado”; y cuidad el vino y el aceite, para que vuestra alma pueda desposarse con el Cordero. Empero, los moradores de la tierra sólo quieren guerra.
“Y cuando él abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto animal (del Gran Arcano), que decía: Ven y ve. Y Miré, y he aquí un caballo amarillo (la raza amarilla); y el que estaba sentado sobre él (el chino), tenía por nombre muerte y el infierno le seguía y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortalidad, y con las bestias (humanas) de la tierra” (Ap. 6: 7, 8).
La guerra entre el Este y el Oeste será horrible, y la China matará a millones de seres humanos. El peligro chino es aterrador. El caballo chino arrastra tras de sí, el infierno y la muerte. Jamás habrá un peligro más terrible.
El ejército chino es terriblemente poderoso, y está armado de toda clase de armas de muerte.
Los tiempos del fin ya llegaron y la guerra entre el Este y el Oeste es inevitable.
Relincha el caballo amarillo, ágil y lleno de gran ira, y arrastra tras de sí el infierno y la muerte.
“Y cuando él abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos por la palabra de Dios y por el testimonio que ellos tenían. Y clamaban en alta voz diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre (de acuerdo con la Ley Kármica) de los que moran en la tierra?” (Ap. 6: 9, 10).
Los moradores de la tierra han matado a los profetas y aborrecen al Eterno.
“Y les fueron dadas sendas ropas blancas, y fuéles dicho que reposasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completaran sus consiervos y sus hermanos (iniciados) que también habían de ser muertos como ellos (por la palabra del señor)” (Ap. 6: 11).
“Y miré cuando él abrió el sexto sello, y he aquí fue hecho un gran terremoto; y el sol se puso negro como un saco de cilicio, y la luna se puso toda como sangre” (Ap. 6: 12).
Las partículas radiactivas de las explosiones nucleares alterarán profundamente las zonas superiores de la atmósfera terráquea. Esas zonas superiores son el filtro supremo para los rayos solares. Cuando ese filtro haya sido totalmente alterado por las explosiones atómicas, entonces ya no podrá analizar y descomponer los rayos solares en luz y fuego. El resultado será que veremos el sol negro como un saco de cilicio.
Los hombres desembarcarán en la luna. La conquista de la luna es inevitable. Los buitres de la guerra conquistan la luna, y ella se pondrá toda como sangre. Habrá, terremotos por todas partes, tinieblas, hambre, enfermedades desconocidas, blasfemias y muy grande tribulación. Las explosiones atómicas provocarán todas esas grandes calamidades.
Los tiempos del fin ya llegaron. ¡Ay!, ¡Ay!, ¡Ay! de aquellos que como en los días de Noé, comían y bebían y se daban en matrimonio diciendo: Todavía tenemos tiempo para gozar.
¡Ay! de los moradores de la tierra. Los tiempos del fin ya llegaron.
Las explosiones atómicas traerán pestes, terremotos, hambres, maremotos y terribles cataclismos. Habrá turbación espantosa en el sonido del mar, y olas monstruosas nunca antes jamás vistas. Habrá guerras a muerte, y el caballo amarillo arrastrará tras de sí el infierno y la muerte.
El principio del fin ya empezó.
Empero todas estas calamidades, no son sino el aviso, el prefacio, el preludio del acontecimiento final.
Los hombres están levantando nuevamente la torre de Babel. La punta de la torre es la luna. Todo clarividente iluminado puede ver en los mundos superiores la torre de Babel. Hueca torre de frágil cristal, traición al Eterno, que pronto será quebrantada.
Por entre esa frágil y hueca torre, desprovista de toda sabiduría divina, suben y bajan las naves de Babilonia la Grande, la madre de todas las fornicaciones y abominaciones de la tierra.
Esta vez, la torre de Babel está representada por la ciencia hueca, superficial y vana de los científicos materialistas.
Dios confundirá sus lenguas, y la torre de Babel será fulminada por el rayo terrible de la Justicia Cósmica.
La torre frágil, hueca y desprovista de toda espiritualidad, hoy como ayer, amenaza nuevamente a los cielos estrellados.
Los ateos enemigos del Eterno quieren asaltar el cielo, y conquistar otros mundos del espacio. Pronto serán heridos de muerte.
En el sagrado espacio donde sólo bullen y palpitan los innumerables mundos, reina el terror de amor y ley. Los viajes interplanetarios sólo son para las humanidades divinas del espacio estrellado. El hombre terrestre todavía no es digno de penetrar en el espacio estrellado. Póngase a un mono (chango) en un laboratorio, y obsérvese lo que sucede.
Cuando los hombres conquisten la luna. Cuando los ateos enemigos del eterno profanen el espacio sagrado. Cuando los sabios de la gran Babilonia llenos de orgullo y soberbia, preparen la conquista de otros mundos; entonces es el fin.
La torre de Babel caerá fulminada y de toda esta gran Babilonia no quedará piedra sobre piedra.
Un Mundo se acerca, se viene aproximando a la tierra. ¡Ay de los moradores de la tierra!
El día del Señor (la Nueva Era Acuaria) está ya cerca, y ese mundo que se aproxima, atravesará la atmósfera, se encenderá en fuego vivo, y al caer sobre la tierra quemará con fuego toda cosa que tenga vida, y habrá un terremoto tan grande cual nunca lo hubo antes desde que existen los hombres sobre la tierra.
“Y las estrellas del cielo (los grandes genios de la torre de Babel, las grandes lumbreras del firmamento intelectual, los grandes señores de la gran Babilonia) cayeron sobre la tierra, como la higuera echa sus higos cuando es movida de gran viento” (Ap. 6: 13).
Las espigas de la ciencia materialista ya se volvieron maduras, y el hombre cosechará los frutos del deseo. Ahora recogerá el resultado de esta civilización sin Dios y sin ley.
“Y el cielo se apartó como un libro que es envuelto (con el choque planetario), y todo monte y las islas fueron movidos de sus lugares” (Ap. 6: 14). La nueva masa planetaria mezclada con la masa terrestre formará un mundo nuevo. Habrá cielos nuevos y tierra nueva, para la futura sexta gran raza.
“Y los reyes de la tierra, y los príncipes, y los ricos, y los capitanes, y los fuertes, y todo siervo y todo libre (ya después de muertos y en su cuerpo astral) se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes (horrorizados y sorprendidos con un cataclismo que no aguardan, y que ni remotamente sospechan)” (Ap. 6: 15).
“Y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara de aquél que está sentado sobre el trono, y de la ira (justicia) del Cordero” (Ap. 6: 16).
“Porque el gran día de su ira es venido; ¿y quién podrá estar firme?” (Ap. 6: 17).
Realmente sólo podrán estar firmes aquellos que hayan edificado la iglesia del Cordero sobre la peña viva, el sexo.
Los que edificaron su iglesia sobre la arena de las teorías, rodarán al abismo, a los mundos sumergidos, a los infiernos atómicos de la gran naturaleza. Esos son los perdidos.
Por aquellos días sólo serán salvados secretamente los justos. Aquellos que ya levantaron la serpiente sobre la vara, tal como lo hizo Moisés en el desierto. De ellos saldrá el semillero para la futura sexta gran raza.
Los tiempos del fin ya llegaron, y estamos en ellos. “Muchos son los llamados y pocos los escogidos” (Mateo 20: 16).
El Gran Maestro dijo: “De mil que me buscan, uno me encuentra. De mil que me encuentran, uno me sigue. De mil que me siguen, uno es mío”.
CAPÍTULO XVII:
LOS CUATRO ÁNGELES
En el supremo instante del éxtasis, nosotros los hermanos hemos entrado por las puertas del templo de Jerusalem. En este valle de amarguras sólo queda el muro de las lamentaciones. Sin embargo, el templo todavía existe en los mundos superiores. Nosotros nos paseamos llenos de dolor por sus patios y por sus corredores.
Contemplamos sus olímpicas columnas con sus hermosos capiteles, y sus cámaras, y sus vasos de oro y de plata, y sus púrpuras, y sus reclinatorios.
En el Sanctum Sanctorum del templo ya no resplandece la gloria del Señor Jehová. El santuario ha sido asolado. El santuario ha sido profanado.
Ya no está allí el Arca de la Ciencia, con sus sagrados querubines acoplados, terriblemente divinos. Ahora sólo vemos dentro del Sanctum Sanctorum del templo, al Señor de las Angustias.
Allí está su imagen sagrada. Imagen que tiene vida. Allí está la imagen del Adorable y los judíos se ríen de Él, y dicen: “Ese es el que soñó ser el Mesías prometido y nosotros no creemos en él”.
Todos se ríen. El santuario ha sido profanado; el velo del templo se rasgó porque el Santuario ya había sido profanado. Al matar al Cristo se profanó al santuario. Nosotros los Hermanos del Templo, nos paseamos por el interior de él. El patio de los sacerdotes estaba lleno de deportistas y mercaderes. En esto terminó el sagrado templo de Jerusalem. La humanidad crucificó al Cristo y firmó, con sangre inocente, su propia sentencia de muerte.
La misericordia infinita nos concedió, sin embargo, un poco de tiempo más para que nos definiéramos por Cristo o por Yahvé, por la Logia Blanca, o por la Negra.
Merecíamos todos haber sido destruidos por el espantoso y horrible sacrilegio. El Cristo asesinado, y el santuario profanado. Empero, la misericordia infinita nos dio un poco de tiempo más, para que estudiáramos la doctrina del Cristo y eligiéramos el camino.
“Y después de estas cosas (que sucedieron en Jerusalem), vi cuatro ángeles que estaban sobre los cuatro ángulos de la tierra (los cuatro archiveros del karma; los cuatro Devarajas), deteniendo los cuatro vientos de la tierra para que no soplase viento sobre la tierra, ni sobre la mar, ni sobre ningún árbol” (Ap. 7: 1). Ellos gobiernan los cuatro vientos y controlan con la ley a los cuatro puntos de la tierra.
El profeta vio a los cuatro santos deteniendo la ley; deteniendo a los cuatro vientos de la tierra para que no soplase viento sobre la tierra, ni sobre la mar, ni sobre ningún árbol. Los cuatro santos detuvieron la ley, el castigo que pesa sobre la cabeza de la humanidad que asesinó al Cristo. La misericordia infinita nos dio tiempo para estudiar la doctrina del Señor y volver al buen camino.
“Y vi otro ángel que subía del nacimiento del sol, teniendo el sello del Dios vivo (el sello de Salomón); y clamó con gran voz a los cuatro ángeles, a los cuales era dado hacer daño a la tierra y a la mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que señalemos a los siervos de nuestro Dios en sus frentes” (Ap. 7: 2, 3).
El Bodhisattva del ángel que tiene el sello del Dios vivo en sus manos, está ahora reencarnado en este siglo XX. Tiene cuerpo femenino y es un especialista maravilloso de los estados de Jinas. Su nombre sagrado no lo debemos divulgar.
Este ángel nos dijo a nosotros todos, la siguiente verdad: “Vamos a salvar la gente de esta calle en diez días”. Nosotros entendimos que se trata de la calle de los justos. Una de las calles de la gran Babilonia. Los diez días simbolizan la rueda de los siglos. La rueda de la reencarnación y el Karma.
Se necesitó un tiempo para que la gente estudiara la doctrina del Cristo y se definiera por Cristo o por Yahvé, por la Logia Blanca o por la Negra.
Los siervos de Dios ya fueron sellados en sus frentes. Los Siervos de Satán también ya fueron sellados en sus frentes. Los tiempos del fin ya llegaron, y estamos en ellos. Los diez días ya se vencieron, y los tiempos del fin ya llegaron.
El sello de Salomón es la suprema afirmación del Cordero y la suprema negación de Satán. Hilariux IX dijo: “Sus dos triángulos que junta o separa el amor son las lanzaderas con que se teje y desteje el telar de Dios “. Las seis puntas del sello del Dios vivo son masculinas. Las seis ondas entradas que existen entre punta y punta son femeninas. Total, este sello del Dios vivo tiene doce rayos: seis masculinos y seis femeninos. Estos doce rayos cristalizan mediante la alquimia sexual en las doce constelaciones del zodíaco. Estas doce constelaciones zodiacales son los doce hijos de Jacob. Toda la humanidad se divide en doce tribus: las doce tribus de Israel.
Con el sello del Dios vivo queda clasificada la humanidad. La mayoría ya recibieron la marca de la bestia en sus frentes y en sus manos. Unos pocos recibieron la señal del Cordero en sus frentes.
“Y oí el número de los señalados: Ciento cuarenta y cuatro mil señalados de todas las tribus de los hijos de Israel” (Ap. 7: 4). Sumando cabalísticamente los números entre sí tendremos el número nueve: 1 + 4 + 4 = 9. Nueve es la novena esfera (el sexo). Sólo serán salvos los que hayan llegado a la castidad absoluta.
(Hoy cinco de septiembre de 1958)
La gran tempestad se avecina. El cielo está lleno de negras y amenazadoras nubes que el relámpago ilumina. Por doquier sopla una brisa helada de muerte. Nosotros todos, hemos llorado mucho. Hemos suplicado a un vigilante y santo muy terrible; le hemos rogado, le hemos propuesto un negocio para conjurar la terrible tempestad que se cierne amenazadora sobre la pobre humanidad doliente. Hemos pedido una clave para conjurar la tempestad; pero todo ha sido inútil.
Los tiempos se vencieron, y aquellos que no aceptaron la doctrina del Señor se hundirán en el abismo. Sólo serán salvos los justos: aquellos que ya recibieron la señal de Dios en sus frentes, aquellos que llegaron a la suprema castidad. Son ciento cuarenta y cuatro mil los justos que serán salvos. Realmente sólo la suprema castidad y el supremo amor a toda la humanidad doliente logran el milagro divino de nuestra cristificación.
Debemos besar con suprema adoración el látigo del verdugo que nos odia. Debemos expurgar nuestra mente de todo deseo. Debemos vigilar el yo en todos los niveles de conciencia. Muchos devotos fieles y sinceros que alcanzaron la castidad en este valle de lágrimas, resultaron terriblemente fornicarios en el mundo de la mente cósmica. ¿Habéis meditado alguna vez en el peligro de las imágenes eróticas? Recordad que dentro de la mente tenéis un hábil traductor. Ese traductor es el yo.
El yo traiciona a los devotos de la senda. El yo crea efigies mentales, demonios vivientes del plano mental. Con esos demonios Fornican los devotos en el mundo mental. Los salones de cine son verdaderos templos de magia negra del mundo mental. La mente crea efigies vivientes, demonios tentadores absolutamente iguales a las imágenes eróticas que hemos visto en el cine, o en los periódicos o revistas pornográficas.
El yo nos traiciona en otros niveles de conciencia: Una simple palabra erótica se convierte en fornicación dentro del mundo mental. Una palabra irónica significa violencia en el plano mental.
Necesitamos amar, adorar a nuestros peores enemigos. Necesitamos llegar a la suprema castidad en todos los niveles de la conciencia. Necesitamos dar hasta la última gota de sangre por esta adorable humanidad. Nuestros labios deben besar los pies de aquellos que más nos odian y maldicen. Nuestras manos sólo deben levantarse para bendecir al enemigo que nos escupe y nos azota.
Son ciento cuarenta y cuatro mil los santos Cristificados. Esto significa lavar nuestros pies en las aguas de la renunciación. Esto significa castidad suprema, santidad suprema, y supremo amor por todos los millones de seres que pueblan el mundo.
Hay que bajar a la novena esfera, para trabajar con el fuego y el agua, origen de mundos, bestias, hombres y dioses. Toda autentica iniciación blanca comienza por allí.
Hay que trabajar con el arcano A.Z.F. Sólo así es posible recibir la señal de Dios en la frente.
“Y oí el número de los señalados: ciento cuarenta y cuatro mil señalados de todas las tribus de los hijos de Israel. De la tribu de Judá, doce mil señalados. De la tribu de Rubén, doce mil señalados. De la tribu de Gad, doce mil señalados. De la tribu de Aser, doce mil señalados. De la tribu de Neftalí, doce mil señalados. De la tribu de Manases, doce mil señalados. De la tribu de Simeón, doce mil señalados. De la tribu de Leví, doce mil señalados. De la tribu de Issachar, doce mil señalados. De la tribu de Zabulón, doce mil señalados. De la tribu de José, doce mil señalados. De la tribu de Benjamín, doce mil señalados” (Ap. 7: 5-8).
Toda la pobre humanidad se divide en doce tribus. Toda humanidad se desarrolla y desenvuelve entre la matriz zodiacal. El zodiaco es un útero dentro del cual se gesta la humanidad. Estas doce tribus zodiacales sólo pueden recibir la señal de Dios en sus frentes practicando con el arcano A.Z.F.
De cada una de las doce tribus zodiacales sólo hay doce mil señalados. He aquí el arcano 12 del tarot este arcano está representado por un hombre colgado de un pie.
Las manos atadas a la espalda forman con la cabeza un triángulo con la punta hacia abajo y sus piernas una cruz por encima del triángulo. He aquí el ligamen de la cruz con el triangulo. He aquí la magia sexual. He aquí el arcano A.Z.F. He aquí la obra realizada, el hombre viviente que no toca la tierra más que con el pensamiento.
Toda la ciencia de la alquimia sexual fue grabada por Hermes en una Esmeralda. He aquí los preceptos que se refieren a la Gran Obra:
“Tú separarás la tierra del fuego, lo sutil de lo áspero, con gran industria. Sube de la tierra al cielo, y de rechazo desciende a la tierra, y recibe la fuerza de las cosas superiores e inferiores. Tú tendrás por ese medio, la gloria de todo el mundo, y por eso toda oscuridad huirá de ti. Es la fuerza fuerte de toda fuerza, porque ella vencerá toda cosa sutil y penetrará toda cosa sólida. Así ha sido creado el mundo”.
La clave fundamental de la Gran Obra está en la unión sexual.
La fórmula del Gran Arcano es la siguiente:
“Inmisio membri virili in vagina feminae sine ejeculatium Seminis”.
No eyacular jamás el mercurio de la filosofía secreta, Evitar el orgasmo fisiológico, Esta es la clave fundamental de la Gran Obra. Realmente, la entidad del semen resulta siendo, en el fondo, el mismo mercurio de la filosofía secreta que al ser fecundado por el azufre (fuego vivo), se convierte en el maestro y regenerador de la sal (hombre terrenal).
Sólo doce mil señalados de cada una de las doce tribus de Israel, serán salvos del gran cataclismo (esta cantidad es simbólica). Sólo aquellos que hayan logrado el ligamen de la cruz-hombre, con el triángulo-espíritu, serán salvos.
“Después de estas cosas miré y he aquí una gran compañía, la cual ninguno podía contar, de todas las gentes y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas (túnicas de Maestros), y palmas (de victoria) en sus manos. Y clamaban en alta voz, diciendo: Salvación a nuestro Dios que está sentado sobre el trono, y al Cordero (interno de cada hombre). Y todos los ángeles estaban alrededor del trono, y de los ancianos y los cuatro animales (del Gran Arcano), postráronse sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo Amén. Y la bendición y la gloria y la sabiduría, y la acción de gracias y la honra y la potencia y la fortaleza, sean a nuestro Dios para siempre jamás, Amén. Y respondió uno de los ancianos, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Y yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han venido de grande tribulación, y han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero (que todos llevamos dentro)” (Ap. 7: 9-14).
Realmente sólo trabajando con el arcano A.Z.F., podemos encarnarlo. Hay que bajar a la fragua encendida de Vulcano (el sexo) para retemplar la espada y lograr la iniciación venusta.
Allí baja Hermes para limpiar los establos internos del alma con el fuego sagrado, y Perseo para cortar la cabeza del Príncipe de este mundo, con la espada flamígera. Sólo así podremos blanquear nuestros cuerpos internos con la sangre de nuestro interno Cordero.
“Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado en el trono tenderá su pabellón sobre ellos” (Ap. 7: 15). El Padre se goza en el Hijo, y el Hijo se goza en el Padre. El Padre es Uno con el Hijo, y el Hijo Uno con el Padre.
“No tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá sobre ellos, ni otro ningún calor. Porque el Cordero (su propio Cordero Interior), que esta en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes vivas de aguas, y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos” (Ap. 7: 16, 17).
Tenemos que resolvernos a morir como egos en todos los planos de conciencia cósmica. Tenemos que reconocer nuestra propia miseria y pecado, para que nuestra alma de diamante se pierda en el Cordero.
El Señor Interno nos pastoreará y nos guiará a fuentes vivas de aguas. Aquel que bebe de las fuentes de agua pura de vida, nunca jamás tendrá sed, y ríos de agua pura de vida manarán de sus vientres.
Nosotros necesitamos pasar por una verdadera revolución de la conciencia.
Las experiencias de la vida complican y robustecen al yo. Llevamos muchos millones de años evolucionando… ¿Y qué?, ¿Qué hemos ganado con tantas experiencias? El hombre sencillo de hace dieciocho millones de años, es ahora el hombre complicado y difícil, astuto y egoísta de las grandes ciudades… ¿Es esto progreso?
¡Miremos al niño! ¡Cuán bello es! ¡Cuán inocente! Conforme va creciendo el niño, conforme va evolucionando y ganando experiencias a través de las distintas edades de la vida, se va complicando cada vez más, se va volviendo cada vez más astuto, y cuando llega a la ancianidad está lleno de malicia, egoísmo, desconfianza, resentimientos, maldades, etc. ¿Es ésta evolución?
Las experiencias de la vida complican y robustecen al yo. Nosotros necesitamos disolver el yo. Cuando hemos disuelto el yo, entonces hay revolución total de la conciencia. Realmente el yo para lo único que sirve es para hacer maldades. Necesitamos bajar a la novena esfera (el sexo), para decapitar el yo.
El yo evolucionando a través de los siglos, se robustece y fortifica con las experiencias. Nosotros no necesitamos ahora evolución. Lo que necesitamos es revolución.
Cuando disolvemos el yo, entonces el Cordero Interno, entrará en el alma.
Cuando el Cordero Interno entra en el Alma, se transforma en ella. Él se transforma en Ella, y Ella en Él.
De esta simbiosis divina y humana nace eso que llamamos el Hijo del Hombre.
¡Esa es la revolución de la conciencia!
Los cuatro ángeles detuvieron los cuatro vientos, aplazaron el karma que pesa sobre la humanidad, para que nosotros estudiáramos la doctrina del Adorable.
Con la evolución nos volvimos tremendamente destructivos y perversos.
Ahora necesitamos una revolución total de la conciencia.
Necesitamos decapitar y disolver al yo.
Necesitamos encarnar al Cordero Inmolado.
“Y oí el número de los señalados: Ciento cuarenta y cuatro mil señalados de todas las tribus de los hijos de Israel” (Ap. 7: 4).
CAPÍTULO XVIII:
EL SÉPTIMO SELLO
“Y cuando él abrió el séptimo sello, fue hecho silencio en el cielo, casi por media hora” (Ap. 8: 1).
El Adorable Salvador del Mundo confiesa los pecados de la humanidad delante de su Padre y delante de los ángeles. La gran huérfana debe entrar en el hospital de los ángeles.
El Divino Esposo quiere salvar a sus hijos. Los tenebrosos quieren llevarse sus hijitos, y Él los junta debajo de sus brazos amorosos, como la gallina junta sus polluelos debajo de sus alas. Se trata de extirpar un tumor canceroso de entre el vientre de la gran huérfana.
“Y fue hecho silencio en el cielo casi por media hora”. Esta operación científica inevitablemente es muy dolorosa. Habrá algunos sobrevivientes de la gran catástrofe.
Habrá un silencio como de media hora. Un pequeño tiempo fugaz, pero suficiente como para salvar secretamente a los justos.
A orillas del inmenso mar de la vida se desenvuelven los grandes acontecimientos apocalípticos.
“Y vi los siete ángeles (Gabriel, Raphael, Uriel, Michael, Samael, Zachariel, Orifiel); y les fueron dadas siete trompetas” (Ap. 8: 2).
“Y otro ángel vino, y se paró delante del altar, teniendo un incensario de oro; y le fue dado mucho incienso para que lo añadiese a las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono” (Ap. 8: 3).
“Y el humo del incienso subió de la mano del ángel delante de Dios con las oraciones de los santos” (Ap. 8: 4). Los santos serán cruelmente perseguidos por los ateos y tendrán que hacer mucha oración.
“Y el ángel tomó el incensario y lo llenó del fuego del altar, y echólo en la tierra y fueron hechos truenos y voces y relámpagos y terremotos” (Ap. 8: 5).
Entonces los gnósticos serán perseguidos a muerte. “Este evangelio del reino será predicado en todo el mundo, por testimonio a los gentiles, y entonces vendrá el fin” (Mateo 24: 14). Los ateos materialistas enemigos del Eterno están llenos de falso cientificismo. Los ateos perseguirán con furia a los gnósticos. Los ateos odian mortalmente la magia sexual. Por ese motivo los gnósticos serán perseguidos a muerte. El sexo es la puerta del edén, y los enemigos del Eterno no quieren que la gente se entre por esa puerta. Los gnósticos se multiplicarán a millones; pero serán cruelmente perseguidos y odiados.
“Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas, se aparejaron para tocar. Y el primer ángel (Gabriel), tocó la trompeta y fue hecho granizo y fuego mezclado con sangre y fueron arrojados a la tierra; y la tercera parte de los árboles fue quemada y quemóse toda hierba verde” (Ap. 8: 6, 7).
La piedra de los filósofos es el sexo. Los sabios antiguos adoraban al sol bajo la simbólica forma de una piedra negra. Esa es la Piedra Heliogábala. Nuestro Adorable Salvador nos Enseñó a edificar sobre la peña viva. Y el Adorable dijo a Pedro: “Llámate Petrus, porque tú eres la primera piedra sobre la cual edificaré mi iglesia”.
La piedra filosofal es el fundamento de la ciencia, de la filosofía y de la religión.
La piedra filosofal es cuadrada como la Jerusalem celestial de San Juan. Sobre una de sus fases está el nombre de Adán, sobre la otra, el de Eva, y después los de Azoe e INRI sobre los otros dos lados.
La Piedra Filosofal es muy Sagrada.
La ciencia del anticristo ha profanado la sagrada piedra. Santuario develado, santuario profanado. Las piedras preciosas del templo son muy sagradas. Los maestros son hijos de las piedras. Ningún galeno debería tocar las piedras del templo. Las enfermas deberían ser atendidas por mujeres médicas. Empero los tiempos del fin ya llegaron. Y cuando el primer ángel tocó la trompeta fue hecho granizo y fuego mezclado con sangre. Agua helada mezclada con fuego y sangre. Ciencia, sangre y pasión. El templo de la ciencia fue profanado por el anticristo, y los seguidores de Esculapio fornicaron y adulteraron con las pobres enfermas. Toda hierba verde fue quemada; toda honra fue violada. El sagrado caduceo de Mercurio cayó sobre el pavimento del templo, hecho pedazos. Las espigas de la ciencia ya se volvieron maduras y el hombre recogerá ahora a manos llenas, los venenosos frutos del deseo. La trompeta del ángel regente de la Luna, ha sonado.
“Y el segundo ángel (Raphael) tocó la trompeta, y como un grande monte ardiendo con fuego, fue lanzado en la mar (la cabeza de toda la humanidad); y la tercera parte de la mar se tornó en sangre” (Ap. 8: 8). Billonadas enteras de seres humanos perecerán.
Se revisarán exactamente las deudas Kármicas de todos y cada uno de los seres humanos, antes del gran cataclismo. Se harán cálculos matemáticos, exactos, antes del gran cataclismo.
El número es santo, es infinito, es eterno. Todo está dirigido por el Santo Número. Revisadas las cuentas de los libros, hechos los cálculos matemáticos, entonces vendrá el gran cataclismo.
“Y murió la tercera parte de las criaturas que estaban en la mar, las cuales tenían vida; y la tercera parte de los navíos pereció” (Ap. 8: 9). Billonadas enteras de seres humanos perecerán.
Entendemos por tercera parte el triángulo perfecto. La gran catástrofe que se avecina tiene un triple alcance. Es física, es anímica y es espiritual. Los mundos físico, anímico y espiritual se corresponden conjuntamente por las treinta y dos vías de luz que son los peldaños sagrados de la Escalera Santa.
Raphael, el ángel regente de Mercurio, ha tocado su trompeta y en los templos internos del Karma, se están haciendo los cálculos matemáticos.
El Bodhisattva de Raphael, está encarnado, desgraciadamente ahora está caído. Empero ese humilde Bodhisattva, lucha actualmente por levantarse.
“Y el tercer ángel (Uriel) tocó la trompeta, y cayó del cielo una grande estrella (la estrella de la amargura), ardiendo como una antorcha, y cayó en la tercera parte de los ríos, y en las fuentes de las aguas” (Ap. 8: 10).
“Y el nombre de la Estrella se dice ajenjo (amargura), y muchos hombres murieron por las aguas, porque fueron hechas amargas” (Ap. 8: 11).
El ángel de Venus ha tocado su trompeta. Todo acontecimiento es de triple alcance. La estrella de la amargura es de triple alcance. Los tres mundos: físico, anímico y espiritual se corresponden con las treinta y dos vías de luz que son los peldaños de la Escalera Santa.
Padre, madre, hijo, son un ternario perfecto. Los hogares se han llenado de amargura. El ternario es fecundidad, generación, naturaleza.
Las aguas son familias y muchedumbres, pueblos y lenguas.
Las aguas se volvieron ajenjo. Los hogares de la tierra se llenaron de fornicaciones, odios, adulterios y muy grande tribulación.
“Y el cuarto ángel (Michael) tocó la trompeta y fue herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas de tal manera que se obscureció la tercera parte de ellos, y no alumbraba la tercera parte del día, y lo mismo de la noche” (Ap. 8: 12).
Todos los acontecimientos cósmicos tienen un triple alcance: la ley del triángulo gobierna toda manifestación cósmica.
Las altas zonas de la atmósfera terrestre serán totalmente alteradas con las explosiones atómicas.
Entonces, por lógica consecuencia, no podrán filtrar y analizar los rayos del sol, la luna y las estrellas.
Pronto veremos el sol negro como cilicio y la luna como sangre. Entonces las estrellas se oscurecerán. No habrá luz. Un color rojizo ferruginoso cubrirá la faz de la tierra.
Todos estos grandes acontecimientos cósmicos son siempre de triple alcance. La ley del triángulo rige todo lo creado.
Con la alteración total de las zonas superiores de la atmósfera terrestre, se producirán terribles terremotos y grandes maremotos.
El mar tendrá un misterioso y extraño sonido. Olas monstruosas y terribles azotarán las playas. Las ciudades movidas por los terremotos serán convertidas en montón de ruinas.
La radioactividad aumentará cada día, y con ella vendrán grandes epidemias, enfermedades desconocidas, hambres, miseria y terrible tribulación. Las cosechas se perderán, y morirán hasta los peces de la mar.
“Mas, ¡ay de las preñadas y de las que crían en aquellos días!, porque habrá apuro grande sobre la tierra e ira en este pueblo” (Lucas 21: 23).
“Entonces habrá señales en el sol, y en la luna y en las estrellas; y en la tierra angustia de gentes por la confusión del sonido de la mar y de las olas; secándose los hombres a causa del temor y expectación de las cosas que sobrevendrán a la redondez de la tierra; porque las virtudes de los cielos serán conmovidas” (Lucas 21: 25, 26).
“Y miré, y oí un ángel volar por medio del cielo diciendo en alta voz: ¡Ay, ay, ay, de los que moran en la tierra, por razón de las otras voces de trompeta de los tres ángeles que han de tocar!” (Ap. 8: 13).
El príncipe de este mundo, ese yo, ese ego, ese mi mismo, que todos llevamos dentro, supone con su mente fatal una era de Acuario cómoda, sin problemas de ninguna especie, llena de grandes seguridades. El príncipe de este mundo es todo un señor de comodidades.
¡Ay de los moradores de la tierra! La edad de Acuario se aproxima y el rayo de la justicia caerá sobre Babilonia la Grande, la madre de todas las fornicaciones y abominaciones de la tierra.
Acuario influye sobre la atmósfera terrestre y Pedro, el Jefe del Colegio Apostólico, dijo: “Mas el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella están serán quemadas” (2ª Pedro 3: 10).
Acuario significa fin para la Gran Babilonia. Los tiempos del fin ya llegaron. La venida del Cristo significa revolución total sobre la faz de la tierra.
La tierra antigua fue destruida por el agua. Esta tierra que habita la raza aria, será destruida por el fuego de Acuario.
Los justos no deben temer; ellos serán salvados secretamente antes del gran cataclismo.
Lot, el justo, fue sacado de Sodoma cuando Sodoma y Gomorra estaban para ser destruidas por el fuego aterrador de los volcanes de la tierra. Los justos serán evacuados secretamente de la gran Babilonia.
Los justos no pagarán por los pecadores; esto sólo aconteció una vez, y ya ese tiempo pasó.
CAPÍTULO XIX:
EL QUINTO ÁNGEL
“Y el quinto ángel (Samael) tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo en la tierra y le fue dada la llave del pozo del abismo” (Ap. 9: 1).
Desde el año 1950 un mundo gigantesco se está aproximando a nuestra tierra. Esa estrella ya cayó en nuestra tierra, y le fue dada la llave del pozo del abismo.
Nosotros queremos decir con esto, que las ondas electro-magnéticas de esa gigantesca estrella, ya tocaron el eje de la tierra.
A ese gigantesco mundo le fue dada la llave del pozo del abismo.
El psiquismo animal inferior de esa gigantesca mole planetaria actúa sobre la humanidad terrestre, succionando, absorbiendo, atrayendo a todas aquellas billonadas de almas que no tienen la señal de Dios en sus frentes.
Esa estrella actúa desde el fondo del abismo atrayendo a billonadas de seres humanos. A esa estrella le fue dada la llave del pozo del abismo. Desde el año 1950, billonadas de almas humanas están entrando en el abismo. Desde 1950, el pozo del abismo está abierto.
¡El símbolo de esa estrella es la cruz radiante! Apartadas las ovejas de los cabritos, triunfará la cruz del Redentor.
Este mundo gigantesco será visible para todo el mundo dentro de pocos años. Esa estrella “abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como el humo de un gran horno; y oscureciose el sol y el aire por el humo del pozo” (Ap. 9: 2).
“Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y fuéles dada potestad, como tienen potestad los escorpiones de la tierra. Y les fue mandado que no hiciesen daño a la hierba de la tierra ni a ninguna cosa verde, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tienen la señal de Dios en sus frentes” (Ap. 9: 3, 4).
Esas langostas que salen del humo del abismo son los demonios humanos, el yo psicológico de cada hombre.
Los buitres de la guerra, los potentados del oro y de la plata, los mercaderes de almas y de cuerpos y de perfumes y de riquezas. Los señores de la política, los grandes diplomáticos, los científicos materialistas, los señores de la bomba atómica y de la bomba de hidrógeno, etc. Esos demonios humanos se atormentan unos a otros en la ciudad y en el abismo, con cuerpo o sin él.
“Y su tormento es como tormento de escorpión cuando hiere al hombre, y el tormento dura cinco meses” (Ap. 9: 5).
El número cinco es el número del rigor y de la ley; el número de Marte y de la guerra. Las dos palabras “cinco meses”, son simbólicas.
Actualmente ya estamos en los días de la gran aflicción. ¡Ay de los moradores de la tierra; los tiempos del fin ya llegaron!
“Y en aquellos días (estos días; y en el abismo) buscarán los hombres la muerte, y no la hallarán; y desearán morir, y la muerte huirá de ellos” (Ap. 9: 6).
La vida del abismo es la misma vida que tenemos en el plano físico, pero millones de veces más horrible, más tenebrosa, más material, más densa. En el abismo los hombres viven en cuerpo astral, y se atormentan unos a otros, y desean la muerte, y la muerte huye de ellos.
Toda la vida urbana trasplantada al abismo se vuelve millones de veces más grosera y terriblemente materialista. Entonces los hombres desean la muerte y la muerte huye de ellos.
“El parecer de las langostas era semejante a caballos aparejados para la guerra; y sobre sus cabezas tenían como coronas semejantes al oro y sus caras como caras de hombres” (Ap. 9: 7).
He ahí al yo psicológico de cada hombre, a los buitres de la guerra, a los Jefes de Estado, a los astutos diplomáticos, a los grandes generales.
“Y tenían cabellos como cabellos de mujeres (llenos de fingidas dulzuras y gentilezas hipócritas); y sus dientes eran como dientes de leones. Y tenían corazas como corazas de hierro; y el estruendo de sus alas (aviones), como el ruido de carros que con muchos caballos corren a la batalla. Y tenían colas semejantes a las de los escorpiones y tenían en sus colas aguijones (poderosos ejércitos armados con aguijones, bombas atómicas, cohetes teledirigidos, bombas de hidrógeno, etc.); y su poder era el de hacer daño a los hombres cinco meses” (Ap. 9: 8-10). Así las naciones pagarán sus deudas Kármicas.
Esos son los jefes civiles y militares del mundo, los gentiles diplomáticos, los grandes de la tierra. Tienen colas semejantes a los de los escorpiones, y en sus colas, ¡mortales y terribles aguijones!
He aquí las grandes fuerzas militares del Este y del Oeste. El poderío militar. Los jefes, los grandes generales, los grandes diplomáticos. Los poderosos de la tierra. ¡Ese es este siglo!
“Y tienen sobre sí, por rey al ángel del abismo, cuyo nombre hebraico, es Abaddón, y en el griego Apollyon” (Ap. 9: 11).
“El primer ay es pasado; he aquí vienen aún dos ayes, después de estas cosas” (Ap. 9: 12).
CAPÍTULO XX:
LA SEXTA TROMPETA
“Y el sexto ángel (Zachariel) tocó la trompeta; y oí una voz de los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios” (Ap. 9: 13). El altar de oro, son el hombre y la mujer, el fuego y el agua. (IOD, HE, VAU, HE). El altar de Dios es la naturaleza.
“Diciendo al sexto ángel, que tenía la trompeta: Desata los cuatro ángeles que están atados en el gran río Eufrates (los cuatro Devarajas que gobiernan los cuatro vientos)” (Ap. 9: 14).
“Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban aparejados para la hora y día y mes y año, para matar la tercera parte de los hombres” (Ap. 9: 15).
Con la bomba de hidrógeno quedarán libres los cuatro ángeles de los cuatro puntos cardinales de la tierra, que fueran designados para el día y la hora. Elementos desconocidos para el hombre serán liberados, y la ciencia humana no podrá controlarlos.
La bomba de hidrógeno será el pandemonio.
“Y el número del ejército de los de a caballo era doscientos millones. Y oí el número de ellos” (Ap. 9: 16).
El número 200.000.000, sumado en cifras cabalísticas, nos da el arcano 2 del tarot: La mujer, la papisa, la ciencia oculta.
Dos, es la naturaleza, y la gran naturaleza será tremendamente agitada por grandes cataclismos.
El poderío atómico y la bomba de hidrógeno producirán los espantosos y terribles cataclismos de los tiempos del fin. Elementos desconocidos de la naturaleza serán liberados con la bomba H., y nadie podrá controlarlos.
Los ejércitos humanos armados con potencial atómico, cohetes teledirigidos, bombas H., etc., herirán a la gran naturaleza, y entonces, ¡Ay de los moradores de la tierra!.
“Y así vi los caballos en visión, y los que sobre ellos estaban sentados, los cuales tenían corazas de fuego, de jacinto y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de la boca de ellos salía fuego y humo y azufre” (Ap. 9: 17). Estos caballos y estos ejércitos, son pueblos y muchedumbres y lenguas.
Y de las bocas de los moradores de la tierra, sale fuego de pasión, humo de pereza y azufre de dolor.
Rajas y Tamas traen enfermedades y dolor, tinieblas y desesperación, guerras, hambres, hospitales, etc. Rajas es emoción, pasión. Tamas es inercia, pereza.
“De estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres, del fuego, y del humo y del azufre, que salían de la boca de ellos” (Ap. 9: 18).
¡Ay de los moradores de la tierra! ¡Ay de los científicos del anticristo! ¡Ay de los buitres de la guerra!
“Porque su poder está en su boca (que habla blasfemias) y en sus colas, porque sus colas eran semejantes a serpientes, y tenían cabezas, y con ellas dañan” (Ap. 9: 19). Esos son los demonios de la gran Babilonia: Hombres-Demonios.
“Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, aun no se arrepintieron de las obras de sus manos, para que no adorasen a los demonios, a las imágenes de oro, y de plata, y de metal, y de piedra, y de madera; las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar” (Ap. 9: 20).
“Y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos” (Ap. 9: 21).
Los tiempos del fin son llegados, y estamos en ellos. En el Arcano 2,500 se encierra el misterio cabalístico de los tiempos, del día, y la hora.
CAPÍTULO XXI:
LA SÉPTIMA TROMPETA
“Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego (este ángel es Orifiel, el Genio de Saturno). Y tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra” (Ap. 10: 1, 2).
“Y clamó con grande voz, como cuando un león ruge; y cuando hubo clamado, siete truenos hablaron sus voces” (Ap. 10: 3). Esos siete truenos son las voces sublimes de los siete espíritus ante el trono, las siete potencias de la naturaleza.
“Y cuando los siete truenos hubieron hablado sus voces, yo iba a escribir, y oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han hablado, y no las escribas” (Ap. 10: 4).
“Y el ángel que vi estar sobre el mar, sobre la tierra, levantó su mano al cielo. Y juró por el que vive para siempre jamás, que ha creado el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no será más. Pero en los días de la voz del séptimo ángel cuando él comenzare a tocar la trompeta, el misterio de Dios será consumado, él lo anunció como a sus siervos los profetas” (Ap. 10: 5, 6, 7).
Orifiel, el Genio de Saturno, es el último, y es el que siega con su hoz vidas de hombres y de pueblos. “Muchos son los llamados y pocos los escogidos”. Realmente serán muy pocos aquellos que se sentarán victoriosos a la mesa del Señor. La humanidad tenebrosa se hundió en el abismo.
“Y la voz que oí del cielo hablaba otra vez conmigo, y decía: Ve y toma el librito abierto de la mano del ángel que está sobre el mar y sobre la tierra. Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito y él me dijo: Toma y trágalo; y él te hará amargar tu vientre pero en tu boca será dulce como la miel” (Ap. 10: 8, 9).
“Y tomé el librito de la mano del ángel, y lo devoré; y era dulce en mi boca como la miel; y cuando lo hube devorado, fue amargo mi vientre. Y él me dice: Necesario es que otra vez profetices a muchos pueblos y gentes y lenguas y reyes” (Ap. 10: 10, 11).
En los días del séptimo ángel, ya el reino de Dios se habrá consumado como él lo anunció a sus siervos los profetas. Veamos ahora lo que dice el Corán:
“La venganza celestial vendrá. Nadie podrá detenerla. Los cielos se estremecerán, las montañas se derrumbarán. Desdichados, aquel día, los que hayan acusado de impostura a los apóstoles, los que pasaren su vida en disputas frívolas. Precipitaos en las brasas, se les dirá. He aquí el fuego cuya realidad negabais. Víctimas de las llamas, bien prorrumpáis en maldiciones o sufráis resignados, vuestra suerte no cambiará. No tenéis más que la justa recompensa de vuestras obras”.
Realmente el Libro de la Profecía es dulce en la boca y amargo en el vientre.
En aquel día del séptimo ángel se abrirán los paraísos de Jinas (las tierras de la cuarta dimensión), donde mora la humanidad divina. Ese es el Jardín de las Delicias. Allí vivirán los justos.
“Los elegidos estarán más próximos al Eterno. Habitarán en el Jardín de las Delicias. Gran número de ancianos y algunos jóvenes serán huéspedes dichosos. Reposarán en lechos adornados de oro y piedras preciosas. Se mirarán con afecto; serán servidos por niños dotados de una juventud eterna. Y ofrecerán vino exquisito en copas de formas diferentes (el vino de la Luz del alquimista). Su vapor no se subirá a la cabeza ni oscurecerá la razón. Tendrán a discreción las frutas que deseen; y las carnes de las aves más raras. Junto a ellos se hallarán las Huríes de hermosos ojos negros. La blancura de su tez será igual al brillo de las perlas. Sus favores serán el premio a la virtud. Las conversaciones frívolas serán desterradas de esta mansión. En el corazón no se albergará el mal. No se escuchará allí más que el dulce nombre de paz. ¡Qué felices los que ocuparán la derecha! Se pasearán entre nabos que no tienen espinas y entre plátanos artísticamente dispuestos. Gozarán de su espeso follaje, junto a las aguas cantarinas. Allí una multitud de frutos diversos se ofrecerán a la mano que desee cogerlos. Reposarán en lechos elevados. Sus esposas serán de una creación especial, serán vírgenes. Les amarán y gozarán de la misma juventud que ellos” (Versículos 11 al 36 del Capítulo LVI del Corán).
En los días del séptimo ángel, el Reino de Dios se habrá consumado, como él lo anunció a sus siervos los profetas, y se abrirán los paraísos de Jinas donde mora la humanidad divina.
“Los justos serán los huéspedes de la mansión de las delicias. Acostados en el lecho nupcial, se dirigirán sus miradas por doquier. Brillará en su frente la alegría. Beberán un vino exquisito y sellado (el vino de luz del alquimista). El sello será el almizcle. Que quienes deseen la dicha se esfuercen en merecerla. Este vino estará mezclado con agua del Tasnim. Preciosa fuente donde apagarán la sed los que estén más cerca del Eterno” (Capítulo LXXXIII, versículos 22 al 28 del Corán).
El almizcle, el semen, es el origen y el sello de la gran dicha. El vino de luz del alquimista está mezclado con agua del Tasnim. Esa agua pura de vida es el semen Cristónico.
Hay que transmutar el agua en vino. No hay que derramar esa agua pura de vida. Puede haber conexión sexual; pero debemos retirarnos antes del espasmo para evitar la eyaculación seminal. Así nos volvemos dioses y entramos en el jardín de las delicias.
El semen es la preciosa fuente de la vida. “Preciosa fuente donde apagarán la sed los que estén más cerca del Eterno”.
Realmente con justa razón dijo Mahoma: “El sello será el almizcle. Que quienes deseen la dicha se esfuercen en merecerla”. Ese esfuerzo sólo es posible con la magia-sexual. Ese es el Arcano A.Z.F.
Los que quieran entrar en el Jardín de las Delicias no deben derramar el semen jamás en la vida.
Hay que transmutar el deseo en voluntad y retirarnos del acto sexual antes del espasmo para evitar la eyaculación del semen.
Así despertamos el fuego sagrado y nos convertimos en dioses. El semen no debe salir de nuestro organismo. El semen jamás, nunca jamás, se debe derramar.
Puede entrar el Phalo sagrado en el útero, pero no se debe derramar el semen. Esta es la puerta angosta, estrecha y difícil que nos conduce a la luz. Esta es la clave para despertar el Kundalini.
El Arcano A.Z.F. es la piedra de tropiezo y roca de escándalo para los malvados. Nosotros salimos de los paraísos de Jinas por la puerta del sexo; y sólo por esa puerta podemos retornar al jardín de las delicias.
En los días del séptimo ángel, sólo morarán en el jardín de las delicias los que hayan aceptado el Gran Arcano A.Z.F. Por ello dice Mahoma lo siguiente:
“Los verdaderos servidores de Dios gozarán de la felicidad. Tendrán alimentos escogidos y frutas exquisitas y serán servidos con honor. Los jardines de la voluptuosidad serán su asilo. Llenos de mutua bienaventuranza, reposaran en el lecho nupcial. Se les ofrecerá copas de agua pura, limpia y de un sabor delicioso (el semen). Ella no ofuscará sus rostros ni les harán insensibles, junto a ellos habrán vírgenes intactas, y bajarán humildemente los ojos” (Versículos 39 al 47 del Capítulo XXXVII del Corán).
Realmente, Dios resplandece sobre la pareja perfecta.
El hombre y la mujer nacieron para amarse.
¡Dichosos los seres que se saben amar!
CAPÍTULO XXII:
LOS DOS TESTIGOS
“Y me fue dada una caña semejante a una vara (el bastón de Brahma, la vara de Aarón, símbolo de la médula espinal y de su maravilloso canal medular. El flujo ascendente de la creadora energía del Espíritu Santo, a lo largo del canal medular, nos convierte en dioses). Y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él” (Ap. 11: 1).
El templo de Dios es el hombre y hay que medirlo con una caña. Si quieres la iniciación, escríbela sobre una vara.
“Y echa fuera el patio que está fuera del templo, y no lo midas, porque es dado a los gentiles y hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses” (Ap. 11: 2).
Realmente el patio que está fuera del templo es el patio de los profanos, el patio de los fornicarios. Ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses; ellos profanaron la sagrada ciudad de las nueve puertas. La ciudad santa es el hombre, y la novena esfera o la novena puerta, es el sexo. Los fornicarios han hollado la ciudad santa cuarenta y dos meses.
La ciencia de los números nos dice que 4 + 2 = 6. Los cabalistas saben que el arcano seis del tarot es el enamorado. El número de la gran ramera es el 6, repetido tres veces: 666.
“Y daré a mis dos testigos, y ellos profetizarán por mil doscientos y sesenta días, vestidos de sacos” (Ap. 11: 3).
Esta cantidad se escribe así: 1,260. Si sumamos cabalísticamente los números entre si, tenemos el siguiente resultado 1 + 2 + 6 = 9. Nueve es la novena esfera. La novena esfera es el sexo.
Dice el gran maestro Hilariux IX, que en los antiguos tiempos el descenso a la novena esfera era la prueba máxima para la suprema dignidad del Hierofante. Hermes, Budha, Jesucristo, Dante, Zoroastro, Mahoma, Rama, Krishna, Pitágoras, Platón y muchos otros, tuvieron que bajar a la novena esfera para trabajar con el fuego y el agua, origen de mundos, bestias, hombres y dioses. Toda auténtica iniciación blanca, comienza por allí.
El fuego y el agua suben por los dos cordones simpáticos que se enroscan en la médula espinal. Esos dos testigos, en el Oriente, son Idá y Pingalá.
F + A = C. Fuego más agua, igual conciencia. El fuego y el agua producen el despertar de la conciencia cósmica. Entonces profetizamos por mil doscientos y sesenta días vestidos de sacos y de cilicios, haciendo ayuno y penitencia.
Los dos cordones simpáticos son los dos testigos, por donde sube el fuego y el agua del sexo. “Estas son las dos olivas, y los dos candeleros que están delante del Dios de la tierra (el Dios interno). Y si alguno les quisiere dañar, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos y si alguno les quisiere hacer daño es necesario que él sea así muerto 11” (Ap. 11: 4, 5).
Los dos testigos producen el despertar del Kundalini; entonces recibimos la espada flamígera que se revuelve amenazadora guardando el camino del árbol de la vida.
Fue necesario que el Señor hubiese así muerto. Ahora debemos resucitarlo dentro de nosotros mismos. Los dos testigos pueden matar y dar vida.
“Estos tienen potestad de cerrar el cielo, que no llueva en los días de su profecía, y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga cuantas veces quisiesen” (Ap. 11: 6). Si la serpiente sagrada sube, abre el cielo; si baja, cierra el cielo. Las aguas se convierten en sangre cuando fornicamos; y la aflicción del abismo es más terrible que la muerte.
La fornicación es pecado contra el Espíritu Santo. El que fornica, contra su propio cuerpo peca. La humanidad fornicaria es herida con toda plaga.
Todo aquel que derrame el semen, es fornicario, aunque sea casado oficialmente.
Los dos testigos tienen poder para despertar el Kundalini (fuego Pentecostal).
“Y cuando ellos hubieren acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá, y los matará. Y sus cuerpos serán echados en la plaza de la grande ciudad, que espiritualmente es llamada Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado” (Ap. 11: 7, 8).
En los antiguos tiempos hablaron los profetas. Los dos testigos dieron entonces su testimonio, y anunciaron los tiempos del fin. Los dos testigos dieron testimonio de la luz, y la luz vino a las tinieblas, pero las tinieblas no la conocieron.
La bestia que subió del abismo -el Satán que llevamos dentro- hizo guerra contra ellos y los venció y los mató, porque el hombre se entregó a la fornicación.
Los cuerpos de los dos testigos fueron echados en la plaza de Babilonia la grande, la madre de todas las fornicaciones y abominaciones de la tierra; la tierra de Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado; el valle de la amargura donde vive la gran ramera.
“Y los de los linajes, y de los pueblos, y de las lenguas, y de los gentiles, verán los cuerpos de ellos por tres días y medio, y no permitirán que sus cuerpos sean puestos en sepulcros” (V. 9).
Jesucristo, el Gran Hierofante, dijo: “Yo puedo destruir el templo, y en tres días edificarlo nuevamente” (Mateo 26: 61). El cuerpo del Salvador del Mundo permaneció tres días entre su Santo Sepulcro. Jonás estuvo tres días entre el vientre de la ballena.
Los cuerpos de los dos testigos todavía no merecen bajar al santo sepulcro; porque están llenos de fornicación. El hombre se entregó a la fornicación y los dos testigos están muertos.
“Y los moradores de la tierra se gozarán sobre ellos, y se alegrarán, y se enviarán dones los unos a los otros; porque estos dos profetas han atormentado a los que moran sobre la tierra” (Ap. 11: 10). Las palabras de los profetas son tormento para los moradores de la tierra.
“Y después de tres días y medio, el espíritu de vida enviado de Dios, entró en ellos, y se alzaron sobre sus pies, y vino gran temor sobre los que lo vieron” (Ap. 11: 11).
Los tres días simbolizan al triuno espíritu del hombre. La Santa Trinidad Perfecta. Al tercer día tiene la resurrección de los muertos. Ya hemos sufrido mucho tres días, ahora resucitarán los dos testigos.
“Y oyeron una grande voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube, y sus enemigos los vieron” (Ap. 11: 12).
Con el arcano A.Z.F., ahora suben los dos testigos. Estamos en los tiempos del fin. Esta es la época del cumplimiento de la profecía. La resurrección de los dos testigos es un problema absolutamente sexual.
Cuando el hombre y la mujer saben retirarse del acto sexual sin derramar el semen, resucitan los dos testigos, porque la fuerza del Espíritu Santo retorna por entre ellos hacia adentro y hacia arriba.
Los dos testigos, son los dos maravillosos canales simpáticos de la energía creadora. Los tiempos del fin ya llegaron.
La divulgación del Gran Arcano, la resurrección de los dos testigos, y el gran cataclismo final, marcan con exactitud el fin de la raza aria.
Los seres humanos que no acepten la castidad científica, se hundirán en el abismo. Habrá un cataclismo pavoroso. Empero, ningún ser humano puede conocer la fecha, ni el día, ni la hora. Vendrá un choque planetario, una colisión de mundos, y sólo serán salvados aquellos que hayan hecho resucitar sus dos testigos.
“Y en aquella hora fue hecho gran temblor de tierra, y la décima parte de la ciudad cayó, y fueron muertos en el temblor de tierra en número de siete mil hombres; y los demás fueron espantados, y dieron gloria al Dios del cielo” (Ap. 11: 13).
La décima parte de la Gran Babilonia caerá. Girará la rueda del destino y se hundirá la gran ramera en el abismo.
El número 10 es la rueda del destino, el arcano 10 del tarot.
En el temblor de tierra fueron muertos siete mil hombres; el arcano 7, significa expiación, Karma, castigo. Realmente morirá la gran ramera, y los de los linajes, y pueblos y lenguas tan numerosos como las arenas de la mar.
Antes del gran cataclismo que se avecina, hablarán los dos testigos. Antes de la pavorosa catástrofe que se acerca, los cielos se abrirán con grande estruendo y las multitudes humanas de Marte, Mercurio, Venus y otros mundos, vendrán a la tierra en sus astronaves. Las humanidades hermanas de otros planetas, vendrán para Enseñarnos la ley y el orden. Se nos dará la oportunidad de escuchar al Hijo del Hombre.
Entonces… ¡Ay de los que repudien al Hijo del Hombre! ¡Ay de los que rechacen el Gran Arcano!… ¡Ay de los que sigan derramando el semen!
El hombre de la tierra se ha lanzado a la conquista del espacio y pronto tocará con sus astronaves a las puertas de otros mundos habitados. El resultado de su atrevimiento será la respuesta del Hijo del Hombre: “Entonces él vendrá sobre las nubes del cielo y todo ojo le verá”.
El Hijo del Hombre es la Humanidad Divina. El Hijo del Hombre son multitudes superiores de otros mundos habitados.
Cada cohete cósmico disparado al espacio, nos acerca más al gran acontecimiento cósmico. ¡Ay de los que no acepten la última palabra del Hijo del Hombre! ¡Después vendrá el gran cataclismo!
“El segundo ay es pasado; he aquí el tercer ay vendrá presto” (Ap. 11: 14).
“Y el séptimo ángel tocó la trompeta, y fueron hechas grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo, han venido a ser los reinos de nuestro Señor, y de su Cristo, y reinará para siempre jamás” (Ap. 11: 15).
“Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus sillas, se postraron sobre sus rostros y adoraron a Dios, diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, que eres y que eras, y que has de venir; porque has tomado tu grande potencia y has reinado” (Ap. 11: 16, 17).
“Y se han airado las naciones, y tu ira es venida, y el tiempo de los muertos para ser juzgados, y para que des el galardón a tus siervos los profetas, y a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeñitos y a los grandes, y para que destruyas los que destruyen la tierra (los buitres de la guerra y los científicos del anticristo)” (Ap. 11: 18).
El juicio final ya fue hecho el 12 de abril del año 1950. Los dioses juzgaron a la gran ramera y la consideraron indigna. La sentencia de los dioses fue: ¡Al Abismo! ¡Al Abismo! ¡Al Abismo! La tierra pasará por un proceso de desintegración y de reintegración planetaria. El día, ni la hora, nadie lo sabe, sino el Padre.
“Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su testamento, fue vista en su templo. Y fueron hechos relámpagos, y voces y truenos, y terremotos y grande granizo” (Ap. 11: 19).
El arca del testamento es el sexo. El arca del testamento es el arca de la ciencia. El arca del testimonio es el arca de la alianza. Dentro del arca del testamento está la vara de Aarón, símbolo del Phalo; y el vaso, y Gomor, lleno del maná, símbolo del útero (Véase Éxodo 16: 31-36).
En la unión del Phalo y del Útero se halla la clave de todo poder. Dentro del arca de la ciencia están las tablas de la ley.
Todo aquel que viole el decálogo divino, se hundirá en el abismo. Sólo en el arca del testamento lograremos el milagro de nuestra salvación.
CAPÍTULO XXIII:
LA MUJER Y EL DRAGÓN
(Apoc. 12:1-17) “Y una grande señal apareció en el cielo: Una mujer vestida de sol, y la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas (V.1) Y estando preñada, clamaba con dolores de parto, y sufría tormento por parir” (V.2).
Con esta grande señal que apareció en el cielo del fin de los tiempos, nosotros los hermanos Enseñamos al hombre a edificar el templo.
Hay que edificarlo sobre la roca viva; pero la roca está llena de nopales, con agudas espinas que hieren las carnes.
El Hijo de Hombre nace siempre del seno de una virgen.
Nuestro adorable Salvador, sangrando en su cruz, nos Enseñó el secreto de la mujer vestida de sol, y de la iniciación venusta.
“Y como Jesús vio a la madre, y al discípulo que él amaba, que estaba presente, dice a su madre: Mujer, he ahí a tu hijo” (Juan 19: 26).
“Después dice al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió consigo” (Juan 19: 27).
Este discípulo se llamaba Juan. Este nombre se descompone en las cinco vocales: I, E, O, U, A, N. Juan es el verbo; Juan es el Hijo, y éste nace siempre del vientre de una mujer.
Con esto queremos decir que sólo practicando magia sexual podemos encarnar al Cristo dentro de nosotros mismos. Sólo trabajando con el arcano A.Z.F., logramos la iniciación venusta. El verbo nace siempre de inmaculadas concepciones. El Hijo del Hombre es siempre hijo de una Virgen-Madre.
Esa mujer vestida de sol, coronada con doce estrellas y la luna a sus pies, es la mujer que ha logrado alcanzar el grado secreto de Virgen Madre. Esa es la Urania-Venus. La Reina del Cielo, que estando preñada sufre dolores de parto.
“Y fue vista otra señal en el cielo: y he aquí un grande dragón bermejo, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas” (V.3).
Ese dragón tenebroso gira con la rueda de los siglos. Ese dragón de las tinieblas subió del abismo y al girar la rueda caerá al abismo. El dragón del abismo es el mal del mundo, es la Logia Negra, es el enemigo secreto con sus terribles maldades.
Con el número siete expiaremos nuestros errores. Los diez cuernos son la rueda del destino. Girará la rueda, y la bestia se hundirá en el abismo. Los tiempos del fin ya llegaron, y nadie sabe con exactitud, cuántos años durarán estos tiempos del fin.
El dragón de las tinieblas es el príncipe de este mundo.
El dragón de las tinieblas es el yo, el mi mismo, el ego que llevamos dentro (Satán).
“Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las echó en tierra. Y el dragón se paró delante de la mujer que estaba para parir, a fin de devorar a su hijo cuando hubiese parido” (V.4).
Realmente durante la edad de hierro se cayeron millares de Bodhisattvas. El dragón de las tinieblas se para delante de la mujer para devorar a su hijo. El enemigo secreto quiere devorarnos.
El nirvana tiene épocas de actividad y épocas de profundo reposo.
Desde el diecinueve de febrero del año mil novecientos diecinueve, el nirvana entró en actividad, porque los tiempos del fin ya llegaron y necesitamos auxilio. El diecinueve de febrero, a las cuatro de la tarde, comenzaron a nacer las vírgenes. Millones de vírgenes del nirvana están reencarnándose ahora, para ayudarnos.
Es asombroso contemplar a esas vírgenes reencarnadas ahora, como pobres hembras, como humildes criadas.
Esa es la gran señal que apareció en el cielo, esa es la Venus Urania, esa es la mujer vestida de sol y la luna a sus pies.
Ella nació para ser virgen madre. El grado de virgen es el estado Buddhico.
La virgen madre estando preñada sufre tormentos por parir, y el dragón de las tinieblas quiere devorar su hijo y frustrar en nosotros la encarnación del Cristo.
El anticristo aborrece el arcano A.Z.F., y no quiere que nazca el Cristo en nosotros. “Muchos son los llamados y pocos los escogidos”.
En noches largas de invierno nace el Cristo en el corazón del hombre. En noches de amargura y de tinieblas y lágrimas, nace el Salvador en el pesebre del mundo.
“Y ella parió un hijo varón, el cual había de regir todas las gentes con vara de hierro; y su hijo fue arrebatado para Dios y su trono” (V.5).
Esa mujer vestida de sol, coronada con doce estrellas y la luna a sus pies, pare siempre un hijo varón, el Hijo del Hombre que en estos tiempos del fin es muy fuerte, y debe regir a las gentes con vara de hierro. Realmente el Hijo del Hombre, es arrebatado para Dios y su trono.
“Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar aparejado de Dios, para que allí la mantengan mil doscientos y sesenta días” (V.6).
Toda virgen madre vive en su propio desierto, lejos del mundo, el demonio y la carne. Las vírgenes madres viviendo en el mundo se crean a sí mismas su propio desierto.
La cantidad cabalística 1,260 se descompone así: 1 + 2 + 6 = 9. Realmente 9 es la novena esfera (el sexo). El Hijo del Hombre nace entre el fuego y el agua de la novena esfera; allí es conservada toda mujer que haya alcanzado el grado esotérico de virgen, por 1,260 días.
“Y fue hecha una grande batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles lidiaban contra el dragón; y lidiaba el dragón y sus ángeles” (V.7).
Y Miguel, y todos nosotros los hermanos del Rayo de la Fuerza, lidiamos contra el dragón de las tinieblas y contra las legiones tenebrosas de la Logia Negra. Esta lidia contra el dragón y sus ángeles negros, comenzó exactamente en el año 1950.
“Y no prevalecieron, ni su lugar fue más hallado en el cielo” (V.8). Las batallas entre las legiones de la luz y de las tinieblas, han sido terribles y espantosas en los mundos internos.
“Y fue lanzado fuera aquel gran dragón, la serpiente antigua que se llama diablo y Satanás, el cual engaña a todo el mundo; fue arrojado en tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él” (V.9).
La gran Logia Negra y todos los adeptos de la mano izquierda, moraban normalmente en las distintas regiones atómicas de la naturaleza. Desde el año 1950 comenzó la gran batalla entre la Logia Blanca y la Logia Negra.
Desde el año 1950, los secuaces de Lucifer y Ariman, los seguidores de Bons y Dugpas, los enemigos del cuarto sendero, los Nicolaítas y los tántricos Anagarikas, están entrando en el abismo.
Realmente el abismo es el Avitchi de los indostaníes. El abismo son los gliphos de la cábala. Esos gliphos son atómicos, tenebrosos, sublunares.
La antítesis de esos gliphos es un átomo súper divino que se halla relacionado con la iglesia de Laodicea, o loto de los mil pétalos.
En última síntesis, nosotros somos ese átomo súper divino. El nombre de ese átomo es “Ain Soph”.
El Ain Soph es nuestra estrella atómica. Esa estrella resplandece llena de gloria en el Espacio Abstracto Absoluto.
De esa estrella emanan Kether, Chokmah y Binah. De esa estrella emana el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo de todo hombre.
El abismo es la antítesis del Ain Soph, la sombra fatal del Ain Soph.
El Ain Soph es omnisciencia y felicidad. En el abismo moran los tenebrosos del sendero lunar.
“Y oí una grande voz en el cielo, que decía ahora ha venido la salvación y la virtud, y el reino de nuestro Dios, y el poder de su Cristo; porque el acusador de nuestros hermanos ha sido arrojado, el cual los acusaba delante de nuestro Dios, día y noche” (Ap. 12: 10). El acusador de nuestros hermanos es el dragón negro. El acusador de nuestros hermanos apedreó, envenenó y crucificó a los profetas. El acusador de nuestros hermanos es la Logia Negra.
Ahora los santos del Señor saldrán victoriosos. Ellos han vencido a Satán.
“Y ellos le han vencido por la sangre del Cordero, y por la palabra de su testimonio; y no han amado sus vidas hasta la muerte” (Ap. 12: 11).
“Por lo cual alegraos cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar!; porque el diablo a descendido a vosotros, teniendo grande ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Ap. 12: 12). El Satán lleno de ira, sabiendo que tiene poco tiempo, precipitará la guerra atómica. Este siglo será de guerras a muerte y espantosos cataclismos.
“Y cuando vio el dragón que él había sido arrojado a la tierra (y al abismo), persiguió a la mujer que había parido al hijo varón” (Ap. 12: 13).
“Y fueron dadas a la mujer dos alas de grande águila, para que de la presencia de la serpiente volase al desierto, a su lugar, donde es mantenida por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo” (Ap. 12: 14).
Por estos tiempos del fin las mujeres nirvánicas se retirarán al desierto de su misma vida, huyendo de la serpiente tentadora. Muchas se hacen monjas por algún tiempo; la mayoría son criadas de las casas de familia. Así se ganan el pan de cada día. Así sirven con humildad. Ellas tienen las alas del águila del espíritu, y se refugian en el desierto. Realmente esas vírgenes madres sufren lo indecible. Para ellas la vida del mundo es un desierto. Ellas se quejan del tiempo perdido. No hallan en este terrible desierto un hombre que quiera cristificarse.
Allí se mantienen en el desierto, por un tiempo, y tiempos y la mitad de un tiempo. Cosas del oficio, cosas del trabajo. Tiempo: la rutina del oficio. Tiempos: los cambios de casa, oficinas, trabajo. La mitad de un tiempo: cuando suena la hora, cuando aparece en el desierto de la vida, el hombre que aguardan.
“Y la serpiente echó de su boca tras la mujer, agua como un río a fin de hacer que fuese arrebatada del río. Y la tierra ayudó a la mujer, y la tierra abrió su boca y sorbió el río que había echado el dragón de su boca” (Ap. 12: 15, 16).
La serpiente tentadora del Edem tienta a la mujer vestida de sol y trata de hacerla caer sexualmente; pero esas vírgenes madres, transmutan sus energías creadoras y vuelan alto en alas del espíritu.
La tierra filosófica, es decir, el organismo físico, se traga el río, lo transmuta en luz y fuego. Ese río es el disolvente universal de la Alquimia: el lapis philosophorum, el oro puro o summa materia. También es llamado menstruum universalis. Esa es la esencia que el dragón echa de su boca y que nosotros debemos transmutar para volar en alas del espíritu como águilas de Luz.
Así es como la Urania Venus se defiende de la serpiente tentadora que hizo pecar a la Eva-Venus.
Hay varias clases de mujeres. Veamos:
Primera: Eva-Venus. La hembra animálica, instintiva, brutal.
Segunda: Venus-Eva. La hembra muy humana que ama cuando encuentra un varón apasionado sexualmente, y que sepa quererla.
Tercera: La Venus-Urania. La mujer muy humana, consciente y llena de hondo sentimiento espiritual y humano a la vez.
Cuarta: La Urania-Venus, la madre del Hijo del Hombre, las vírgenes del nirvana, la mujer vestida de sol y con la luna a sus pies. Esa mujer está coronada con doce estrellas que simbolizan las siete iglesias y los cinco sentidos, es decir, las doce facultades.
Sólo la mujer puede establecer la justicia sobre la faz de la tierra, porque ella tiene el poder de despertar el fuego flamígero al hombre. La clave está en el arcano A.Z.F.
Ella le entrega la espada al hombre.
Ella es Urania-Venus con la espada en la mano.
Ella permanece ante la balanza cósmica en el arcano ocho.
Ella es la madre del Hijo del Hombre. Ella quiere aplastar la cabeza de la serpiente tentadora para domarla y levantarla por el canal medular.
Desgraciadamente, como dijo Goethe: “Ley del hombre triste y grave, indaga, lucha, se agita. Lo que más necesita es lo que menos sabe”.
El hombre necesita el arcano A.Z.F., y no lo sabe; eso es lo que más necesita y lo que menos sabe.
Nosotros, los Hermanos del Templo, lo Enseñamos ahora; pero los moradores de la tierra lo aborrecen.
El dragón tienta a la Urania-Venus, y sale derrotado.
“Entonces el Dragón fue airado contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra los otros de la simiente de ella; los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo” (Ap. 12: 17).
CAPÍTULO XXIV:
LAS DOS BESTIAS
(Apoc. 13: 1-18) “Y yo me paré sobre la arena del mar, y vi una bestia subir del mar, que tenía siete cabezas y diez cuernos; y sobre sus cuernos diez diademas; y sobre las cabezas de ella nombre de blasfemia” (V.1).
Esa bestia de siete cabezas es la humanidad fornicaria. Los diez cuernos son la rueda del destino. La bestia sube del abismo y cae al abismo. Las diez diademas sobre las siete cabezas significan que la bestia reina soberana durante la edad de Hierro, o Kali Yuga. Empero, cuando la rueda del destino gire sobre su eje, la bestia rodará al precipicio.
“Y la bestia que vi, era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder, y su trono, y grande potestad” (V.2).
“Y vi una de sus cabezas como herida de muerte, y la llaga de su muerte fue curada: y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia” (V.3).
Cuando los hermanos del templo examinan esa cabeza de la bestia herida y sanada, ven un nuevo símbolo. Ven un hombre semejante a un gorila, lleno de inteligencia maligna. El hombre-gorila, espantoso y terrible, lleva delante de sí cuatro bestias siendo él la quinta. Las cuatro van encadenadas y él las lleva delante. Con este símbolo entendemos que la cabeza herida es el hombre perverso de la quinta raza, el hombre actual. Esta raza maligna se lanza a la guerra fratricida y bárbara, y luego de ser mortalmente herida, es curada y se maravilla toda la tierra en pos de la bestia. Realmente los cuerpos internos también son heridos en la batalla. Empero son sanados, con ayuda de los maestros de la medicina.
“Y adoraron al dragón (el Satán) que había dado la potestad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién es semejante a la bestia, y quién podrá lidiar con ella?” (V.4). Todo el mundo se cree civilizado y adora a la gran bestia. Todos adoran al yo, al mí mismo, al Satán que llevamos dentro. La gente vive en el mal. Todos aman a la bestia, y se revuelcan en el lodo.
“Y le fue dada boca que hablaba grandes cosas y blasfemias: y le fue dada potencia de obrar cuarenta y dos meses” (V.5). La bestia tiene preeminencia durante todo el Kali Yuga y reina soberana. Ella es la gran ramera cuyo reinado está terminado.
“Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar su nombre (con el ateísmo) y su tabernáculo (fornicación) y a los que moran en el cielo (los santos)” (V.6).
“Y le fue dado hacer guerra contra los santos, y vencerlos (muchos iniciados se cayeron). También le fue dada potencia sobre toda tribu y pueblo, y lengua, y gente” (V.7). La humanidad entera capituló ante la gran bestia que sube del abismo y que ya está cayendo al abismo.
“Y todos los que moran en la tierra le adoraron, cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida del Cordero, el cual fue muerto desde el principio del mundo” (V.8).
En el Corán, el Libro de la Vida es llamado Aliín, y contiene la conducta de los justos y de los ángeles.
El libro de los perdidos es llamado entre los mahometanos con el nombre de Syyín. Las buenas y malas obras son pesadas en la balanza de la Justicia Cósmica.
Aquellos que no están escritos en el Libro de la Vida, ya se están hundiendo en el espantoso abismo. La fe gnóstica es la única que puede salvar a los perdidos. El Cordero fue muerto desde el principio del mundo, cuando nosotros fornicamos. Ahora debemos resucitar al Cordero dentro de nosotros mismos con el arcano A.Z.F. Esa es la magia sexual.
“Si alguno tiene oído, oiga” (V.9). “El que lleva en cautividad va en cautividad, el que a cuchillo matare, es necesario que a cuchillo sea muerto. Aquí está la paciencia y la fe de los santos” (V.10).
Ley es ley. Lo que se hace se paga. Los santos conocen la ley y por eso son pacientes. En verdad, en verdad os digo: que los tiempos del fin ya llegaron. El que lleva en cautividad, va en cautividad. El que a hierro mata, a hierro muere. Sólo entrando en el arca de la ciencia, podremos ser salvos. Nosotros salimos del Edem por la puerta del sexo. Sólo por esa puerta podemos entrar al Edem. El Edem es el mismo sexo.
Nadie puede entrar al Edem por puertas falsas. Ley es ley. Por donde salimos tenemos que entrar. Esa es la ley.
El Opus Magnus es la ciencia de la transmutación sexual. Hay que hacer retornar la energía del Tercer Logos hacia adentro y hacia arriba. Así nos convertimos en dioses. En la gran obra del alquimista se necesita el agua y el aceite. Mitad agua, mitad aceite. Aquellos que desprecian el agua, fracasan en la Gran Obra. Sólo podemos iluminarnos con nuestro propio aceite espiritual, cuando tenemos agua pura de vida (semen acumulado).
¿Qué significan las dos ramas de olivas que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro? “Estos son los dos hijos de aceite que están delante del Señor de toda la tierra” (Véase Zacarías 4: 12-14).
Estos son los dos testigos que en síntesis nacen del lago. Ellos salen de las vesículas seminales. Por entre esas dos olivas, fluye la energía sexual transmutada, el aceite de oro puro. Aquellos que afirman que existen muchos caminos para llegar a Dios y que el sexo es tan sólo uno de tantos, realmente están despreciando el agua pura de vida, y por lo tanto, fracasan y se hunden en el abismo.
En verdad, en verdad os digo: que en toda eternidad sólo se ha conocido única y absolutamente una sola puerta angosta, y un solo camino estrecho y difícil que conduce a la luz. Esa puerta y ese camino es el sexo.
“Porfiad a entrar por la puerta angosta (el sexo); porque os digo que muchos procurarán entrar y no podrán” (Lucas 13: 24). Angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la luz, y muy pocos son los que lo hallan. Nuestro Adorable Salvador Jesucristo nunca dijo que hubiera muchos caminos, Él sólo nos habló claramente y sin rodeos, de una sola puerta y de un solo camino (el sexo) (Véase Juan 10: 7:9,14).
Nosotros, los Hermanos del Templo, os invitamos, querido lector, a estudiar los cuatro evangelios. Allí podréis comprobar, por vos mismo, que sólo hay una sola puerta y un sólo camino, estrecho y difícil.
Los predicadores que afirman la existencia de muchos caminos para llegar a Dios, ignoran que en la Gran Obra necesitamos mitad aceite y mitad agua.
“Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero; más hablaba como un dragón” (V.11). “Y ejerce todo el poder de la primera bestia en presencia de ella; y hace a la tierra y a los moradores de ella adorar la primera bestia cuya llaga de muerte fue curada” (V.12).
“Y hace grandes señales, de tal manera que aún hace descender fuego del cielo a la tierra, delante de los hombres”(V.13). “Y engaña a los moradores de la tierra por las señales que le ha sido dado hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que hagan la imagen de la bestia que tiene herida de cuchillo y vivió” (V.14).
Esta bestia que tiene dos cuernos semejantes a los de un cordero, mas habla como un dragón, es la ciencia materialista de los moradores de la tierra. Realmente la gran bestia es doble, porque tiene mente que habla grandezas. La ciencia materialista juega con lo que no conoce, y cojea entre las tinieblas.
La ciencia materialista engaña a los moradores de la tierra por las señales que le ha sido dado hacer en presencia de la bestia. Cohetes teledirigidos, cohetes cósmicos, radio-televisión, aviones ultramodernos, bombas de hidrógeno que hacen llover fuego del cielo sobre las ciudades indefensas, bombas atómicas, submarinos atómicos, rayos mortales, etc.
Todos esos inventos son las señales con que la bestia de dos cuernos engaña a los moradores de la tierra. Entonces los hombres engañados adoran a la gran bestia, y dicen: ¡No hay como la bestia! ¿Quién puede ser superior a la bestia?
“Y le fue dado que diese espíritu a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia hable; y hará que cualesquiera que no adoren la imagen de la bestia, sean muertos” (V.15). Los hombres de la ciencia materialista envenenan con sus teorías a las multitudes. Entonces, la imagen de la bestia habla. Los santos que no adoren a la bestia, son matados, perseguidos, encarcelados y odiados. La bestia de dos cuernos es terrible.
“Y hacía que todos, los pequeños y los grandes, ricos y pobres, libres y siervos, se pusiesen una marca en la mano derecha, o en sus frentes” (V.16). “Y que ninguno pudiese comprar o vender, sino el que tuviera la señal, o el nombre de la bestia, o el número de su nombre” (V.17).
“Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia; porque es el número de hombre: y el número de ella, seiscientos sesenta y seis” (V.18).
La marca de la bestia son los dos cuernos en la frente. Millones y millones de seres humanos ya tienen la marca de la bestia en la frente y en las manos. Casi toda la población humana de este valle de lágrimas, ya tiene la marca de la bestia en la frente y en las manos. Todas esas almas se perdieron y desde 1950 están entrando en el abismo. La evolución humana fracasó totalmente.
Realmente el mundo está ya tan perdido, que en el mundo del comercio nadie puede comprar ni vender si no tiene la marca de la bestia en la frente y en las manos. Así se ha vuelto el mundo de los negocios.
El número de la gran bestia es seiscientos sesenta y seis. Ese es el número de hombre porque ese número se descompone cabalísticamente así: 6 + 6 + 6 = 18. Luego, sumando este resultado entre sí, tenemos lo siguiente: 1 + 8 = 9. Nueve es el sexo. Nueve es el hombre, porque el hombre es hijo del sexo.
Total: en el 666 están contenidos los arcanos 18 y 9. El arcano 18, es el abismo, las tinieblas. Las tentaciones sexuales contra las cuales tiene que luchar el iniciado.
El arcano 9, es la novena esfera, la iniciación.
Los dioses juzgaron a la gran ramera, cuyo número es 666.
La sentencia de los dioses fue: ¡Al abismo! ¡Al abismo! ¡Al abismo!
CAPÍTULO XXV:
EL CORDERO EN SIÓN
“Y miré, y he aquí, el Cordero estaba sobre el monte de Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de su Padre escrito en sus frentes” (Ap. 14: 1). El monte de Sión son los mundos superiores.
El número ciento cuarenta y cuatro mil, de aquellos que tienen el nombre de su Padre escrito en sus frentes, es cantidad simbólica y cabalística. 144,000 se descompone así: 1 + 4 + 4 = 9. Este número nueve es la novena esfera, el sexo.
Sólo con el Gran Arcano podemos ser salvos y recibir el nombre del Padre en la frente. El pueblo de Sión, es el pueblo de Israel (espiritual de Dios). Este pueblo está formado por todos aquellos que practican magia sexual (pueblo de castidad).
“Y oí una voz del cielo como ruido de muchas aguas (las aguas seminales), y como sonido de un gran trueno, y oí una voz de tañedores de arpas que tañían con sus arpas” (Ap. 14: 2).
“Y cantaban como un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro animales (de la alquimia), y de los ancianos; y ninguno podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil, los cuales fueron comprados de entre los de la tierra (con gran sacrificio)” (Ap. 14: 3).
“Estos son los que con mujeres no fueron contaminados; porque son vírgenes (estos son los que aprendieron a refrenar la bestia para no eyacular el semen). Estos son los que siguen al Cordero por donde quiera que fuere. Estos fueron comprados de entre los hombres por primicias para Dios y para el Cordero” (Ap. 14: 4).
“Y en sus bocas no ha sido hallado engaño; porque ellos son sin mácula delante del trono de Dios” (Ap. 14: 5).
“Y vi otro ángel volar por en medio del cielo, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los que moran en la tierra y a toda nación, y tribu, y lengua, y pueblo. Diciendo en alta voz: Temed a Dios, y dadle honra; porque la hora de su juicio es venida; y adorad a aquel que ha hecho el cielo y la tierra y el mar y las fuentes de las aguas” (Ap. 14: 6, 7).
“Y otro ángel le siguió diciendo: Ha caído Babilonia, aquella grande ciudad (Babilonia la grande, la madre de todas las fornicaciones y abominaciones de la tierra: París, Roma, Londres, Berlín, Estados Unidos, etc., la presente civilización), porque ella ha dado a beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación” (Ap. 14: 8).
“Y el tercer ángel los siguió, diciendo en alta voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y toma la señal en su frente, o en su mano, éste también beberá del vino de la ira de Dios, el cual está echado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles, y delante del Cordero” (Ap. 14: 9, 10).
Todos aquellos que adoran a la bestia de las pasiones y a su imagen (el intelectualismo sin espiritualidad), arderán en el abismo, entre el fuego y el azufre de sus propio deseos.
Es preferible pagar todo el Karma aquí mismo, en el plano físico, y nunca en los mundos internos. El Némesis, el Karma, por muy grave que sea en el plano físico, resulta muy dulce, si lo compararnos con el Karma en el plano astral y en el abismo.
“Y el humo del tormento de ellos sube para siempre jamás. Y los que adoran a la bestia y a su imagen, no tienen reposo día ni noche, ni cualquiera que tomare la señal de su nombre” (Ap. 14: 11).
El intelecto puesto absolutamente al puro servicio del espíritu, es un instrumento preciosísimo para la Gran Obra del Padre. Un místico sin intelecto fracasa por falta de cultura. El intelecto puesto al servicio de la bestia es satánico. Del intelectualismo sin espiritualidad, resultan los bribones. Los bribones son exactamente la imagen de la bestia.
En el abismo los tenebrosos se atormentan unos a otros con sus odios, intrigas, calumnias, iras, codicia, lujuria, etc., y el humo del tormento de ellos sube para siempre jamás. Los santos saben esto, y por ello son pacientes.
“Aquí está la paciencia de los santos, aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús” (Ap. 14: 12).
“Y oí una voz del cielo que me decía: Escribe: Bienaventurados los muertos que de aquí adelante mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, que descansarán de sus trabajos: porque sus obras con ellos siguen” (Ap. 14: 13).
Cuando el hombre muere algo continúa: ese algo es el pensamiento. Todos los deseos, todos los pensamientos del deseo continúan, y eso ya está demostrado. La suma total de todos los valores mentales, continúa. La suma total de todos esos valores del deseo, constituyen el yo, el mi mismo, el ego, la individualidad. El yo se reencarna para satisfacer sus deseos.
Bienaventurados aquellos que mueren en el Señor; ellos entrarán en el nirvana para siempre. Todo aquél que decapita y disuelve al yo, muere en vida, muere en el Señor. Donde está el yo no puede estar la verdad. El Señor es la Verdad. El señor Budha nos Enseñó una esencia, una ley, y un fin.
La esencia es el Ens Seminis. La ley es el arcano A.Z.F. El fin es el nirvana. Así dijo el Budha:
“Si comprendes, ¡oh Kasyapa!, que todos los seres son de una misma esencia (el Ens Seminis), y que no hay más que una sola y única verdad (el Cristo), y vives de acuerdo con esta comprensión, alcanzarás el nirvana”.
“El Tathagata da alegría al mundo entero, a semejanza de la nube que vierte sus aguas (el semen) sobre justos y pecadores (todos lo tienen). Tiene los mismos sentimientos de compasión para el grande que para el pequeño; para el sabio que para el ignorante; para el virtuoso que para el pecador”.
“La vasta nube preciada de agua la derrama en lluvia sobre prados y zarzales, montañas y valles, huertos y campos. Y todos beben el agua (semen) de lluvia, que es una misma esencia, y árboles, plantas y hierbas medran y florecen y fructifican cada cual según su especie y naturaleza. Arraigadas en el mismo suelo, todas las plantas de un campo o de un huerto, reciben la misma agua (semen) que a todas vivifica”.
“El tathagata conoce ¡oh Kasyapa! la ley cuya virtud es el conocimiento y cuyo fin es la paz del nirvana” (la ley del arcano A.Z.F.).
“Es el mismo para todos; pero no se manifiesta del mismo modo a todos sino a cada cual según sus necesidades. No les da a todos desde un principio la plenitud del conocimiento, sino que tiene en cuenta la predisposición de cada uno”.
Antiguamente el arcano sólo se entregaba secretamente a los iniciados. El Budha Enseñó esa clave a sus discípulos bien preparados.
El que quiera morir en el Señor, debe lavar sus pies en las aguas de la renunciación. El señor Budha Enseñó la castidad como fundamento básico de la Iniciación.
Budha preguntó a sus discípulos así: “Decidme, ¡Oh discípulos!, ¿Cuándo un discípulo deja de serlo?”. Y Sariputra respondió: “El buen discípulo no debe quebrantar la castidad. Quien la quebranta no es discípulo de Sakya Muni”. Esto es textual del Evangelio del señor Budha trascrito de los Pitakas o Escrituras Sagradas del Budismo. Véase el texto del yogui Kharishnanda.
El Maestro Huiracocha entregó la Clave Suprema de la Castidad en Latín: Veámosla: “Inmissio membri virilis in vagina feminae sine ejeculatio Seminis”.
El que quiera morir en el Señor, debe practicar los Diez Mandamientos de la Nueva Era:
1° Amarás a tu Dios Interno y al prójimo como a ti mismo.
2° Estudiarás la Doctrina Secreta del Salvador del Mundo.
3° No vituperes jamás al prójimo, ni hables palabras inmodestas o vanas.
4° Deberás sacrificarte por amor a la humanidad, y amar a tus peores enemigos.
5° Debes obedecer la voluntad del Padre, así en los cielos como en la tierra.
6° No cometerás fornicación ni adulterio, en pensamiento, palabra y obra.
7° Lucharás contra el mundo, el demonio y la carne.
8° Deberás ser infinitamente paciente y misericordioso.
9° Practicaréis el arcano A.Z.F., con tu mujer.
10° Lavaréis tus pies en las aguas de la renunciación.
Con estos Diez Mandamientos moriréis en el Señor.
“Y miré, y he aquí una nube blanca y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en su cabeza una corona de oro, y en su mano una hoz aguda” (Ap. 14: 14).
“Y otro ángel salió del templo, clamando en alta voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar te es venida, porque la mies de la tierra está madura” (Ap. 14: 15). Ya llegó la hora.
“Y el que estaba sentado sobre la nube echó su hoz sobre la tierra, y la tierra fue segada” (Ap. 14: 16). Ya llegó la hora de segar.
“Y salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda. Y otro ángel salió del altar, el cual tenía poder sobre el fuego, y clamó con gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra; porque están maduras sus uvas” (Ap. 14: 17, 18).
En el sexo está el poder del fuego. Del sexo salen ángeles y diablos, dioses y bestias. El hombre es el sacerdote, la mujer el altar.
En el sexo se siembra y en el sexo se cosecha. Si la cosecha es buena, es cosecha de dioses. Cuando la cosecha es mala, se pierde en el abismo. El sabio cabalista norteamericano Manly H. Hall, citado por el gran Maestro de la Logia Blanca, Dr. Francisco A. Propato, dice en su libro sobre Anatomía Oculta del Hombre, lo siguiente: “Aquellos que sean incapaces de levantar el fuego de la médula espinal, a través del canal de Susumná, serán arrojados a un reino lateral, semejante al de los simios (changos o monos) actuales”.
“Y el ángel echó su hoz aguda en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó la uva en el grande lagar de la ira de Dios”. Este versículo 19 del Capítulo 14 de Apocalipsis, es definitivo.
El ángel echó toda la uva de la cosecha en el grande lagar de la ira de Dios. La Gran Logia Blanca sabe que la evolución humana en la tierra está perdida. La evolución humana fracasó totalmente y la humanidad se hundió en el abismo.
“Y el lagar fue hollado fuera de la ciudad y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos por mil y seiscientos estadios” (Ap. 14: 20).
Esta cantidad cabalística se descompone así: 1 + 6 = 7.
La raza humana expiará con supremo dolor todas sus maldades. Los tres seres inefables de este Capítulo 14 del Apocalipsis, corresponden a los tres aspectos de la humanidad: mundo, familia y hombre. Los tres ángeles del Altísimo castigan al pueblo, a la familia y al hombre.
Ley es ley, y la ley se cumple. Los tres obedecen al Hijo del Hombre.
El Señor de todo Poder está sentado en una nube de gloria.
El Señor de toda Perfección tiene en su cabeza una corona de oro y en su mano una hoz aguda.
CAPÍTULO XXVI:
LOS SIETE ÁNGELES Y LAS SIETE COPAS
“Y vi otra señal en el cielo, grande y admirable, que era siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas es consumada la ira de Dios” (Ap. 15: 1).
Los siete ángeles son: Gabriel, Raphael, Uriel, Michael, Samael, Zachariel y Orifiel. De todos los siete, el quinto es el que más ha sufrido. Todos los siete cumplen órdenes superiores y actúan de acuerdo con la ley. Después de la catástrofe de la Atlántida, el Bodhisattva del quinto se cayó, y después de haber sufrido mucho se levantó del barro de la tierra y regresó a su Dios.
En la catedral del alma hay más alegría por un pecador que se arrepiente, que por mil justos que no necesitan de arrepentimiento.
El quinto de los siete recibió el elixir de larga vida allá en la Lemuria hace dieciocho millones de años. El quinto de los siete conservó ese cuerpo Lemur durante todo el tiempo de la Atlántida y fue uno de los sabios guías espirituales que dirigió los destinos de millones de seres humanos del continente sumergido. Después de la sumersión de la Atlántida, ese Maestro se enamoró de una mujer, y después de otra. Entonces cayó, perdió su maravilloso cuerpo, y quedó sometido a la terrible rueda de las reencarnaciones y del Karma.
Eliphas Levi comete el error de comentar un documento apócrifo de Enoch, y juzga falsamente a los Veinte Egrégores de la Montaña del Juramento, condenándolos dogmáticamente y calificándolos de demonios.
Algo impuro se mezcla en las Enseñanzas de Eliphas Levi.
Rudolf Steiner asegura que Eliphas Levi estuvo dos veces reencarnado como sacerdote en una tribu mejicana. Esa tribu después de haber culminado en esplendores de sabiduría y gloria, entró finalmente en decadencia y en hechicería. Entonces esa alma que más tarde fue Eliphas Levi, se nutrió con ese conocimiento impuro. Sólo así podemos explicarnos los grandes errores en que cae el Abate Alfonso Luis Constans (Eliphas Levi). Aclaramos: No queremos decir que Eliphas Levi sea mago negro. Lo que afirmamos es que en sus obras, a pesar de tener el sello de grandeza, se mezclan muchos conocimientos impuros. Eso es todo.
Azazel es un Egrégor que prestó grandes servicios a la humanidad.
Azazel fue el Rey Salomón. El Bodhisattva de Azazel está caído actualmente; pero es lógico que en un futuro próximo, ese Bodhisattva se levantará del barro de la tierra.
Raphael, a pesar de no figurar entre los Veinte Egrégores de la Montaña del Juramento, está caído por estos tiempos y lucha por levantarse. Raphael también es un Egrégor. Todos los ángeles de familia, nación, tribu, etc., son Egrégores.
En el Glosario Teosófico de H. P. Blavatsky, página 184, encontramos lo siguiente:
EGRÉGORES (del griego Egrégori). Eliphas Levi los denomina: “los príncipes de las almas que son los espíritus de energía y acción”. Cualquiera cosa que pueda o no significar, los ocultistas orientales describen a los Egrégores como seres cuyos cuerpos y esencia son un tejido de la llamada luz astral. Son las sombras (o los Bodhisattvas) de los espíritus planetarios superiores cuyos cuerpos son de la esencia de la luz divina superior. En el Libro de Enoch, se ha dado dicho nombre a los ángeles que se casaron con las hijas de Seth y tuvieron por hijos a los gigantes.
Los nombres y los símbolos de los siete ángeles del Eterno, tienen también siete significados; esto ha confundido a muchos estudiantes esoteristas.
“Y vi así como un mar de vidrio mezclado con fuego; y los que habían alcanzado la victoria de la bestia, y de su imagen, y de su señal, y del número de su nombre, estar sobre el mar de vidrio, teniendo las arpas de Dios” (Ap. 15: 2).
El vidrio líquido, flexible, maleable, es el semen Cristónico. Realmente el semen es el habitáculo del fuego. El semen es el vitriolo de los viejos alquimistas medievales.
Aquellos que han alcanzado la victoria sobre la bestia, se pasean felices sobre el mar de vidrio, hablando la palabra perdida; parlando en el orto purísimo de la Divina Lengua.
La laringe es la Lira de Orfeo. Hay que aprender a tocar la Lira de Orfeo. Hay que encarnar el Verbo. Cuando el Verbo se hace carne en nosotros, entonces pulsamos la lira de Orfeo, y nos paseamos victoriosos sobre el mar de vidrio.
Esos son los victoriosos que han alcanzado la victoria sobre la bestia, y sobre la imagen y el número de su nombre.
“Y cantan el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras. Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los Santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y engrandecerá tu nombre?, Porque tú sólo eres santo, por lo cual todas las naciones vendrán y adorarán delante de ti, porque tus juicios son manifestados” (Ap. 15: 3, 4).
“Y después de estas cosas, miré, y he aquí el templo del Tabernáculo del Testimonio fue abierto en el cielo. Y salieron del templo siete ángeles que tenían siete plagas, vestidos de un lino limpio y blanco, y ceñidos alrededor de los pechos con bandas de oro” (Ap. 15: 5, 6).
“Y uno de los cuatro animales dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive para siempre jamás” (Ap. 15: 7).
“Y fue el templo lleno de humo por la majestad de Dios, y por su potencia; y ninguno podría entrar en el templo, hasta que fuesen consumadas las siete plagas de los siete ángeles” (Ap. 15: 8).
CAPÍTULO XXVII:
LAS SIETE COPAS SON DERRAMADAS
“Y oí una gran voz del templo, que decía a los siete ángeles: Id y derramad las siete copas de la ira de Dios sobre la tierra” (Ap. 16: 1).
“Y fue el primero (Gabriel) y derramó su copa sobre la tierra; y vino una plaga mala y dañosa sobre los hombres que tenían la señal de la bestia, y sobre los que adoraban su imagen” (Ap. 16: 2).
La desmoralización social con todos sus vicios, fornicaciones y adulterios escandalosos, es una plaga mala y dañosa.
Todos los seres humanos que tienen la señal de la bestia y que adoran a la imagen de la bestia, han pecado contra la diosa Luna. Los crímenes cometidos contra la diosa Luna, son más amargos que la muerte. Cada cual recoge el fruto de sus malas obras. El que siembra rayos cosecha tempestades. Mujeres abandonadas, hombres burlados por sus adúlteras esposas, violaciones, raptos, licores, etc., todo eso es una plaga mala y dañosa, es el resultado de los crímenes contra la diosa Luna.
Gabriel es el regente de la Luna. Por estos tiempos del fin, sólo existe degeneración social, crímenes contra natura, cáncer incurable, madres abandonadas con sus hijos, adulterios horribles, divorcios a millares, enfermedades espantosas, uxoricidios, etc. Toda esta maldad social, todas estas lágrimas, todos estos huérfanos, son el resultado de nuestras malas obras. Todo eso es una plaga mala y dañosa. Gabriel, el regente de la Luna, administra la ley y castiga.
La hora actual es grave y definitiva. Sólo entrándonos por el óctuple sendero Enseñado por el Budha, seremos salvos. Ese óctuple sendero es totalmente sexual.
El número ocho, representa el signo del infinito. El número ocho simboliza las dos serpientes enroscadas en la médula espinal; los dos testigos, el caduceo de mercurio, el santo ocho. El camino es la espina dorsal. El sendero intermedio, es la espina dorsal. Esa es la senda del filo de la navaja.
El gran Maestro Francisco A. Propato, ha dicho que en el signo del infinito están simbolizados el cerebro, corazón y sexo del genio de la tierra.
La lucha es terrible. Cerebro contra sexo. Sexo contra cerebro. Corazón contra corazón.
Hilariux IX dijo: “El fuego del Flegeronte y el agua del Aqueronte se entrecruzan en la novena esfera, formando el signo del infinito”.
Las ocho etapas del óctuple sendero en la novena esfera son las siguientes:
Primera: Comprensión creadora.
Segunda: Intenciones justas.
Tercera: Palabra justa.
Cuarta: Sacrificio absoluto.
Quinta: Recta conducta.
Sexta: Castidad absoluta.
Séptima: Batallar constante contra los magos negros.
Octava: Suprema paciencia en todas las pruebas y dolores.
Los dos testigos enroscados en la médula espinal forman el santo ocho. En la Orden Sagrada del Tibet se le Enseña al estudiante el signo del infinito.
El número del Logos es 888. Si multiplicamos al ocho por tres, tenemos las 24 vocales de la Gran Lira Zodiacal resanando en todos aquellos que encarnaron al Cristo Cósmico. Así, pues, el óctuple sendero Enseñado por el Budha, es absolutamente sexual. Empero, el Budha habló veladamente, porque entonces estaba terminantemente prohibido a los Iniciados divulgar el Gran Arcano. El óctuple sendero es el canal central de la médula espinal.
El caduceo de Mercurio tiene la forma de un ocho. Ese caduceo es el signo del infinito. Ese caduceo es la espina dorsal con los dos cordones simpáticos Idá y Pingalá. Las ocho etapas del óctuple sendero están en la médula espinal.
Estamos en los tiempos del fin y si queremos salir de este valle de las amarguras, necesitamos entrar en el óctuple sendero.
Existen cuatro grandes verdades que tienen el poder de aniquilar al príncipe de este mundo:
1. La primera verdad es hacer conciencia absoluta, del dolor y de la amargura.
2. La segunda verdad tremenda, es que el dolor es hijo de la fornicación, y que todo aquél que derrame el semen, es fornicario.
3. La tercera verdad es que tenemos un yo que debemos decapitar y disolver para encarnar el verbo.
4. La cuarta verdad es que sólo con el arcano A.Z.F. podemos decapitar y disolver al príncipe de este mundo.
Todo aquel que haya decapitado al yo, puede encarnar al Cordero inmolado. En estos tiempos del fin necesitamos encarnar el verbo, para ser salvados del gran cataclismo. Es urgente comprender las cuatro verdades.
Aquel que recorre el óctuple sendero, se convierte en un dragón de las cuatro verdades.
Todo dragón de las cuatro verdades es un Budha. ¡Escuchadme, Oh Buddhas! Necesitáis encarnar al Cristo. Sólo renunciando al nirvana por amor a la humanidad y trabajando con intensidad en la fragua encendida de Vulcano (el sexo), pueden los Buddhas encarnar al Cristo. Al que sabe la palabra da poder, nadie la pronunció, nadie la pronunciará, sino solamente aquél que lo tiene encarnado. ¡Hay que encarnarlo!
“Y el segundo ángel (Raphael) derramó su copa sobre el mar, y se convirtió en sangre como de un muerto; y toda alma viviente fue muerta en el mar” (Ap. 16: 3).
Cuando todos nosotros los hermanos, investigamos este segundo ángel cuyo nombre es Raphael, y este versículo terrible, vemos entonces la época actual con todos sus horrores.
Ese mar son pueblos y muchedumbres y lenguas. Cada cual, entre en la barca de su vida. Todos en el arcano de la amargura y cuando el ángel derrama su copa en el mar, las aguas se convierten en sangre.
Todos los pueblos de la tierra se han Ensangrentado. Ríos de sangre corren por las montañas del dolor. Por doquier dictaduras y persecuciones. Por toda la faz de la tierra, revoluciones y muerte. Unos contra otros y todos contra todos. Por doquier golpes de Estado; por todas partes gestapos espantosas; policías temibles, llanto y supremo dolor.
Los pueblos de la tierra están pagando el Némesis, el Karma de sus propios errores. Todos los pueblos de la tierra han sido llamados ante el Tribunal Divino. Esa es la Ley. Ese es el Karma.
Las aguas de la vida se convirtieron en sangre y esto no tiene remedio. Es inútil enviar más profetas a la tierra. La humanidad odia mortalmente a los profetas. Y nadie puede salvar esto, ya nadie puede arreglar esto. La evolución humana es un fracaso total. Las aguas se han convertido en sangre y por doquier sólo se escuchan gritos de supremo dolor.
“Y el tercer ángel (Uriel) derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre” (Ap. 16: 4). Entonces la constelación de Cáncer azotará con su plaga (el cáncer) a todos los fornicarios de la tierra.
“Y oí al ángel de las aguas que decía justo eres tú, Oh Señor, que eres y que eras, el Santo porque has juzgado estas cosas. Porque ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas; también tú les has dado a beber sangre pues lo merecen” (Ap. 16: 5, 6). Y multitud de enfermedades azotarán a los ríos humanos y a las fuentes sexuales del organismo humano. La radiactividad producirá enfermedades desconocidas que la ciencia no podrá curar.
“Y oí a otro del altar que decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos” (Ap. 16: 7).
“Y el cuarto ángel (Michael) derramó su copa sobre el sol, y le fue dado quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el grande calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene potestad sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria” (Ap. 16: 8, 9).
El cuarto ángel, Michael, no tiene cuerpo físico por estos tiempos del fin.
El sol es el símbolo del Cristo Cósmico. Cristo es amor. La antítesis del amor es el odio. Sabed vosotros pueblos, muchedumbres y lenguas, que el odio se convierte en fuego que quema. Habrá guerras atómicas horribles, la humanidad se quema con fuego vivo. Las grandes ciudades se convertirán en cenizas, y sin embargo los hombres blasfemarán el nombre de Dios que tiene potestad sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.
Oíd ¡Oh pueblos! Sabed que el monstruo más terrible que existe sobre la tierra es el odio. ¿Quién podría ya salvar esto? El odio desatará todas las guerras y ya no habrá remedio. Esto está fracasado ¡Sálvese quien pueda!.
“Y el quinto ángel (Samael) derramó su copa sobre la silla de la bestia; y su reino se hizo tenebroso, y se mordían lenguas de dolor. Y blasfemaron del Dios del cielo por sus dolores, y por sus plagas, y no se arrepintieron de obras” (Ap. 16: 10, 11).
El quinto de los siete es el que más ha sufrido, y fue un maestro caído, pero ya no lo es. El quinto de los siete ahora está levantado. El quinto de los siete derramó su copa sobre la silla de la bestia, y su reino se hizo tenebroso. Millones de seres humanos ya tienen la marca de la bestia en la frente y en las manos. Millones de almas humanas ya se separaron totalmente del íntimo.
La vida urbana de todas las ciudades y pueblos del mundo se ha trasplantado ahora al abismo. En las regiones sumergidas del abismo los seres humanos continúan viviendo en sus mismos sistemas de la vida urbana; y compran y venden “mercadería de oro y de plata, y de piedras preciosas, y de perlas y de lino fino, y de escarlata, y de seda y de grana, y de todo vaso de marfil, y de todo vaso de madera preciosa; y de cobre y de hierro, y de mármol” (Ap. 18: 12).
En el abismo viven los tenebrosos la vida urbana a la cual están acostumbrados. El abismo es más material que el mundo físico y los seres humanos se atormentan unos a otros peor que en el mundo físico. El reino del abismo se ha vuelto ahora más tenebroso que nunca, y casi la totalidad de la humanidad ya entró al abismo.
El quinto de los siete y sus legiones colaboran con el plan del Logos; y los tenebrosos se sumergen en el abismo.
Millones de mujeres y de distinguidos caballeros que actualmente viven en el mundo, ya no tienen el íntimo, y son perversos demonios aun cuando estén todavía reencarnados.
La tierra es un mundo fracasado. ¡Esto será destruido! ¡Esto ya no lo puede salvar nadie! El quinto de los siete vigila a los tenebrosos. Muchos han calumniado al quinto de los siete, porque es un vigilante.
Los tenebrosos blasfemaron del Dios del cielo por sus dolores y por sus plagas, y no se arrepintieron de sus obras.
Cuando el yo psicológico logra controlar absolutamente los cuatro cuerpos de pecado (físico, etérico, astral y mental), entonces el ÍNTIMO se retira, y el hombre se convierte en demonio. Millones de personas que viven en el mundo, ya son demonios terriblemente perversos. El reino de la bestia es ahora más tenebroso que nunca.
Dentro del hombre existe un rayo divino. Ese rayo, quiere volver a su estrella que siempre le ha sonreído. La estrella que guía nuestro interior es un átomo súper divino del espacio abstracto absoluto. El nombre cabalístico de ese átomo es el sagrado Ain Soph. Sabed vosotros que el Ain Soph se halla secretamente relacionado con el loto de los mil pétalos. La estrella que guía nuestro interior (el Ain Soph) envió su rayo al mundo para hacer conciencia de su propia felicidad. La felicidad sin conciencia, de su propia felicidad, no es felicidad, el rayo tuvo conciencia mineral, vegetal y animal.
Cuando el rayo (el espíritu), encarnó por primera vez en el cuerpo humano salvaje y primitivo, despertó como hombre y tuvo auto-conciencia de su propia felicidad. Entonces el rayo pudo haber regresado a la estrella que guía su interior. Desgraciadamente entre el seno profundo de la vorágine de la espesa selva, el deseo salvaje hizo nacer el yo. Las fuerzas instintivas de la naturaleza atraparon la mente inocente del hombre. Y surgió el falso miraje del deseo. Entonces el yo se siguió reencarnando para satisfacer sus deseos. Así quedamos sometidos a la ley de la evolución y del Karma.
Las experiencias y el dolor complicaron al yo. La evolución es un proceso de complicación de la energía. El yo se robusteció y complicó con las experiencias. Ahora ya es tarde. Millones de personas se convirtieron en monstruosos demonios. Sólo una revolución tremenda, puede salvarnos del abismo. Cuando el hombre disuelve el yo, entonces hay revolución total. El hombre puede dejar de sufrir, cuando sea capaz de disolver el yo. El dolor es el resultado de nuestras malas obras. El dolor es de Satán, porque él es el que hace las obras del mal. El Espacio Abstracto Absoluto, el Espíritu Universal de Vida, es felicidad absoluta, suprema paz y abundancia.
Aquellos que forman del dolor una mística, son masoquistas. Satán fue y es el creador del dolor. El dolor corrompe al hombre porque el dolor es satánico. Con el dolor no se puede liberar nadie. Necesitamos ser alquimistas. Con la Alquimia se disuelve el yo. La raíz del yo es el deseo. El deseo se transmuta con la alquimia. Si queréis aniquilar el deseo, hay que transmutarlo. El deseo sexual se transmuta en voluntad y la voluntad es fuego. El deseo de acumulación, (codicia) se transmuta en altruismo. La ira, (deseo frustrado), se transmuta en dulzura. La envidia, (deseo frustrado), se transmuta en alegría por el bien ajeno. Las palabras del deseo se transmutan en verbo de sabiduría, etc.
Analizad todos los defectos humanos y veréis que tienen su asiento en el deseo. Transmutad el deseo con la alquimia, y el deseo se aniquilará. Todo aquél que aniquile el deseo, disuelve el yo. Todo aquel que disuelva al yo se salva del abismo y regresa a su estrella interior que siempre le ha sonreído. Sólo con la santa Alquimia, podemos disolver el yo. La base fundamental de la Alquimia es el arcano A.Z.F. Los ángeles, arcángeles, serafines, potestades, tronos, etc., son el resultado exacto de tremendas revoluciones interiores.
Ya pasamos por la involución (el descenso del espíritu a la materia). Ya sufrimos horriblemente en la evolución, (proceso de complicación de la energía). Es urgente ahora una revolución total (la disolución del yo). Sólo basándonos en revoluciones internas vamos regresando al átomo súper divino poco a poco, pasando por los estados angélicos, arcangélicos, serafínicos, logóicos, etc., hasta que al fin el rayo se fundirá en su estrella (el Ain Soph), que resplandece de felicidad. El abismo es terriblemente doloroso. La antítesis horrible del Ain Soph, es el abismo.
El quinto de los siete ha derramado su copa sobre la silla de la bestia y su reino se ha vuelto ahora más tenebroso que nunca. ¡Ay de los moradores de la tierra!
“Y el sexto ángel (Zachariel) derramó su copa sobre el gran río Eufrates; Y el agua de él se secó, para que fuese preparado el camino de los reyes del Oriente” (Ap. 16: 12). El Eufrates es uno de los ríos del Edem. El primero es la tierra elemental de los sabios (el Tatwa Prithvi). El segundo es el agua elemental (el Tatwa Apas). El tercero es el aire elemental (el Tatwa Vayú). El cuarto es el fuego elemental de los sabios (el Tatwa Tejas).
En el fuego se resumen todos los elementos. Todo sale del fuego y vuelve al fuego. El fuego creador del Espíritu Santo es el río Eufrates.
Zachariel derrama su copa sobre el río Eufrates y entonces el río se seca. Los anglosajones y franceses están perdiendo el poder de crear.
El Eufrates se está secando y las mujeres se están volviendo estériles. Ahora en Inglaterra y Francia, las estadísticas están registrando mayor número de muertos, y menor número de nacimientos. Millares de almas están entrando diariamente al abismo. A esas almas ya no se les da más cuerpo. El resultado entonces es menor cantidad de nacimientos y mayor cantidad de muertes. El río Eufrates se está secando para preparar el camino a los reyes sagrados del Oriente Interno.
“Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta (la ciencia materialista), tres espíritus inmundos a manera de ranas. Porque son espíritus de demonios, que hacen señales para ir a los reyes de la tierra y de todo el mundo, para congregarlos para la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso” (Ap. 16: 13, 14).
Esos tres espíritus inmundos a manera de ranas, constituyen el yo psicológico de todo ser humano. Estos son Coré, Dathan y Abiram. Estos son los tres traidores. Estos son los tres rebeldes que llevamos dentro. El primero es el rebelde a la naturaleza. El segundo, es el rebelde a la divina ciencia. El tercero, es el rebelde a la verdad.
El primero es el demonio del deseo; el segundo es el demonio de la mente; el tercero es el demonio de la mala voluntad. El primero está metido dentro del cuerpo astral. El segundo está metido dentro del cuerpo mental. El tercero está metido dentro del cuerpo de la voluntad (cuerpo causal).
Todos los tres son el dragón negro de las tres cabezas. Estos son Sebal, Hortelut y Stokin, los tres traidores de Hiram Abiff. Estos tres espíritus inmundos, son el yo, el ego, el mí mismo. Estos tres espíritus inmundos hacen señales: bombas H, aviones cohetes, maravillas mecánicas para engañar a las gentes, y congregarlos para la batalla. Estos tres espíritus inmundos inventan la teoría materialista: el materialismo dialéctico, el materialismo histórico, etc.
Estos tres espíritus inmundos son eruditos en ciencia materialista, y se ríen de todo lo que tenga sabor espiritual. Estos tres demonios hacen maravillas en la Química, en la Física, en la Medicina, y engañan a las gentes con milagros, y prodigios falsos.
“He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela y guarda sus vestiduras (sagradas sin perderlas), para que no ande desnudo y vean su vergüenza” (Ap. 16: 15).
“Y los congregó en el lugar que en hebreo se llama Armagedón” (Ap. 16: 16). Armagedón es la guerra atómica. Pronto los hombres usarán armas pequeñas de bolsillo, con proyectiles atómicos para herir y para desintegrar en el espacio a las bombas atómicas, y a los cohetes cargados con explosivos nucleares. Toda la atmósfera se llenará de partículas radioactivas mortales. Millones de discos voladores tripulados por otras humanidades planetarias nos vigilan. El día del cataclismo tremendo se acerca, y las humanidades de otros planetas nos observan.
“Y el séptimo ángel (Orifiel) derramó su copa por el aire, y salió una grande voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho es” (Ap. 16: 17). El ángel de Saturno echa su hoz mortal sobre la faz de la tierra y todo es consumado.
Un mundo se viene aproximando a la tierra y cuando choque con ella, todo se habrá consumado. Esa colisión de mundos será espantosa en gran manera.
“Entonces fueron hechos relámpagos y voces y truenos; y hubo un gran temblor de tierra; un terremoto tan grande, cual no fue jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra” (Ap. 16: 18).
¡Ahora es cuando se van a conocer los hombres! ¡Ahora es cuando se va a saber quién es quién! Y los ignorantes ilustrados morderán el polvo. Y los sabihondos autoritarios de algunas escuelas de bribones, tragarán lodo. Y los falsos profetas exhibirán su vergüenza en el abismo de los fracasados.
¡Que tiemble la tierra! ¡Que aúlle el lobo de la ley!
¡Ahora sí, ahora sí se conocerán los hombres y veremos a muchos llorar como rameras! Ese tiempo de las consideraciones se acabó.
Los que mataron a los profetas se encontrarán desnudos, y los que fueron aplaudidos por la gran ramera, beberán hiel bien amarga. Los bárbaros le dieron a los santos a beber miel con cicuta; ahora la ley los azotará con escorpiones. ¡Que venga la catástrofe! ¡Ahora sí! ¡Ahora es cuando se sabrá quién es quién! ¡Ahora se conocerán los hombres!
“Y la ciudad grande fue partida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la grande Babilonia vino en memoria delante de Dios para darle el cáliz del vino del furor de su ira. Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados (se los tragó la tierra)” (Ap. 16: 19, 20).
¡Eso es lo que merece la gran ramera! ¡Ya los santos dijeron lo que tenían que decir! Ahora, ¡que venga la tragedia!
¡Ha llegado la hora del gran cataclismo!
¡Que venga la ley! ¡Que ruja el huracán! ¡Que tiemble la tierra!
El tiempo de estar aguardando, ya pasó. Ahora… ¡La tragedia!
Así es como habla el Avatar de Acuario: ¡Francamente, con sinceridad! Esta vez los justos no pagarán por los pecadores. Eso sucedió una vez, y ese tiempo ya pasó.
Antes del gran cataclismo serán salvados secretamente los justos. Recordemos a Lot, sacado de la ciudad maldita; a Elías, arrebatado al cielo en un carro de fuego. Los justos serán sacados de la gran Babilonia antes del gran cataclismo.
Muchos discos voladores vendrán a la tierra. Otras humanidades planetarias nos vigilan; ellos saben la hora terrible que vivimos.
Momentos antes del estallido final, (el gran cataclismo), serán auxiliados secretamente los justos. Ellos serán transportados como Elías en un carro de fuego. Ellos vivirán en otro planeta. Y las montañas volarán por los aires hechas pedazos; hechas polvo. Y la tierra vomitará fuego y agua. La tierra se convertirá en una masa de fuego y agua.
¿La señal? ¿El día? ¿La hora?: Cuando hayan astronaves capaces de llegar a otros planetas. Cuando los hombres se preparen para conquistar y dominar por la fuerza a otras humanidades planetarias. Cuando quieran repetir en otros planetas sus sangrientas conquistas históricas.
Vivid alerta y vigilante.
Cada paso que el hombre dé en la conquista del espacio, lo acercan más y más al gran cataclismo.
Antes del gran cataclismo, habrá guerras atómicas espantosas y terribles en gran manera.
“Y cayó del cielo sobre los hombres un grande granizo como del peso de un talento: y los hombres blasfemaron de Dios por la plaga del granizo; porque su plaga fue muy grande” (Ap. 16: 21).
CAPÍTULO XXVIII:
LA RAMERA Y LA BESTIA
“Y vino uno de los siete ángeles que tenía las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la condenación de la grande ramera (la humanidad), la cual está sentada sobre muchas aguas. Con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los que moran en la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación” (Ap. 17: 1, 2).
“Y me llevó en Espíritu al desierto; y vi una mujer sentada sobre una bestia bermeja (la gran bestia cuyo número es 666), llena de nombres de blasfemia y que tenía siete cabezas y diez cuernos” (Ap. 17: 3). Las siete cabezas de la bestia son los siete pecados capitales, y los diez cuernos significan que la bestia sube del abismo y rodará al abismo.
“Y la mujer (la gran ramera) estaba vestida de púrpura y de escarlata (así se simboliza en los mundos internos), y dorada con oro y adornada de piedras preciosas y de perlas, teniendo un cáliz de oro en su mano lleno de abominaciones y de la suciedad de su fornicación” (Ap. 17: 4).
“Y en su frente un nombre escrito, un misterio: Babilonia la grande, la madre de las fornicaciones y de las abominaciones de la tierra” (Ap. 17: 5).
“Y vi la mujer embriagada de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús: y cuando la vi quedé maravillado de grande admiración” (Ap. 17: 6).
“Y el ángel me dijo: ¿Por qué te maravillas? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene siete cabezas y diez cuernos” (Ap. 17: 7).
“La bestia que has visto, fue y no es, y ha de subir del abismo y ha de ir a perdición; y los moradores de la tierra, cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida desde la fundación del mundo, se maravillarán viendo la bestia que era y no es, aunque es” (Ap. 17: 8).
“Y aquí hay mente que tiene sabiduría. Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se asienta la mujer” (Ap. 17: 9).
Los siete pecados capitales: ira, codicia, lujuria, envidia, orgullo, pereza y gula, se relacionan con los siete sub-planos o regiones tenebrosas del abismo, esos son los siete montes sobre los cuales se asienta la gran ramera.
“Y son siete reyes (los siete reyes del Edem). Los cinco son caídos, el uno es, el otro aún no es venido; y cuando viniere, es necesario que dure breve tiempo” (Ap. 17: 10).
Los cinco principios inferiores alma, mente, cuerpo astral, cuerpo etérico y físico, son caídos. El hombre está caído. El sexto principio (alma-conciencia) o BUDDHI, no se cae jamás, y gobernará en la sexta raza.
Cuando el reinado del séptimo principio venga, durará breve tiempo. Entonces habrá una raza divina: la séptima. El séptimo principio es el íntimo.
“Y la bestia que era y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición” (Ap. 17: 11).
La bestia que era y no es, es también el octavo, es la sombra de los siete Sephirotes, es el abismo.
“Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes que aún no han recibido reino; mas tomarán potencia por una hora como reyes con la bestia” (Ap. 17: 12).
Los diez cuernos de la trágica rueda subirán y bajarán, girarán con la rueda de la compensación, suben del abismo, se imponen y mandan como diez reyes, para rodar al abismo cuando la rueda del Némesis completa su vuelta fatal.
“Ellos son (los diez cuernos) y tienen un consejo, y darán su potencia y autoridad a la bestia” (Ap. 17: 13).
“Ellos pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque es el Señor de los señores, y el Rey de los reyes; y los que están con él son llamados, y elegidos, y fieles” (Ap. 17: 14).
“Y él me dice: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, y muchedumbres, y naciones, y lenguas” (Ap. 17: 15).
“Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera, y la harán desolada y desnuda; y comerán sus carnes, y la quemarán con fuego” (Ap. 17: 16). Al girar fatal de la trágica rueda de la compensación, la ramera quedará desolada y desnuda, y los diez cuernos trágicos se comerán sus carnes y la quemarán con el fuego de la fornicación entre las tinieblas del abismo.
“Porque Dios ha puesto en sus corazones ejecutar lo que le plugo, y el ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que sean cumplidas las palabras de Dios” (Ap. 17: 17).
“Y la mujer que has visto es la grande ciudad que tiene reino sobre los reyes de la tierra” (Ap. 17: 18).
La gran ciudad trágica es Babilonia la Grande, la madre de todas las fornicaciones y abominaciones de la tierra: La perversa civilización moderna.
¡Ay de aquellos que no escuchen la palabra escrita en este libro!
¡Ay de los moradores de la tierra!
¡Ay, Ay, de aquellos que traicionen la Obra de mi Padre!
CAPÍTULO XXIX:
CAÍDA ES BABILONIA
“Y después de estas cosas vi otro ángel descender del cielo teniendo grande potencia; y la tierra fue alumbrada de su gloria” (Ap. 18: 1).
“Y clamó con fortaleza en alta voz, diciendo: Caída es, caída es la grande Babilonia (la civilización perversa de esta raza), y es hecha habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de todas aves sucias y aborrecibles” (Ap. 18: 2). Aves del crimen, buitres de la guerra, aves de rapiña y del odio, etc.
“Porque todas las gentes han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra (los potentados del mundo), han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites” (Ap. 18: 3).
“Y oí otra voz del cielo que decía: Salid de ella, pueblo mío (gente iniciada en los misterios Crísticos), porque no seáis participantes de sus pecados, y que no recibáis de sus plagas” (Ap. 18: 4).
Y serán sacados secretamente los justos de entre esta gran ciudad. Y serán llevados en naves interplanetarias antes del gran cataclismo.
Perecerán los perversos moradores de la tierra “porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades” (Ap. 18: 5).
Los justos vivirán en otro planeta mientras la tierra pasa por una gran transformación geológica. Más tarde ellos retornarán a este inundo para formar la sexta raza. Babilonia la grande se convertirá en cenizas y sangre.
“Tornadle a dar como ella os ha dado, y pagadle al doble según sus obras; en el cáliz que ella os dio a beber, dadle a beber doblado. Cuanto ella se ha glorificado, y ha estado en deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su corazón: yo estoy sentada reina y no soy viuda, y no veré llanto” (Ap. 18: 6, 7).
“Por lo cual en un día vendrán sus plagas: muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque el Señor Dios es fuerte, que la juzgará” (Ap. 18: 8). La Gran Ramera recoge el fruto de sus malas obras. El que siembra rayos, recoge tempestades. Esa es la ley. La gran ramera cosechará el fruto de sus maldades.
La gran ramera será quemada con el fuego de la guerra atómica, y con el fuego cósmico que con el choque planetario, convertirá al mundo en una masa de fuego y vapor de agua.
Todo esto se cumplirá en la Nueva Era Acuaria. Antes del cataclismo final veréis cosas espantosas. El Vaticano será destruido. Las grandes ciudades del mundo serán reducidas a cenizas, sangre y ruinas, los dineros no valdrán, y los seres humanos se matarán por un mendrugo de pan. La gran Babilonia se convertirá en polvo.
“Y llorarán y se lamentarán sobre ella los reyes de la tierra (los potentados del oro y de la plata; los señores del petróleo y los buitres de la guerra), los cuales han fornicado con ella y han vivido en deleites, cuando ellos vieren el humo de su incendio, estando lejos (tratando de huir del desastre), por el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, Ay de aquella gran ciudad de Babilonia; aquella fuerte ciudad (la civilización moderna), porque en una hora vino tu juicio!” (Ap. 18: 9, 10).
“Y los mercaderes de la tierra lloran y se lamentan sobre ella, porque ninguno compra más sus mercaderías. Mercaderías de oro y de plata, y de piedras preciosas y de perlas y de lino fino, y de escarlata, y de seda, y de grana, y de toda madera olorosa, y de todo vaso de, marfil, y de todo vaso de madera preciosa, y de cobre, y de hierro, y de mármol. Y canela, y olores, y ungüentos, y de incienso, y de vino, y de aceite; y flor de harina y trigo, y de bestias, y de ovejas, y de caballos, y de carros, y de siervos, y de almas de hombres” (Ap. 18: 11-13). Hasta con las almas de hombres hacen negocio los mercaderes de la tierra.
“Y los frutos del deseo de tu alma se apartaron de ti; y todas las cosas gruesas y excelentes te han faltado, y nunca más las hallarás” (Ap. 18: 14). La guerra atómica acabará con todo.
Mientras llega la catástrofe final “los mercaderes de estas cosas, que se han enriquecido se pondrán lejos de ella (huirán de las ciudades) por temor de su tormento, llorando y lamentando. Y diciendo: ¡Ay, Ay, aquella gran ciudad (la civilización moderna), que estaba vestida de lino fino y de escarlata, y de grana, y estaba dorada con oro, y adornada de piedras preciosas y de perlas!” (Ap. 18: 15, 16).
“Porque en una hora han sido desoladas tantas riquezas. Y todo patrón, y todos los que viajan en naves, y marineros, y todos los que trabajan en el mar, se estuvieron lejos. Y viendo el humo de su incendio, dieron voces, diciendo: ¿Qué ciudad era semejante a esta gran ciudad?” (Ap. 18: 17, 18).
“Y echaron polvo sobre sus cabezas; y dieron voces llorando y lamentando, diciendo: ¡Ay, Ay, de aquella gran ciudad, en la cual todos los que tenían navíos en la mar se habían enriquecido de sus riquezas; que en una hora (la hora del Karma y del castigo) ha sido desolada!” (Ap. 18: 19).
“Alégrate sobre ella, cielo, y vosotros, santos, apóstoles, y profetas; porque Dios ha vengado vuestra causa en ella” (Ap. 18: 20).
El rayo de la Justicia cósmica caerá sobre esta perversa civilización de víboras, y no habrá remedio.
“Y un ángel fuerte tomó una piedra, como una grande piedra de molino (la piedra filosofal), y la echó en la mar (el semen Cristónico), diciendo (sellada la profecía): Con tanto ímpetu será derribada Babilonia (la civilización moderna), aquella gran ciudad, y nunca jamás será hallada” (Ap. 18: 21).
“Y voz de tañedores de arpas, y de músicos, y de tañedores de flautas y de trompetas, no será más oída en ti; y todo artífice de cualquier oficio, no será más hallado en ti, y el sonido de muela no será más en ti oído” (Ap. 18: 22).
“Y luz de antorcha no alumbrará más en ti, y voz de esposo ni de esposa no será más en ti oída; porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra (los grandes señores de los negocios); porque en tus hechicerías, todas las gentes han errado” (Ap. 18: 23).
Hechicería es el becerro de oro, hechicería es la idolatría, hechicería es el escepticismo del materialismo dialéctico. Hechicería es explotación de almas, hechicería es magia negra, brujería, etc.
Por todo esto será destruida Babilonia la grande, la madre de todas las fornicaciones y abominaciones de la tierra.
“Y en ella fue hallada la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra” (Ap. 18: 24).
CAPÍTULO XXX:
EL BUDHA MAITREYA
“Después de estas cosas oí una gran voz de gran compañía en el cielo que decía: Aleluya, salvación y honra y gloria y potencia al Señor, Dios nuestro” (Ap. 19: 1).
“Porque sus juicios son verdaderos y justos, porque él ha juzgado a la gran ramera (la humanidad que ha corrompido la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos (los iniciados), de la mano de ella” (Ap. 19: 2).
“Y otra vez dijeron: Aleluya. Y su humo subió para siempre jamás” (Ap. 19: 3).
“Y los veinticuatro ancianos (del Zodíaco), y los cuatro animales (de la alquimia sexual), se postraron en tierra, y adoraron a Dios (la Verdad), que estaba sentado sobre el trono (interno), diciendo: ¡Amén! ¡Aleluya!” (Ap. 19: 4).
“Y salió una voz del trono (que tenemos en la profundidad del Ser), que decía: Load a nuestro Dios (Interno), todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes” (Ap. 19: 5).
“Y oí como la voz de una grande compañía, y como el ruido de muchas aguas (las aguas seminales), y como la voz de grandes truenos (la voz de los dioses), que decía: ¡Aleluya, porque reinó el Señor nuestro Dios Todopoderoso (que llevamos dentro)!” (Ap. 19: 6).
“Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque son venidas las bodas del Cordero, y su esposa (el alma), se ha aparejado” (Ap. 19: 7).
“Y le fue dado que se vista de lino fino (la túnica de Maestros), limpio y brillante; porque el lino fino son las justificaciones de los santos” (Ap. 19: 8).
“Y él me dice: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena del Cordero y me dijo: Estas palabras de Dios son verdaderas” (Ap. 19: 9).
“Y yo me eché a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira que no lo hagas, yo soy siervo contigo, y con tus hermanos que tienen el testimonio de Jesús: Adora a Dios (que es tu Dios Interno) porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía” (Ap. 19: 10).
“Y vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que estaba sentado sobre él (el quinto de los siete), era llamado Fiel y Verdadero, el cual con justicia juzga y pelea” (Ap. 19: 11). Aquel que escribe este libro, da testimonio de esta profecía, porque es el siervo Bodhisattva del quinto de los siete.
El Hijo habla la palabra del Padre y da testimonio del Padre. El Padre es uno con el Hijo. El Hijo uno con el Padre.
El Hijo no se siente digno de desatar las sandalias al Padre. Sólo el Padre es perfecto.
El Padre se goza en el Hijo, y el Hijo se goza en el Padre.
El Budha Maitreya Samael, es el Kalki Avatara de la Nueva Era, el jinete del caballo blanco. Empero su hijo, el pobre siervo que escribe este Mensaje de Acuario, realmente no se siente ni siquiera merecedor de besar los sagrados pies al Padre.
El Budha Maitreya resplandece de gloria, y su hijo se arrodilla.
“Y sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno entendía sino él mismo (por estar escrito con caracteres de la Lengua de la Luz), y estaba vestido de una ropa teñida en sangre (durante la batalla contra la Logia Negra, en los mundos suprasensibles), y su nombre es llamado el Verbo de Dios” (Ap. 19: 12, 13). El Avatara de la Nueva Era, es un Verbo.
“Y los ejércitos que están en el cielo le seguían en caballos blancos (la caballería del nirvana), vestidos de lino finísimo, blanco y limpio (porque son Maestros)” (Ap.14).
“Y de su boca sale una espada aguda (la palabra), y para herir con ella a las gentes (para herir a los demonios; a las gentes separadas del Dios Interno), y él (el Verbo) los regirá con vara de hierro (en el abismo), y él pisa el lagar del vino del furor, y de la ira del Dios Todopoderoso” (Ap. 19: 15). Los tenebrosos han peleado contra el Verbo, pero el Verbo pisa el lagar del vino del furor y los lanza al abismo.
Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito (con caracteres sagrados en una cinta) este nombre: Rey de reyes y Señor de señores (Ap. 19: 16).
El poder del Rey no está en la frente. El poder del Rey está en el sexo. El cetro de los reyes sagrados, las dos columnas del templo y la cruz del Redentor están hechos con la madera del árbol del bien y del mal. Este es el árbol del conocimiento (el sexo). Cuando el hombre y la mujer se unen sexualmente, algo se crea. Recibiendo el fuego sagrado del Espíritu Santo, nos convertimos en reyes y señores de la naturaleza.
El Kundalini es el fuego del Espíritu Santo. El Kundalini se desarrolla, evoluciona y progresa dentro del aura del Maha Choan. El Maha Choan es el Espíritu Santo, el Tercer Logos que encontramos en la fragua de Vulcano. Esa fragua es el sexo. Sólo con la magia sexual (el arcano A.Z.F.) se despierta el Kundalini.
El gran sabio alemán Krumm Heller, dice en la octava Lección del Curso Zodiacal, lo siguiente: “En vez del coito que llega al orgasmo, deben prodigarse reflexivamente dulces caricias, y frases amorosas y delicados tanteos manteniendo constantemente apartada la mente de la sexualidad animal, sosteniendo la más pura espiritualidad, como si el acto fuera una verdadera ceremonia religiosa”.
“Sin embargo, puede y debe el hombre introducir el Pene y mantenerlo en el sexo femenino (metido en la vulva), para que sobrevenga a ambos una sensación divina que puede durar horas enteras, retirándolo en el momento en que se aproxime el espasmo, para evitar la eyaculación del semen, de esta manera tendrán cada vez más ganas de acariciarse”. No se debe derramar el semen, ni dentro de la vulva, ni fuera de ella, ni por los lados, ni en ninguna parte.
Continúa el doctor Krumm Heller diciendo: “Esto se puede repetir tantas veces cuantas se quiera sin jamás sobrevenir el cansancio, pues todo lo contrario, es la clave mágica para ser diariamente rejuvenecido, manteniendo el cuerpo sano y prolongando la vida, ya que es una fuente de salud, con esta constante magnetización”.
“Sabemos que en el magnetismo ordinario, el magnetizador comunica fluidos al sujeto, y si el primero tiene esas fuerzas desarrolladas, puede sanar al segundo. La transmisión del fluido magnético se hace de ordinario por las manos o por los ojos; pero es necesario decir que no hay un conductor más poderoso, mil veces más poderoso, mil veces superior a los demás, que el miembro viril y la vulva, como órganos de recepción”.
“Si muchas personas practican eso a su alrededor, se esparcirá fuerza y éxito para todos los que se pongan en contacto comercial a social con ellos; pero en el acto de magnetización divina, sublime a que nos referimos, ambos, hombre y mujer se magnetizan recíprocamente siendo el uno para el otro como un instrumento de música que al ser pulsado, lanza o arranca sonidos prodigiosos de misteriosas y dulces armonías. Las cuerdas de ese instrumento están esparcidas por todo el cuerpo, y son los labios y los dedos los principales pulsadores de él, con la condición de que presida este acto la pureza más absoluta, que es la que nos hace magos en ese instante supremo”.
En estos párrafos del Maestro Huiracocha, está la clave para despertar el Kundalini. Este es el arcano A.Z.F. Este es el Gran Arcano.
Cuando Cazotte, el gran poeta francés, escribió su famoso libro titulado “El Diablo Amoroso”, fue entonces visitado por un hombre que venía envuelto en una capa. Ese misterioso personaje fue el maestro Zanoni. El visitante misterioso hizo luego algunos saludos secretos que Cazotte no entendió. Cazotte no era iniciado; pero Zanoni lo inició.
El estilo en que fue escrito “El Diablo Amoroso”, está cerca del arcano A.Z.F.
Zanoni comunicó de labio a oído el Gran Arcano al gran poeta francés. Todavía recordamos las terribles profecías de muerte, en el famoso banquete de Cazotte.
Algunos iniciados quisieron revelar el Gran Arcano y otros se opusieron. Cazotte exaltado por la sabiduría profetizó a unos, el exilio, a otros, el cadalso, el suicidio, el puñal, el veneno, y por último, profetizó su propia muerte en el cadalso. Todas las profecías de Cazotte se cumplieron con exactitud asombrosa.
Otro personaje maravilloso fue el poderoso y enigmático Conde Cagliostro. Este hombre de edad indescifrable es un verdadero Maestro que tiene el elixir de larga vida. Nadie puede tener este elixir sin haber trabajado con el arcano A.Z.F.
Cagliostro tragó tierra entre el sepulcro y se escapó de la fosa sepulcral porque había recibido el elixir de larga vida. Cagliostro practicó magia sexual intensamente. Cagliostro fue discípulo del Conde San Germán.
Cagliostro fue alquimista. Transmutaba el plomo en oro y fabricaba diamantes legítimos. A este Maestro se le conoció en distintos lugares del mundo. A veces usaba en un país un nombre, en otros usaba otro, etc. Se le conoció con los nombres de Tis-chio, Milissa, Belmonte, D’anna, Fénix, Pellegrini, Bálsamo, Mésmer, Harut y Cagliostro, según consta en el famoso proceso sobre “El Collar de la Reina”, título éste de una obra de Alejandro Dumas. Ragón comete el crimen de calumniar al Gran Copto. Eliphas Levi también calumnia al Conde Cagliostro acusándolo de mago negro. El Gran Copto convivió con el famoso Schrader en Alemania, y en Inglaterra con el insigne teósofo Georges Coston.
Con su ciencia de la piedra filosofal, Cagliostro le salvó la vida al Arzobispo de Rohan.
La Baronesa de Oberkirch dijo del Gran Copto lo siguiente: “No era absolutamente bello; pero jamás vi fisonomía igual. Su mirada, más que profunda, era sobrenatural. Yo no sabría definir la expresión de sus ojos: eran, al par, el hielo y el fuego, influenciando de un modo irresistible; ya atrayendo, ya repeliendo”.
En Estrasburgo tuvo muchos discípulos alquimistas. Cagliostro fue juzgado por la Inquisición, encerrado en la Bastilla, y después en la Fortaleza de Leone.
La inquisición lo condenó a muerte; Pero el enigmático y poderoso Conde Cagliostro desapareció de la prisión misteriosamente.
La muerte no pudo contra Cagliostro. Cagliostro todavía vive con su mismo cuerpo físico, porque cuando un Maestro ha tragado tierra entre el sepulcro, es Señor de los vivos y de los muertos.
Nadie puede llegar a estas alturas Iniciáticas, sin la práctica secreta de la magia sexual. Todo aquel que rechace el Gran Arcano, es un verdadero necio.
Fue mucho lo que sufrieron los grandes iniciados antiguos, y fueron muchos los que perecieron en las pruebas secretas cuando aspiraban al secreto supremo del Gran Arcano. Hoy entregamos el arcano A.Z.F. públicamente impreso en este Libro. Aquel que rechace este precioso tesoro es un imbécil.
Otro que se realizó con la magia sexual fue San Germán. El Conde de San Germán, Maestro de Cagliostro, se rejuvenecía a voluntad y aparecía y desaparecía instantáneamente cuando menos se esperaba. El Conde San Germán hasta se daba el lujo de pasar por muerto, y entrar al sepulcro para escapar luego, con su cuerpo en estado de Jinas.
Por lo común, esos Maestros que tragaron tierra, cumplen su misión en algún país, y luego se dan el lujo de pasar por muertos, para cerrar un capítulo de su vida inmortal. Saint Germain, según las memorias de cierta aristocrática dama contemporánea de Luis XV, se le apareció hasta 1723, muchos años después de muerto, completamente joven para predecir la Revolución Francesa y la trágica muerte de Luis XVI. Entonces Saint Germain señaló a los pésimos ministros franceses y desafió sus iras haciéndose invisible a voluntad, e imprendible.
Saint Germain fue el músico rival de Paganini. Paganini es un mago negro.
Saint Germain tiene el don de lenguas. Habla correctamente todos los idiomas del mundo. Este Gran Maestro fue consejero de reyes y sabios. Leía en pliegos cerrados, aparecía y desaparecía como el rayo; transmutaba el plomo en oro y fabricaba diamantes vivificando el carbón; se creía que había nacido en Jerusalem y que tenía una edad de más de dos mil o tres mil años. Nosotros sabemos que el Conde San Germán vive todavía con su mismo cuerpo físico. Ese Gran Maestro trabajó con el arcano A.Z.F., es decir, practicó magia sexual intensamente. A eso debe su poder. Por eso recibió el elixir de larga vida. San Germán trabaja con el rayo de la política mundial. Es lástima que María Antonieta no hubiera escuchado los consejos de San Germán.
Cagliostro fue el mejor discípulo de San Germán. Cagliostro vivió en la época de Jesucristo; fue amigo de Cleopatra en Egipto; trabajó para Catalina de Médicis; fue el Conde Fénix, etc. Cagliostro el discípulo de Altotas, aún vive con su mismo cuerpo físico, sin que la muerte haya podido cortar el hilo de su preciosa existencia.
San Germán estuvo antes de la segunda guerra mundial en Europa y luego regresó a su Santuario del Tibet. No está el Rey en la frente sino en el sexo.
Todas las disciplinas de la yoga -toda la Kriya- culminan en el secreto supremo del Gran Arcano. Cuando un yogui está preparado, recibe de labios a oído el arcano A.Z.F. La Orden Sagrada del Tibet tiene la obligación de comunicarle al yogui, de labios a oído, el Gran Arcano.
Esa Orden está compuesta por 201 miembros. La Plana Mayor tiene 72 Brahmanes. La meditación suprema y la absoluta adoración nos llevan hasta el éxtasis (Shamadi). Todo maestro del Shamadi (éxtasis), es un iluminado.
Empero debemos saber que la iluminación es una cosa, y la realización es otra cosa distinta. Un maestro del Shamadi (éxtasis), puede, durante sus estados de suprema adoración, desembotellar la mente que normalmente está embotellada en el yo, y vivenciar la verdad. Empero eso no significa encarnar la verdad. Después del éxtasis, la mente vuelve a embotellarse en el yo, y el místico continúa en su misma vida trágica y dolorosa. Sólo encarnando la verdad, hay en el hombre revolución total. El que quiere encarnar la verdad, necesita edificar el templo sobre la piedra viva. Esa piedra viva es el sexo.
El templo de la sabiduría tiene siete columnas; esos son los siete grados de poder del fuego. Son siete serpientes: dos grupos de a tres, con la coronación sublime de la séptima lengua de fuego, que nos une al Uno, a la Ley, al Padre.
La primera serpiente pertenece al cuerpo físico. La segunda, al cuerpo vital. La tercera al astral. La cuarta, al mental. La quinta al cuerpo de la voluntad. La sexta, al cuerpo Buddhico. Y la séptima, al íntimo. Estas son las siete escalas del conocimiento. Las siete serpientes no se levantan simultáneamente todas juntas. El magisterio del fuego es muy difícil y se avanza por grados.
Primero hay que levantar la primera serpiente; después la segunda; más tarde la tercera, etc. El yogui que no practique con el arcano A.Z.F., es un jardín sin agua. Practicad la yoga, pero trabajad con el Gran Arcano en el magisterio del fuego.
Si vos, querido lector, suponéis que existe algún otro camino para lograr el desarrollo, evolución y progreso del Kundalini. Samael Aun Weor, el Budha Maitreya de la Nueva Era Acuaria, os jura solemnemente que estáis absolutamente equivocado. Jamás se ha conocido en alguna escuela de misterios de esta tierra, o de los otros planetas del infinito, otro camino opuesto o distinto al sexo.
Si tú eres ya una anciana; si tú ya no puedes tener contacto sexual; si tú eres ya anciano; si estáis enfermo; si comprendes que tu vehículo físico ya no te sirve para trabajar con el arcano A.Z.F.; Entonces, entrénate en el astral. Aprende a salir conscientemente en cuerpo astral.
Prepárate, hijo mío, con la concentración, la meditación y la adoración. Sé casto en pensamiento, palabra y obra. Comprende tus errores. Aniquila no solamente el deseo, sino hasta la sombra misma del deseo. Prepárate hijo mío con la comprensión creadora, y apura tu trabajo con el arcano A.Z.F., para la futura reencarnación.
¿Eres anciano? ¿Eres anciana? ¿Eres algún inválido? Entonces no te desanimes, amado hijo. No te llenes de inacción. En tu futura reencarnación podréis trabajar con el arcano A.Z.F. y os convertiréis en un dios.
Empero, si tú estas lleno de juventud, si no sois impotente, si eres un macho completo, y rechazas el Gran Arcano, para seguir fornicando escondido entre las especulaciones de la mente, ¡infeliz de ti! ¡Ay de ti! ¡Ay, Ay, Ay, más te valiera no haber nacido, porque ahora rodarás al abismo inevitablemente!
El sofisma aquél de que existen muchos caminos para llegar a Dios, es falso de toda falsedad. Nuestro Adorable Salvador sólo nos señaló un camino estrecho, y una puerta angosta, y dijo:
“Porfiad a entrar por la puerta angosta (el sexo), porque os digo que muchos procurarán entrar y no podrán. Después que el padre de la familia se levantare y cerrare la puerta, y comenzareis a estar fuera, y a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos; y respondiendo os dirá: No os conozco de dónde seáis. Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas Enseñaste; y os diré: Digo que no os conozco de dónde seáis; apartaos de mí, obreros de iniquidad. Allí será el llanto y el crujir de dientes; cuando viereis a Abraham y a Isaac, y a Jacob, y a todos los profetas en el Reino de Dios, y vosotros excluidos”.
Aquellos que suponen que sin el arcano A.Z.F., pueden encarnar al verbo, son ignorantes. El Akasha es el agente del sonido. El Kundalini es Akáshico. Sin el Akasha, el verbo no puede encarnarse; porque el Akasha es el agente del sonido. Hay que levantar la serpiente Akáshica para encarnar el verbo. El Kundalini (fuego Akáshico) se hace creador con la palabra. El Kundalini es el vehículo del verbo creador. La energía creadora del Maha Choan es sexual y parla en la laringe creadora. Sin el arcano A.Z.F., nadie puede encarnar el verbo.
El quinto de los siete, el Verbo de Acuario, os dice: “El Rey no está en la frente. El Rey está en el sexo”.
En el fondo de todas las escuelas de misterios, está el Gran Arcano. Si tú rechazas el Gran Arcano, ¡infeliz de ti! ¡Ay, Ay, Ay! Si tú tienes la mente llena de teorías y arrojas este libro diciendo: es otro libro más, como los tantos que he leído, ¡ay de ti! ¡Ay, Ay, Ay!, Habéis rechazado la palabra; habéis insultado al verbo; habéis firmado vuestra propia sentencia de muerte y rodaréis al abismo. No estamos amenazando, querido lector; estamos advirtiendo.
La vida inició su retorno hacia la Gran Luz; el juicio final ya fue hecho, y los tiempos del fin ya llegaron. Los que no sean capaces de levantar su serpiente por el canal medular, no podrán ascender con la vida que retorna al Absoluto, y se hundirán en el abismo. Esos se convertirán en demonios.
“Y vi un ángel que estaba en el sol, y clamó con gran voz, diciendo a todas las aves que volaban por medio del cielo: Venid y congregaos a la cena del Gran Dios, para que comáis carnes de reyes, y de capitanes, y carnes de fuertes, y carnes de caballos y de los que están sentados sobre ellos; y carnes de todos libres y siervos, de pequeños y de grandes” (Ap. 19: 17, 18).
La guerra atómica y el gran cataclismo que se avecinan, acabarán con todos: libres y siervos, pequeños y grandes.
“Y vi la bestia, y los reyes de la tierra y sus ejércitos, congregados para hacer guerra contra el que estaba sentado sobre el caballo, y contra su ejército” (Ap. 19: 19).
Las legiones tenebrosas comenzaron a entrar en el Avitchi (abismo) después del juicio final hecho en 1950. Entonces se iniciaron grandes batallas en los mundos astral y mental. Y la bestia y los tenebrosos de la gran Logia Negra, se congregaron para hacer guerra contra el que estaba sentado sobre el caballo (el Verbo), y contra su ejército.
El Bodhisattva que escribe este libro da testimonio de estas batallas que la Logia Negra ha lanzado contra aquel que es su Padre que está en secreto.
Era urgente el juicio final y la entrada de los tenebrosos al abismo. Estas batallas de los mundos internos, repercutirán en el mundo físico con guerras atómicas y espantosas catástrofes.
“Y la bestia fue presa (en el abismo), y con ella el falso profeta (el intelectualismo materialista), que había hecho las señales delante de ella (con sus milagros y prodigios falsos, tales como bombas de hidrógeno, bombas atómicas, inventos sorprendentes, y por último, su torre de Babel), con la cual había engañado a los que tomaron la señal de la bestia (los cuernos), y habían adorado su imagen (la ciencia materialista). Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego ardiendo en azufre” (Ap. 19: 20). Ese lago de fuego ardiendo en azufre, es el fuego de la pasión y del desastre, el abismo, el Avitchi, la octava esfera sumergida, los infiernos atómicos de la naturaleza.
“Y los otros fueron muertos con la espada que salía de la boca del que estaba sentado sobre el caballo, y todas las aves fueron hartas de la carnes de ellos” (Ap. 19: 21).
Cuando alguien que tiene cuerpo entra al abismo, se rompe el Antakarana entre el cuarto y quinto principios humanos. Esos cuaternarios, separados de la tríada espiritual, son demonios.
Cuando una persona es muy perversa, el espíritu la abandona.
Esas personas sin espíritu son demonios. Cuando el espíritu sale del cuerpo definitivamente, esa persona pasa por la muerte, aunque siga viviendo. Entonces ese espíritu figura en el libro de los desencarnados.
Actualmente existen muchas personas que ya no tienen el espíritu (el íntimo). Toda persona que pierde el íntimo, se convierte en demonio. Todo demonio es del abismo. Todos aquellos que pelean contra el Verbo, son muertos por la espada terrible que él lleva en su boca. Todas estas tragedias; todas estas catástrofes; todas estas profecías, todos estos cataclismos tienen una base muy sólida. Esa base es el retorno de la vida hacia el Absoluto.
Aquellos que no sean capaces de levantar la serpiente sobre la vara, no pueden retornar hacia el Absoluto, porque el retorno es interno y se fundamenta en cada paso de la serpiente. La serpiente debe subir los 33 grados de la Médula Espinal.
Tenemos que retomar subiendo por las siete escalas del conocimiento. Tenemos que retornar por cada uno de los siete grados de poder del fuego. No podemos retornar con teorías, porque ninguno de nosotros es hijo de ninguna teoría. Cada uno de nosotros es hijo de un hombre y de una mujer.
La cuestión es sexual, porque nosotros existimos por el sexo. Aquellos que cometen el error de rechazar el arcano A.Z.F., se hundirán en el abismo inevitablemente. Los que no quieran hundirse en el abismo, deben empezar a subir la séptuple escala del fuego ardiente.
Recordad que el abismo está lleno de gentes de buenas intenciones.
Recordad que el abismo está lleno de personas que se sienten perfectas y santas. En el abismo entrarán muchos místicos fornicarios.
Aquellos que dicen: yo no practicaré con el arcano A.Z.F., yo sigo con mi religión, mi escuela es mejor, mi sistema es superior, existen otros caminos, etc., se hundirán en el abismo, porque al huir de la puerta del Edem (el sexo), entonces encontrarán la puerta del abismo.
Nosotros salimos del Edem por la puerta angosta del sexo. Y sólo por esa puerta podemos retornar al Edem. El Edem es el mismo sexo.
El retorno de la vida hacia el Absoluto significa la caída de la gran Babilonia, la catástrofe y el desastre final.
Nosotros, los Hermanos del Templo, otrora entregamos el arcano A.Z.F. a la humanidad de la antigua Tierra-Luna. Entonces aquellos que aceptaron el Gran Arcano se elevaron al estado angélico. En aquella época de la antigua Tierra-Luna, nosotros hicimos las mismas advertencias. Nuestro trabajo fue realizado cuando la humanidad lunar había llegado a la edad en que se encuentra actualmente la humanidad terrestre. Entonces la vida inicia su retorno al Absoluto, y los hermanos cumplimos siempre con el deber de advertir y Enseñar. Aquellos que otrora en la antigua Tierra-Luna rechazaron el Gran Arcano, se convirtieron en demonios lunares terriblemente perversos. Esos demonios sublunares moran ahora en el abismo.
Algunos seres humanos de la quinta raza raíz de la luna aceptaron el Gran Arcano ya muy tarde, y ahora se están levantando al estado angélico. A este grupo retardado se le dio una nueva morada. Ese grupo vive ahora en otro planeta.
Los hermanos Max Heindel y Rudolf Steiner cometieron el error de suponer que la Luna es un pedazo de tierra proyectado al espacio. Aquellos que trabajamos otrora con la humanidad Lunar sabemos que la Luna fue una Tierra del espacio, más antigua que nuestro planeta Tierra.
La Luna es la madre de la tierra porque la vida que hoy evoluciona en nuestro planeta tierra, otrora estuvo encarnada en la Luna.
En otro tiempo, cuando la vida inició su retorno al Absoluto, allá en la antigua Tierra-Luna, entonces también tuvo su tremendo Apocalipsis. Ahora cuando la gran vida haya abandonado absolutamente a la tierra, entonces ésta también se convertirá en una nueva Luna.
Las esferas sublunares constituyen el abismo.
En esas tenebrosas regiones nombrar a la Virgen, significa provocar la ira de los demonios.
Los tenebrosos odian a la Virgen y atacan furiosamente a todo aquel que se atreva a nombrarla en sus regiones.
La Virgen Madre del Mundo es el Kundalini.
Los tenebrosos odian a la Gran Madre que convertida en serpiente de fuego, sube por el canal medular.
Cuando la serpiente baja desde el coxis, se convierte en la cola de Satán. La serpiente bajando, es la horrible culebra tentadora del Edem.
En los ángeles la serpiente sube victoriosamente por el canal medular. En los demonios, la serpiente es la cola de Satanás.
CAPÍTULO XXXI:
EL MILENIO Y EL JUICIO
“Y vi un ángel descender del cielo (el quinto de los siete) que tenía la llave del abismo, y una grande cadena en su mano” (Ap. 20: 1).
“Y prendió al dragón, aquella serpiente antigua (Yahvé), que es el diablo y Satanás, y le ató por mil años” (Ap. 20: 2).
En el año de 1950, el genio del mal, cuyo nombre es Yahvé, ingresó al abismo. Yahvé está pagando un Karma terrible. Yahvé es un ángel caído, terriblemente perverso. Yahvé es aquel demonio que tentó a Jesús en el desierto y tentándole le decía: ITABABO. Yahvé es el jefe Supremo de la Logia Negra. Yahvé es el autor secreto de la crucifixión de nuestro Adorable Salvador. Yahvé es el polo antitético de Jesús. Los soldados romanos que crucificaron al Adorable, constituyen la guardia de honor de Yahvé. Ahora Yahvé está crucificado en el abismo. Ese es su Karma. La cruz del diablo está invertida.
Yahvé está crucificado con la cabeza hacia abajo y los pies hacia arriba. El pueblo judío adora a Yahvé y sigue a Yahvé.
El quinto de los siete “arrojolo al abismo y le encerró, y selló sobre él, porque no engañe más a las naciones, hasta que mil años sean cumplidos; y después de esto es necesario que sea desatado un poco de tiempo” (Ap. 20: 3).
Yahvé y sus legiones permanecerán en el abismo una edad. Después es necesario que sea desatado un poco de tiempo más.
Hay que darles a los perdidos una última oportunidad para que se arrepientan.
“Y saldrá para engañar las naciones que están sobre los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de congregarlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar” (Ap. 20: 8).
“Y subieron sobre la anchura de la tierra, y circundaron el campo de los santos, y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los devoró” (Ap. 20: 9).
¡Ay, Ay, Ay! de aquellos infelices que no sepan aprovechar la última y muy breve oportunidad que se les dará a los perdidos. Ellos se hundirán en el abismo eternamente.
“Y el diablo que los engañaba, fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde está la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche para siempre jamás” (Ap. 20: 10).
“Y vi los muertos grandes y pequeños, que estaban delante de Dios; y los libros (del Karma) fueron abiertos; y otro libro fue abierto, el cual es de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras” (Ap. 20: 12).
Cada ser humano tiene su propio libro. Las obras de cada ser humano están escritas en su libro con caracteres sagrados.
“Y el mar dio sus muertos que estaban en él, y la muerte y el infierno dieron los muertos que estaban en ellos; y fue hecho juicio de cada uno según sus obras” (Ap. 20: 13).
“Y el infierno y la muerte fueron lanzados en el lago de fuego. Esta es la muerte segunda” (Ap. 20: 14).
“Y el que no fue hallado escrito en el libro de la vida, fue lanzado en el lago de fuego” (Ap. 20: 15).
La vida ha iniciado su retorno a la Gran Luz. Los tiempos del fin ya llegaron. Millones de seres humanos, tan numerosos como las arenas de la mar, ya tienen los cuernos en la frente, y la marca fatal en las manos. Yahvé fue atado en el abismo, y las multitudes lo adoran.
“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fue dado hacer juicio; y vi las almas de los degollados por el testimonio de Jesús, y por la palabra de Dios, y que no habían adorado la bestia, ni a su imagen, y que no recibieron la señal en sus frentes, ni en sus manos y vivieron y reinaron con Cristo mil años (una gran edad)” (Ap. 20: 4).
Desde los antiguos tiempos, todos aquellos que aceptaron el arcano A.Z.F., se transformaron en reyes y sacerdotes de la naturaleza. Ellos gobernarán ahora bajo las órdenes del Cristo, en la Nueva Era.
Esta es la primera resurrección; y se reencarnarán los reyes, los reyes divinos, para gobernar.
“Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad en estos; antes serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con él mil años (una edad)” (Ap. 20: 6).
La muerte segunda es espantosa y terrible en gran manera. En el abismo los tenebrosos se van desintegrando lentamente hasta morir. Eso es la muerte segunda.
Aquellos que acepten el arcano A.Z.F., se salvarán del abismo y la muerte segunda. Esos se convertirán en dioses y podrán cantar: ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
TERCERA PARTE
LA NUEVA JERUSALEM
“SICUT SUPERIUS SICUT QUOT INFERIUS”
CAPÍTULO XXXII:
LA NUEVA JERUSALEM
“Y vi un cielo nuevo, y una tierra nueva (la tierra del futuro, después del gran cataclismo); porque el primer cielo y la primera tierra (la actual), se fueron, y el mar ya no es” (Ap. 21: 1).
“Y yo Juan vi la santa ciudad, Jerusalem nueva (la tierra de la futura sexta raza), que descendía del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido (el Cristo)” (Ap. 21: 2).
“Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios (Interno) será su Dios con ellos” (Ap. 21: 3).
“Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será más, y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas son pasadas” (Ap. 21: 4).
“Y el que estaba sentado en el trono (el Dios Interno) dijo: He aquí, yo hago nueva todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas” (Ap. 21: 5).
“Y díjome: Hecho es. Yo soy Alpha y Omega; el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré de la fuente del agua de vida gratuitamente” (Ap. 21: 6). Realmente Él es Alfa y Omega, el principio y el fin de todas las cosas.
El hombre tiene el cuerpo, el alma y el Íntimo. Más allá del Íntimo, todo hombre tiene tres profundidades: La primera es el origen de la vida; la segunda es el origen de la palabra, y la tercera es el origen de la fuerza sexual.
Estas tres profundidades divinales de cada hombre constituyen el resplandeciente Dragón de Sabiduría. Cada hombre tiene su Dragón de Sabiduría. Él es el Dios Interno. Y es Alfa y Omega, el principio y el fin. Él es el Cristo Interno que el hombre necesita encarnar dentro de sí mismo.
A todo aquel que tenga sed, él le dará de la fuente, del agua de vida gratuitamente. Dichoso aquel que sepa beber de las aguas puras de vida, porque nunca jamás volverá a tener sed (Juan 4: 14). La clave está en el arcano A.Z.F.
El fuego (I: Ignis) debe fecundar el agua (A: Aqua, agua) para que nazca el Espíritu (O: Origo; Principio, espíritu).
El gran Maestro Huiracocha ha hablado sobre el I.A.O. extensamente en su «Logos, Mantram, Magia», y en su novela «Rosacruz». Este Mantram se vocaliza letra por letra, separando cada letra y prolongando el sonido de cada letra en el preciso instante de estar conectado a la esposa (la sacerdotisa). Así despierta la serpiente sagrada.
“El que venciere (la pasión sexual), poseerá todas las cosas; y yo seré su Dios (me encarnaré en él), y él será mi hijo (porque se ha Crístificado). Mas a los tenebrosos (miedosos, cobardes e incrédulos), a los abominables y homicidas, a los fornicarios y hechiceros, y a los idólatras, y a todos los mentirosos, su parte será en el lago ardiendo con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Ap. 21: 7, 8).
El lago ardiendo con fuego y azufre, es el lago de la pasión carnal. Ese lago son los bajos fondos animales del hombre, y su región atómica es el abismo. Allí los tenebrosos se van desintegrando lentamente hasta morir. Esa es la muerte segunda.
“Y vino a mi uno de los siete ángeles que tenía las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo diciendo: Ven acá; yo te mostraré la esposa, mujer del Cordero” (Ap. 21: 9).
El ser humano puede viajar en cuerpo astral a cualquier lugar del mundo, o del infierno. La clave para salir conscientemente en cuerpo astral es la siguiente: Acostado boca arriba en su lecho, adormézcase el discípulo vocalizando las sílabas LA RA. El estudiante vocalizará estas dos sílabas separadamente, sin juntarlas entré sí, así:
LA….. RA…..
La vocalización de estas dos sílabas sagradas se hace mentalmente.
Estas dos sílabas tienen el poder de hacer vibrar intensamente las energías sexuales. El discípulo vocalizando, se adormecerá entre su cama tranquilamente. Cuando el estudiante vocaliza estas dos sílabas, hace vibrar las energías sexuales, las energías creadoras del Tercer Logos.
Esta clase de energías, cuando vibran intensamente, produce un sonido muy dulce y apacible, algo semejante al canto del grillo. El estudiante debe aprender a manejar este sonido. Esa es la sutil voz que nos confiere el poder de salir conscientemente en cuerpo astral. En instantes de estar escuchando el místico sonido, el estudiante debe levantarse de su cama y dirigirse a cualquier lugar del mundo. No es cuestión de levantarse mentalmente. Lo que estamos Enseñando tradúzcase en hechos.
Al levantarse el discípulo, se desprende de su cuerpo físico, y entonces puede entrar en los mundos superiores para estudiar los grandes misterios de la vida y de la muerte. Todo aquel que quiera aprender a cantar las dos sílabas sagradas, que escuche la flauta encantada de Mozart. Esa obra fue una iniciación que Mozart recibió en Egipto.
El profeta fue sacado de su cuerpo en espíritu y llevado a ver la Jerusalem Celestial. “Y llevóme en espíritu a un grande y alto monte, y me mostró la grande ciudad santa de Jerusalem, que descendía del cielo de Dios, teniendo la claridad de Dios; y su luz, era semejante a una piedra preciosa, como piedra de jaspe, resplandeciente como cristal” (Ap. 21: 10, 11).
Esta piedra preciosísima, como piedra de jaspe, son los órganos sexuales de los Cristificados. La piedra resplandece como cristal. Recordemos al cristal, vidrio líquido, flexible, maleable. Ese vidrio es el semen Cristónico. Vitriolo (Visita Interiora Terrae Rectificando Invenies Ocultum Lapidem: Visita el interior de la tierra que rectificando encontrarás la piedra oculta). Esa piedra oculta es la piedra filosofal. Hay que buscar en el interior de nuestra tierra filosófica, que rectificando hallaremos esa piedra preciosísima, como piedra de jaspe, resplandeciente como cristal.
Inmissio Membri Virilis in Vaginam Sine ejaculatio Seminis.
El sabio Huiracocha dice: “Probadlo. La posición descrita puede durar una hora y se sentirá una sensación de bienestar inefable. Pecho contra pecho, los dos plexos solares en inmediato contacto, todos los centros astrales sobrepuestos permiten un intercambio de corrientes para establecer una justa androginidad”.
Todo iniciado levanta su propia Jerusalem sobre la piedra viva. Esa piedra es el sexo. Existe la Jerusalem del hombre, la Jerusalem de arriba y la Jerusalem de abajo. “Sicut que superius Sicut quod inferius”.
Los mundos superiores son la Jerusalem de arriba. La tierra de la futura sexta raza es la Jerusalem de abajo. El hombre y todos sus vehículos Cristificados es la Jerusalem humana. La Nueva Jerusalem resplandece de gloria.
“Y tenía un muro grande y alto con doce puertas (las doce puertas zodiacales en el universo y en el hombre); y en las puertas, doce ángeles (zodiacales), y nombres escritos que son los de las doce tribus de Israel” (Ap. 21: 12). Son los doce tipos fundamentales en que se divide la humanidad de acuerdo con la influencia de los doce signos zodiacales.
“Tal como es arriba es abajo”. El hombre tiene doce facultades gobernadas por doce ángeles atómicos. En el espacio estrellado y en el hombre existen doce signos zodiacales. Es necesario transmutar la energía sexual y hacerla pasar por las doce puertas zodiacales del organismo humano.
Continúa hablando el profeta sobre las doce puertas zodiacales así: “Al oriente tres puertas, al norte tres puertas; al mediodía tres puertas; al poniente tres puertas” (Ap. 21: 13).
“Y el muro de la ciudad tenía doce fundamentos y en ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero” (Ap. 21: 14). Los doce signos zodiacales, y las doce esferas energéticas que se penetran y compenetran sin confundirse.
En los doce planos se realiza totalmente la humanidad solar. El arcano doce es el fundamento de la Jerusalem Celestial, el arcano doce es el símbolo de la alquimia sexual. En el tarot el arcano doce aparece así: “Símbolo, un hombre que está colgado por un pie y cuyas manos están atadas a la espalda, de modo que su cuerpo forma un triángulo con la punta hacia abajo y sus piernas una cruz por encima del triángulo. La potencia tiene la forma de una Tau hebrea; los dos árboles que la sostienen tienen cada uno seis ramas cortadas”. Este es el sacrificio y la obra realizada. Este se llama alquimia sexual.
Existen en el mundo millones de libros de yoga, ocultismo, teosofía, rosacrucismo, etc. Existen también millares de escuelas, algunas de ellas con muy antiguas tradiciones y muy venerables.
Podría un estudiante someterse a las más rigurosas disciplinas, practicar con la Kriya, visitar millares de escuelas, centros, logias; adquirir títulos, grados, y recibir de sus instructores bellos nombres y muy sonoros; pero si el estudiante no practica magia sexual, no pasará de ser muy venerable para su gente, muy culto y hasta erudito.
Pero allá arriba, en los mundos superiores será siempre un aficionado a los estudios espirituales, un discípulo ignorante, una pobre sombra mística, un profano, o en el peor de los casos, un peligroso sujeto. Hay que trabajar con el oro y la plata; hay que trabajar con la luna y el sol para edificar la Jerusalem Celestial dentro de cada hombre. El oro y la plata, el sol y la luna, son las fuerzas sexuales del hombre y la mujer.
La mujer alquimista tampoco debe llegar hasta el orgasmo fisiológico. Así transmuta sus energías sexuales y despierta la culebra. El grado más alto que alcanza la mujer en estos estudios, es el grado de Virgen.
La alquimia sexual es el arte hermético. El arte hermético es altamente científico, altamente filosófico y altamente místico. En el arcano doce se halla encerrada toda la ciencia y la filosofía de la Gran Obra. En el semen Cristónico se esconde el fuego secreto viviente y filosofal. La mística de la alquimia sexual es la de todos los viejos iniciados. La filosofía de la alquimia sexual tiene sus principios en la escuela de los Esenios; en la escuela de Alejandría; en las Enseñanzas de Pitágoras; en los misterios de Egipto, Troya, Roma, Cartago, Eleusis; en la sabiduría de los aztecas y de los mayas, etc.
La ciencia de la alquimia sexual y sus procedimientos hay que estudiarlos en los libros de Paracelso, Nicolás Flamel, Raymundo Lulio. También encontramos los procedimientos escondidos entre el velo de todos los símbolos, en las figuras hieráticas de los viejos jeroglíficos de muchos templos antiguos, en los mitos griegos, egipcios, etc.
¡Tú! que buscas la iniciación. ¡Tú! que lees tanto.
¡Tú! que vives mariposeando de escuela en escuela, siempre buscando, siempre anhelando, siempre suspirando, dime con sinceridad: ¿Ya despertaste el Kundalini? ¿Ya abriste las siete iglesias de tu médula espinal? ¿Ya encarnaste el Cordero?
¡Tú! que buscas, dime: ¿Ya dominas los terremotos? ¿Caminas sobre las aguas? ¿Controlas los huracanes? ¿Calmas las tempestades? ¿Parlas en el lenguaje de oro?
¿Ves en los mundos superiores, y sois capaz de estudiar toda la historia de la tierra y de sus razas, en los archivos sellados de la naturaleza?
Contéstame, hermano lector. Sé sincero contigo mismo. Pon la mano en tu corazón y contéstame con sinceridad: ¿Te has realizado? ¿Estás seguro que con tus teorías te convertirás en un dios.? ¿Qué has logrado? ¿Qué has conseguido con todas tus teorías?
El pobre siervo que escribe este libro es un iniciado en los misterios lemures, egipcios, tibetanos, etc., y jamás conoció en la historia de los siglos a algún Maestro auténtico que se hubiera podido Crístificar sin practicar magia sexual.
Si tú tienes esperanza de liberarte, de realizarte, de cristificarte sin practicar magia sexual, eres digno de piedad, mereces compasión, eres un imbécil. Hay que transmutar el plomo de la personalidad en el oro purísimo del espíritu.
La sal (materia) y el azufre (fuego), son urgentes para preparar el mercurio filosófico (semen). A este mercurio hay que transmutarlo y sublimarlo hasta el corazón. En el corazón está el Cristo. En el corazón se mezclan las fuerzas que vienen de arriba con las que suben de abajo. Lo de abajo debe mezclarse con lo de arriba, para que lo de abajo suba a los mundos superiores de la Gran Luz.
Así es como logramos el ligamen de la cruz con el triángulo. La cruz hombre debe ligarse con el triángulo espíritu, mediante el oro potable (fuego sagrado del sexo). Estos son los doce fundamentos de la Jerusalem Celestial.
El hombre que se forma entre el vientre materno es el resultado del acto sexual, no es el resultado de ninguna teoría, ni de ninguna escuela. El hombre es hijo de un macho y de una hembra. Hubo besos, hubo amor, hubo un varón, hubo una mujer y también hubo un coito que te engendró y esa madre que te parió.
¿Por qué te olvidas de eso? ¿Con qué teoría te engendraron? ¿Por qué quieres ahora nacer como un Maestro del Gran Día en los mundos de la luz, excluyendo el Phalo y el útero? Lo natural es lo natural, querido lector; no cometas el error de querer nacer con teorías. Nadie puede nacer por las patas, ni comer con las rodillas. Cada cosa en su lugar. Cada cosa con su cosa.
Lo que es natural es natural. El nacimiento del Hijo del Hombre es sexual ciento por ciento. Si a pesar de todo lo que te decimos, tú tienes todavía esperanzas de lograr la iniciación con el famoso sistema fuelle -a base exclusiva de ejercicios respiratorios-, el tiempo y los años os van a probar que estáis equivocado, y rodaréis al abismo inevitablemente.
El sistema fuelle, los asanas, las kriyas, etc., son magníficos, son maravillosos, no los podemos subestimar, son coayudantes útiles para el despertar de los chacras y la limpieza de los canales nerviosos, etc. Pero si el yogui no practica magia sexual se hundirá en el abismo, aun cuando sea fanático del sistema fuelle.
“Y el que hablaba conmigo, tenía una medida de una caña de oro para medir la ciudad, y sus puertas, y su muros” (Ap. 21: 15). La caña de oro es la espina dorsal del hombre.
A lo largo del canal medular suben los fuegos espinales. El desarrollo, ascenso y evolución del Kundalini es dificilísimos. Cada una de la treinta y tres vértebras espinales corresponde a las treinta y tres cámaras sagradas del templo. Los fuegos espinales están controlados por los fuegos del corazón. El Kundalini sube muy lentamente basado en magia sexual y santificación. Cada vértebra tiene sus virtudes y sus pruebas. Es imposible lograr el ascenso a cualquier vértebra sin el permiso de los fuegos cardiacos. Los méritos del corazón controlan el ascenso del Kundalini.
El Gurú que no haya recibido la caña, no es un Gurú verdadero. Todo iniciado que levanta la serpiente sobre la vara recibe la caña. La ciudad y las puertas y su muro deben ser medidos con la caña. La Jerusalem de todo hombre debe ser medida con la caña. El maestro que todavía no ha despertado el Kundalini, es un falso profeta.
Existen tres vestíbulos: Primero, el vestíbulo de la ignorancia. El segundo, el vestíbulo del estudio. Tercero, el vestíbulo de la sabiduría.
En el primer vestíbulo viven las multitudes humanas. En el segundo vestíbulo están todas las teorías, escuelas, logias, ordenes, etc. El tercer vestíbulo es el de la sabiduría. En este vestíbulo encontramos al Maestro y al Dios Interno que nos conducen a la Gran Luz.
Cuando estamos en el segundo vestíbulo, estudiamos astrología, yoguismo, teosofía, etc.
Entonces estamos buscando; visitamos escuelas, mariposeamos de flor en flor. Cada flor es una secta, teoría, escuela, logia, etc.; y así hay gentes que pasan muchas reencarnaciones buscando, curioseando aquí y acullá leyendo, etc.
Cuando el estudiante cansado de suspirar quiere al fin saber, se mete por la puerta angosta, estrecha y difícil. Esa puerta es el sexo. Entonces es cuando realmente estamos en la tercera sala. La Sala de la Sabiduría. En esta sala encontramos al Dios Interno y al Gurú que nos conduce a la Gran Realidad. Necesitamos edificar la Jerusalem Celestial sobre la piedra viva.
“Y la ciudad está situada y puesta en cuadro, y su largura es tanta como su anchura: y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios, la largura y la anchura y la altura de ella son iguales” (Ap. 21: 16).
Hemos llegado a la cuadratura del circulo, al movimiento perpetuo. La ciudad está situada puesta en cuadro. Esto nos recuerda al Santo Misterioso Tetragrammaton, el Santo Cuatro.
Si exploramos profundamente el interior de nuestro Ser Divinal, hallamos tres profundidades. Esas tres profundidades emanan del punto matemático. Es urgente saber que ese punto es un átomo súper divino del Espacio Abstracto Absoluto. El nombre cabalístico de ese átomo es el de “Ain Soph”.
Las tres profundidades Crísticas que llevamos dentro, emanan del Ain Soph. Este es el ternario emanado del punto matemático. 3 + 1 = 4. Tres más uno es igual a cuatro. He aquí el Santo Tetragrammaton.
El Dragón de Sabiduría (el Cristo Interno) emanó del Ain Soph, y volverá al Ain Soph. La ciudad está puesta en cuadro porque es el templo perfecto del Cordero. Y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios. El número doce mil se descompone cabalísticamente así: 12,000 = 1 + 2 = 3. He ahí el ternario, el Cordero que emanó de un átomo súper divino.
El Adorable resplandece dentro de los vehículos internos de todo aquel que se haya Crístificado. Eso es amor.
Es imposible edificar la Nueva Jerusalem sin el Santo Cuatro.
El nombre del Eterno tiene cuatro letras hebraicas: IOD, HE, VAU, HE.
Estos son los cuatro vientos. Pocos son los que saben pronunciar este nombre como es debido. Todo aquel que quiera edificar la Nueva Jerusalem, debe despertar el fuego sagrado del Kundalini. La serpiente Pentecostal es el INRI, el Azoe. El sol es su padre, la luna su madre, el viento la llevó en su vientre, y la tierra filosófica fue su nodriza.
El alquimista que quiera edificar la Nueva Jerusalem, debe trabajar en su laboratorio con el azufre (fuego), el azoe (aire), el mercurio (agua) y la tierra.
La Gran Obra esta simbolizada por el león (fuego), el águila (aire), el hombre (agua) y el toro (tierra).
Estos cuatro elementos forman la Cruz de la Iniciación. Sabed vosotros que la cruz de la iniciación se recibe en el Templo-Corazón.
Debemos trabajar con los elementales del fuego, de los aires, de las aguas y de la tierra, en la Montaña Sagrada. Esa Montaña Sagrada ya sean los Himalayas o los Alpes o la Cordillera Andina, simboliza la médula espinal con sus treinta y tres vértebras. En la Montaña Sagrada debemos ser alquimistas. Sólo así podemos recibir la iniciación en el Templo-Corazón. Necesitamos transmutar el plomo en oro para edificar la Nueva Jerusalem.
Las salamandras encienden el fuego y fecundan a las ondinas del agua para que nazca la vida.
Los gnomos o pigmeos que habitan entre la Gran Cordillera, transmutan el plomo en oro. Los silfos alegres y juguetones animan el fuego para que la Gran Obra se realice.
El recipiente debe estar herméticamente cerrado, para impedir a toda costa que la materia prima se derrame. Así es como el plomo de la personalidad se transmuta en el oro vivo del espíritu. El recipiente debe estar animado por el fuego de las salamandras. “Cuece y recuece y vuelve a cocer, y no te canses de cocer”.
Los silfos del aire animan las llamas del pensamiento. Los gnomos transmutarán el plomo de tus pasiones en el oro del espíritu, y las ondinas, a veces pasionales, se moverán dichosas entre la materia prima o esperma universal.
Las criaturas del fuego, del aire, de las aguas y de la tierra, no pueden estar ausentes en la Gran Obra. Sin las criaturas de los cuatro elementos no se puede transmutar el plomo en oro.
Los gnomos no podrían transmutar el plomo en oro, sin agua y sin ondinas. El agua y las ondinas deben ser fecundadas y calentadas por el fuego abrasador de las salamandras. Sólo así es posible evaporar las aguas, y transmutar el plomo de la personalidad en el oro purísimo del espíritu. Sin la mística acción de los silfos, el alquimista se desanima y la Gran Obra fracasa. Estas criaturas de los cuatro elementos están dentro de nosotros mismos, aquí y ahora. Todo Maestro de transmutaciones metálicas edifica la Jerusalem Celestial.
“Y la ciudad esta situada y puesta en cuadro, y su largura es tanta como su anchura”. Sin el Santo Cuatro es imposible edificar la Nueva Jerusalem.
IOD, es el hombre; HE, la mujer; VAU, el Phalo; HE, la Vulva.
Con el Santo Nombre del Eterno se escriben las cosas inefables. Y los animales vienen y se van. Las cuatro letras sagradas se mueven y combinan en toda la creación.
“Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, medida de hombre, la cual es de ángel” (Ap. 21: 17). 144 = 1 + 4 + 4 = 9. esta es la novena esfera (el sexo).
Hay que bajar a la novena esfera (el sexo), y trabajar con el fuego y el agua, origen de mundos, bestias, hombres y dioses. Toda iniciación auténtica blanca, comienza por allí.
A la novena esfera bajaron todos aquellos que lo encarnaron. Hermes, Jesús, Krishna, Rama, etc. A la novena esfera bajaron también Budha, Dante, Pitágoras, etc. Hilariux IX dice que el descenso a la novena esfera era, en los antiguos misterios, la prueba máxima para la suprema dignidad del Hierofante.
El nueve es medida de hombre, la cual es de ángel. Nueve meses permanecemos entre el vientre materno. Sólo en la novena esfera puede nacer el Hijo del Hombre. No se ha conocido jamás ángel que no haya nacido en la novena esfera.
Aquel que quiera cortar la cabeza a la Medusa (el yo) debe bajar a la novena esfera.
Aquel que quiera encarnar al Cristo, tiene que bajar a la novena esfera. Aquel que quiera disolver el yo debe bajar a la novena esfera. La novena esfera es el Sanctum Regnum de la omnipotencia divina del Tercer Logos. En la novena esfera hallamos la fragua encendida de Vulcano.
Todo pichón que trabaje en la Gran Obra, debe apoyarse en su báculo, alumbrarse con su propia lámpara y envolverse en su manto sagrado. Todo pichón debe ser prudente. Si queréis encarnar al Cristo, sed como el limón. Huid de la lujuria y del alcohol. Matad hasta las más íntimas raíces del deseo.
“Y el material de su muro era de jaspe; mas la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio” (Ap. 21: 18).
Sólo con la piedra filosofal (el sexo) podemos levantar el muro de la Nueva Jerusalem. Mas la ciudad (los vehículos internos del hombre) era de oro puro, semejante al vidrio limpio. Los leones de oro adornan los tronos de los reyes divinos. El oro simboliza al fuego sexual del Kundalini.
El oro potable (fuego Pentecostal) es semejante al vidrio líquido flexible, maleable. Ese vidrio es el semen Cristónico. Los fuegos dorsales son pentecostales. Los fuegos del corazón son Crísticos y en la frente centellean terriblemente los rayos del Padre.
“Y los fundamentos del muro de la ciudad estaban adornados de toda piedra preciosa. El primer fundamento, era jaspe (la piedra filosofal); el segundo, zafiro; el tercero, calcedonia; el cuarto esmeralda; el quinto, sardónica; el sexto, sardio; el noveno, topacio; el décimo, crisoprasa; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista” (Ap. 21: 19, 20). Cada una de estas piedras representa determinadas virtudes. Todas estas piedras sagradas adornan la espada de justicia.
Existen nueve iniciaciones de misterios menores y siete grandes portales de misterios mayores. Todas las iniciaciones las recibe el íntimo. El Testamento de la Sabiduría dice: “Antes de que la falsa aurora amaneciera sobre la tierra, aquellos que sobrevivieron al huracán y a la tormenta, alabaron al íntimo, y a ellos se les aparecieron los Heraldos de la Aurora”.
El yo no recibe iniciaciones. La personalidad humana no recibe nada. Sin embargo, el yo de muchos iniciados se llena de orgullo diciendo: Yo soy un maestro, yo tengo tantas iniciaciones. El yo se cree iniciado y goza reencarnándose “dizque” para perfeccionarse. El yo no se perfecciona jamás. El yo se reencarna para satisfacer deseos. Eso es todo.
Las experiencias de cada reencarnación complican al yo y lo vuelven cada vez más perverso. La evolución es un proceso de complicación de la vida. Conforme vamos disolviendo al yo, recibimos las piedras preciosas. En los mundos superiores el íntimo recibe sus piedras sagradas: anillos, cadenas, joyas inefables adornadas con las sagradas piedras, etc.
Cualquier mala acción es suficiente como para perder ciertas piedras sagradas, lo cual significa pérdida de grados. Un iniciado que obligaba a su mujer a realizar el acto sexual estando enferma, estuvo a punto de perder un zafiro de su espada. Afortunadamente el iniciado supo obedecer cuando fue advertido por la Logia Blanca.
El yo es memoria, manojo de recuerdos, polvo de los siglos. Conforme lo vamos disolviendo recibimos grados y piedras preciosísimas. Cuando el Dragón de Sabiduría ha disuelto el yo, entonces los diez Sephirotes resplandecen como piedras preciosas en su inefable cuerpo de gloria.
Primero debemos decapitar al yo con la espada, en la fragua encendida de Vulcano. Después comenzamos a morir lentamente. El yo se va disolviendo a base de alquimia y rigurosa comprensión. Eso es revolución total.
“Y las doce puertas eran doce perlas; en cada una, una; cada puerta era de una perla. Y la plaza de la ciudad era de oro puro como vidrio transparente” (Ap. 21: 21).
La perla es lunar. El sexo es lunar. Las doce perlas simbolizan el fuego sexual de Pentecostés resplandeciendo en las doce facultades del hombre. La plaza de la Jerusalem Celestial es de oro puro como vidrio transparente. La Jerusalem humana tiene doce puertas, doce vehículos.
Los hermanos teosofistas han estudiado el septenario del hombre. Todo Crístificado tiene doce cuerpos, doce vehículos que lo conectan a la Gran Realidad. Existen doce esferas energéticas donde vive y se desenvuelve una humanidad solar. Así, pues, la Jerusalem Celestial tiene doce puertas, y cada puerta es una perla, una región o mundo.
También existe un Cinturón Zodiacal con doce constelaciones. La Jerusalem Nueva, la tierra de la futura sexta raza se está gestando entre la matriz zodiacal. Toda evolución comienza en Leo y termina en Leo.
La plaza de la ciudad es de oro puro (fuego sagrado), como el vidrio, flexible, maleable, llamado también semen Cristónico. De ese vidrio líquido se levanta el fuego Pentecostal. Todos los doce vehículos de un Crístificado resplandecen gloriosamente entre el fuego y la luz del espacio infinito. Esa son las doce perlas. Esa es la Jerusalem Celestial.
Cada habitante de la Nueva Jerusalem será por si mismo una verdadera Jerusalem Celestial.
“Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso (el Ser Interno) es el templo de ella y el Cordero” (Ap. 21: 22).
Este versículo no significa que dejen de existir los templos cósmicos de instrucción interna. La cuestión es más profunda: En la Nueva Jerusalem las siete religiones actuales y las cinco mil sectas ya no tendrán razón para existir, porque el Cordero habrá encarnado en todo hombre. Esa será la edad del Cristo.
“Y la ciudad no tenía necesidad de sol (físico), ni de luna (física) para que resplandezcan en ella; porque la claridad de Dios la iluminó; y el Cordero era su lumbrera” (Ap. 21: 23).
“Y las naciones que hubieren sido salvas andarán en la lumbre de ella y los reyes de la tierra (los iniciados), traerán su gloria y honor a ella” (Ap. 21: 24).
“Y sus puertas nunca serán cerradas de día, porque allí no habrá noche” (Ap. 21: 25).
“Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella” (Ap. 21: 26).
“No entrará a ella ninguna cosa sucia, o que hace abominación y mentira; sino solamente los que están escritos en el libro de la vida del Cordero” (Ap. 21: 27).
CAPÍTULO XXXIII:
EL RÍO DE AGUA DE VIDA
Es necesario que los estudiantes del Gran Movimiento Gnóstico Mundial A.G.L.A reciban la iniciación.
Imaginación, inspiración, intuición, son los tres caminos obligatorios de la iniciación.
El pensamiento, el sentimiento y la voluntad deben liberarse totalmente del cuerpo físico.
Es indispensable aprender a salir conscientemente en cuerpo astral.
Primero. El estudiante gnóstico se elevará al conocimiento imaginativo.
Segundo. Adquirirá el conocimiento inspirativo.
Tercero. Logrará el conocimiento intuitivo.
Durante algún tiempo el estudiante se adiestrará con la imaginación, después, con la inspiración, y más tarde, con la intuición.
PRÁCTICAS
1. Conocimiento imaginativo
Las silabas MA, MA, PA, PA, BA, BA, son las primeras que articulamos en la niñez. Con estas silabas podréis comenzar la Iniciación Cantadlas asumiendo una actitud inocente, infantil. En la flauta encantada de Mozart podréis aprender la entonación de esas sagradas silabas. Mozart puso esas silabas en su maravillosa obra.
Adormeceos asumiendo una actitud infantil, recordando los primeros años de la infancia y entonando mentalmente las sagradas sílabas.
La palabra papá se vocaliza entonando en voz alta la primera sílaba PA, y bajando la voz en la segunda sílaba PA. Luego articularéis la silaba PA muchas veces. Lo mismo haréis con la sílaba MA.
Adormeceos meditando en vuestra infancia. Revivid con vuestra imaginación toda la infancia. Articulad mentalmente las sílabas sagradas.
Sabed que todo niño es clarividente hasta la edad de cuatro años. Después, los átomos inocentes de la clarividencia se sumergen entre el subconsciente. Si queréis reconquistar la clarividencia, meditad en la infancia y adormeceos profundamente articulando las primeras sílabas del niño. Ma, Ma, Pa, Pa, Ba, Ba.
La meditación y las sagradas silabas despertarán a los átomos infantiles de la clarividencia. Entonces os elevaréis al conocimiento imaginativo, aprenderéis a pensar en imágenes vivientes. La raza actual sólo piensa en concepto de ideas. Las ideas son el resultado del deseo.
Alguien piensa conquistar a una mujer, entonces le asalta una idea, etc. Las ideas son el yo. Tú aprenderás a pensar con imágenes vivientes. La meditación infantil y las sagradas sílabas, despertarán a los átomos infantiles para una nueva actividad.
El conocimiento imaginativo os confiere el poder de viajar consciente y positivamente en cuerpo etérico. Cuando el estudiante ha logrado el conocimiento imaginativo, entonces puede comenzar los ejercicios para el conocimiento inspirativo.
2. Conocimiento inspirativo
Nosotros hemos dado muchas claves para salir conscientemente en cuerpo astral, y millares de estudiantes han aprendido a salir en astral.
Empero, hemos visto en la práctica que aquellas personas que no pueden tener la mente quieta ni siquiera un instante, que están acostumbradas a mariposear de escuela en escuela, de logia en logia, siempre inquietas, siempre preocupadas, no logran salir conscientemente en cuerpo astral.
La clave para salir en astral conscientemente es vaciar la mente.
Acostado en su lecho, el estudiante rogará a su Dios Interno que lo saque del cuerpo. Luego, después de la plegaria, el estudiante debe vaciar la mente. Para esta práctica es inútil pensar.
Comprendiendo la inutilidad de pensar, el estudiante no pensará absolutamente en nada. Así, comprendiendo la inutilidad de pensar, durante esta práctica la mente quedará quieta y en silencio.
Debemos ante todo comprender que el proceso de pensar es una traba para salir en astral conscientemente.
Cuando comprendemos la inutilidad de pensar durante esta práctica que nos lleva hasta el conocimiento inspirado, entonces la mente queda naturalmente quieta y en silencio.
Hay que distinguir entre una mente que está quieta y una mente que está aquietada.
Hay que distinguir entre una mente que está en silencio y una mente que está silenciada a la fuerza,
Cuando la mente está aquietada y silenciada violentamente, entonces hay lucha secreta, y por lo tanto no está quieta, ni en silencio.
Cuando hemos comprendido la inutilidad del pensar durante estas prácticas, entonces la mente queda quieta y en silencio por sí misma.
Luego duérmase el estudiante tranquilamente. Si el estudiante logra dormirse sin pensar -con la mente quieta y en silencio-, entonces despierta conscientemente fuera del cuerpo físico y se eleva al conocimiento inspirado.
Es indispensable que el soñador despierte. Es urgente el despertar de la conciencia. Todos los seres humanos viajan en cuerpo astral durante las horas del sueño, pero desgraciadamente viven en el plano astral con la conciencia dormida, andan soñando.
Cuando el soñador despierta de sus sueños, se eleva al conocimiento inspirado. Los Maestros de la Logia Blanca no sueñan. Ellos viven a todas horas con la conciencia despierta, y en estado de vigilia, aun cuando sus cuerpos físicos estén dormidos entre sus lechos.
3. Conocimiento intuitivo
La tercera fase del conocimiento, es el conocimiento intuitivo. Para alcanzar las cimas inefables del conocimiento intuitivo, hay que besar el látigo del verdugo y la mano del que nos golpea.
Debemos amar y adorar a toda la humanidad, sacrificamos por ella y estar siempre dispuestos a dar hasta la última gota de sangre por amor a esa pobre humanidad doliente.
Todo iniciado, cuando se mueve conscientemente en cuerpo astral puede provocar el éxtasis por medio del amor. Entonces el iniciado se escapa de su cuerpo astral y se eleva a los mundos de los ángeles, arcángeles, serafines, potestades, virtudes, tronos, etc.
Entonces es cuando nos elevamos al conocimiento intuitivo.
Quien alcance las cimas inefables de la intuición, puede contemplar la futura Jerusalem Celestial.
Aquellos que suben las tres escalas de imaginación, inspiración e intuición, pueden ver la Jerusalem antigua (la tierra antigua) y la Jerusalem futura (la futura tierra que adviene después del gran cataclismo).
“Y vi un cielo nuevo, y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra se fueron y el mar ya no es” (Ap: 21: 1).
Los habitantes de la tierra futura serán ciudadanos despiertos en los mundos superiores. En la futura Jerusalem sólo habrá felicidad, paz y amor.
“Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal que salía del trono de Dios y del Cordero” (Ap. 22: 1).
Ese río de agua de vida eterna, es el semen Cristónico. Los que anhelen subir los tres peldaños de imaginación, inspiración, intuición, deben lavar sus culpas con el agua pura de vida.
Sin castidad no se alcanza ningún progreso en estos estudios.
“En el medio de la plaza de ella, y de la una y de la otra parte del río, estaba el árbol de vida (con sus diez Sephirotes), que lleva doce frutos (las doce facultades), dando cada mes su fruto: y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones” (Ap. 22: 2). Nadie hará entonces mal uso de sus poderes.
Todo aquel que ha subido los tres escalones de imaginación, inspiración e intuición, se mueve conscientemente en sus vehículos internos y visita los mundos superiores. Los diez Sephirotes constituyen las diez oleadas atómicas de la Gran Vida Universal.
El iniciado sabe moverse conscientemente entre las diez oleadas de la vida.
Existe un Sephirote secreto, ese es el Ain Soph (el mundo del Espacio Abstracto Absoluto). La antítesis fatal del Ain Soph, es el Abismo.
El iniciado que hace mal uso de sus doce facultades, se convierte en mago negro y cae al abismo.
En la Nueva Jerusalem, las hojas y los frutos del árbol de la vida servirán para la sanidad de las naciones.
“Y no habrá más maldición; sino que el trono de Dios y del Cordero estará en ella y sus siervos le servirán” (Ap. 22: 3).
“Y verán su cara; y su nombre estará en sus frentes” (Ap. 22: 4).
Todo aquel que recibe el nombre del Eterno en su frente, se ha salvado del abismo y de la muerte segunda.
Ningún incrédulo o escéptico, ningún hombre sin fe, puede entrar en la Nueva Jerusalem. Aquellos que dudan es mejor que se preparen a entrar en el abismo. Los que eyaculan el semen, los brujos, los asesinos, los mentirosos, son gente del abismo. Esa gente no pueden recibir el nombre de Dios en sus frentes.
En la Nueva Jerusalem sólo vivirán gente llena de fe, y amor, castidad y caridad, etc.
“Y allí no habrá más noche; y no tienen necesidad de lumbre de antorcha, ni de lumbre de sol (físico), porque el Señor Dios (Interno) los alumbrará; y reinarán para siempre jamás” (Ap. 22: 5).
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor Dios de los santos profetas, ha enviado su ángeles para mostrar a sus siervos las cosas que es necesario que sean hechas presto” (Ap. 22: 6).
Todo aquel que haya subido los escalones de imaginación, inspiración e intuición, está despierto en los mundos superiores. Todo iniciado cuando está fuera del cuerpo físico, puede pedir a su Maestro que le muestre la futura Jerusalem, y las cosas que es necesario que sean hechas presto. Lo que se necesita es dejar la pereza y hacer las prácticas de imaginación, inspiración e intuición que nos llevarán hasta la iniciación.
“¡Y he aquí, vengo presto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro” (Ap. 22: 7).
Este es el Mensaje de Acuario. Este es el libro de la Nueva Era.
Esta es la Doctrina Secreta del Salvador del mundo.
Continúa el Vidente del Apocalipsis (quien dicho sea de paso, está ahora desencarnado), diciendo textualmente lo siguiente: “Yo Juan, soy el que ha oído y visto estas cosas. Y después que hube oído y visto, me postré para adorar delante de los pies del ángel que me mostraba estas cosas” (Ap. 22: 8).
“Y él me dijo: Mira que no lo hagas: porque yo soy siervo contigo y con tus hermanos los profetas, y con los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios” (Ap. 22: 9).
El ángel no quiso dejarse adorar. Sin embargo, millares de discípulos gozan haciéndose adorar de las gentes. Esos son los que dicen: “yo soy un gran vidente, nada se me esconde, nada ignoro, soy un gran iniciado, soy un Maestro, todo lo sé, etc.”.
Satán goza auto-alabándose. El yo psicológico es Satán. Satán es el que dice yo soy la reencarnación de un gran Maestro, o de un gran hombre.
El Bodhisattva verdaderamente humilde nunca se auto alaba. El Bodhisattva humilde dice: “Yo soy un mísero gusano del barro de la tierra, yo soy un hombre cualquiera. Mi persona no vale nada; la obra lo es todo”.
El Bodhisattva es el alma humana de un Maestro. El Maestro es el Dios Interno.
El templo de la Vía Láctea es maravilloso… Una gran piedra cierra la entrada a los profanos. Dentro de ese templo, encontramos a millares de Bodhisattvas de la Vía Láctea. Parecen humildes campesinos analfabetos. Empero, el Dios Interno de cada uno de ellos gobierna constelaciones y mundos.
Cuando nos arrojamos a los pies de esos humildes hombres para adorarlos, ellos dicen: yo no soy nadie; yo no sé nada; yo no valgo nada.
“Mira que no lo hagas: Porque yo soy siervo contigo y con tus hermanos los profetas”.
El hombre en si es una sombra pecadora. Sólo el Vidente del vidente, el Padre que está en secreto es perfecto.
“Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro; porque el tiempo está cerca” (Ap. 22: 10).
En aquella época de Juan, todavía se podía decir: “El que es injusto, sea injusto todavía: Y el que es sucio, Ensúciese todavía: Y el que es justo, sea todavía justificado: Y el santo, sea santificado todavía” (Ap. 22: 11).
Ahora no se puede decir eso, porque los tiempos del fin ya llegaron.
Este es el instante en que tenemos que definimos como águilas o como reptiles, como ángeles o como demonios.
“Y he aquí, yo vengo presto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según fuere su obra” (Ap. 22: 12).
“Yo soy (el Cordero) el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el postrero” (Ap. 22: 13).
El Cordero es Alfa y Omega, principio y fin, el primero y el postrero.
El Bienamado entra en el alma para recompensar a cada uno según fuere su obra.
“Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida (los diez Sephirotes), y que entren por las puertas (del sexo) en la ciudad (la Nueva Jerusalem)” (Ap. 22: 14).
“Mas los perros (los falsos profetas, aquellos que fundan malas escuelas para explotar a las almas, los fornicarios, etc.) estarán fuera, y los hechiceros, y los disolutos, y los homicidas, y los idólatras, y cualquiera que ama y hace mentira” (Ap. 22: 15).
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. Y exclama Jesús, el que recibió la iniciación venusta, diciendo: “Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente, y de la mañana” (Ap. 22: 16).
Cristo es la estrella de la aurora. Cristo entra en el alma cuando recibe la iniciación venusta.
“Y el espíritu (el Cristo), y la esposa (el alma), dicen: Ven. Y el que oye diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera tome del agua de la vida de balde” (Ap. 22: 17).
Sólo tomando del agua de la vida lograréis la iniciación venusta. El que bebiere de esa agua pura de vida, nunca jamás volverá a tener sed.
Queremos decir: El que trabaje con el arcano A.Z.F., levantara el Hijo del Hombre dentro de si mismo, y entonces, nunca jamás volverá a tener sed.
“Porque yo protesto a cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro. Si alguno añadiere a estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro” (Ap. 22: 18).
“Y si alguno quitaré de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro” (Ap. 22: 19).
Todo aquel que quiera reproducir este libro, bien puede hacerlo con entera libertad. Todos aquellos que por un falso pudor le quiten a este libro los secretos del Arcano A.Z.F. ¡Ay de ellos! Dios quitará su parte del Libro de la Vida y de la Santa Ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro.
Podréis reproducir este libro a fin de que el Mensaje de Acuario llegue a todos los pueblos de la tierra; pero ¡Ay! ¡Ay! Ay! de aquellos que le añadan o le quiten las palabras del libro de esta profecía; porque en verdad, en verdad os digo, que Dios pondrá sobre él, las plagas que están escritas en este libro.
“El que da testimonio de estas cosas, dice: Ciertamente vengo en breve. Amén, sea así. Ven Señor Jesús” (Ap. 22: 20).
“La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén” (Ap. 22: 21).
FIN
INVITACIÓN FRATERNAL
a)A todos los que después de estudiar esta obra gigantesca quieran avanzar más en el campo del Esoterismo Gnóstico, deben escribir al autor del libro.
b)Tenemos cursos esotéricos para el desarrollo de todos los poderes del hombre.
c)Estamos resueltos a ayudar a todos los que toquen a nuestras puertas: “PEDID Y SE OS DARÁ”… “GOLPEAD Y SE OS ABRIRÁ”.
NOTA FINAL
Todos aquellos que después de leer este libro quieran ingresar al movimiento Gnóstico, pueden escribir al apartado 7858 – México D.F.
Dirigirse al señor RAFAEL RUIZ OCHOA, secretario general del Movimiento Gnóstico en México. El señor Ruiz hará llegar la correspondencia al Maestro SAMAEL AUN WEOR autor del presente libro. El señor Ruiz es un antiguo discípulo del Maestro SAMAEL AUN WEOR. La correspondencia puede venir bajo sobre dirigido al señor RAFAEL RUIZ OCHOA. El señor Ruiz garantiza la INVIOLACIÓN DE LA CORRESPONDENCIA. El Maestro SAMAEL AUN WEOR promete contestar toda carta. Ninguna carta quedará sin respuesta. Empero advertimos que el correo en México es carísimo.
Coopere usted enviando su óbolo para gastos de correo.